"Los puentes de Madison" es uno de los grandes clásicos del cine romántico. Una de esas historias que todos conocemos y que cada vez que hablamos de ella, los suspiros se hacen presentes.
Es muy probable que los románticos empedernidos sepan sus diálogos de memoria o derramen un par de lágrimas cada media hora de película. Si sos de los pocos que todavía no la vio, me animo a decir que, sumado a un balde de pochoclos, puede ser un gran plan para una tarde nublada o de lluvia.
Sin embargo, el largometraje dirigido por Clint Eastwood (que él mismo protagonizó junto a Meryl Streep) está basado en la obra homónima de Robert James Weller. Publicado en el año 1992, el libro se convirtió en un éxito de ventas en todo el mundo (clara razón para que tres años más tarde Eastwood lo llevara a la pantalla grande).
Situada en la década del '60, la novela narra la aventura que vivieron dos personas maduras y sensibles. Dos desconocidos que cruzaron sus caminos para alterar la normalidad de sus días.
Y esa gran historia de amor que inspiró y enamoró a tantos, hoy llega de la mano de Facundo Arana y Araceli González al Teatro Plaza.
A pesar de que es inevitable pensar en la emblemática producción encabezada por Eastwood y Streep, los actores buscaron despegarse del film de 1995 y se entregaron por completo a la mirada del "Indio" Romero, director de esta nueva versión teatral.
Sin embargo, “no hay que olvidarse nunca de semejante película”, dice el protagonista masculino de la obra. Sí: charlamos con Facundo para que nos cuente más sobre el proceso y esta puesta.
“Es una creación tan icónica, preciosa y nos ha hecho tan feliz que no se la puede dejar de lado. Lo que sí hay que hacer es sentarse tranquilo en la butaca y dejar que la imaginación juegue. El director creó todo en base a la persona que está sentada allí”, afirma Arana.
Además, añade: "De ninguna forma la pieza teatral compite con la película, sí cuenta la historia. Y esta vez lo hace a través de la versión teatral de Fernando Masllorens y Federico González Del Pino".
- Dos épocas y varios escenarios. ¿Fue un desafío adaptar estos aspectos y plasmarlos teatralmente?
- Siempre es un desafío y se logró de la mano de nuestro director, Luis Romero, que magistralmente hizo su trabajo. A él le tocó tomar varias decisiones, entre ellas, cómo resolver situaciones entre la obra y la puesta. Hoy, después de 300 representaciones que tiene la obra, me animo a decir que estoy muy orgulloso de cómo fue que resultó. Algo que también comparte la gente que ya la vio.
El actor es Robert Kincaid, un solitario fotógrafo de la revista National Geographic que viaja hasta Iowa sin saber que su monótona vida cambiará. En el otro extremo encontramos a Francesca, una solitaria ama de casa rural que detrás de su carácter y a fuerza de coraje “ha sofocado su verdadera naturaleza para cumplir con voluntad, las acciones que las cosas de la vida requieren”.
- Para preparar tu personaje, ¿en qué te basaste?
- La búsqueda de mi personaje fue muy linda y divertida. Sobre todo porque nuestro director es fotógrafo, así que me enseñó el manejo y la cotidianeidad de usar una Nikon F4. Me indicó cómo un fotógrafo vive como piensa, hacia dónde buscar. Investigué a varios fotógrafos para seguir sus visiones y experiencias. Eso me dio un muy buen arranque y una increíble plataforma para construir a mi Robert Kincaid.
- ¿Cómo fue trabajar con Araceli?
- Genial, nos llevamos bárbaro. Fue muy difícil empezar el camino, pero no por hacerlo juntos sino por el proceso que encaramos junto con el director. Era un trabajo tan honesto que fue tremendamente incómodo. Y eso no siempre te hace sonreír. Lo que hicimos fue no soltar el proyecto, agarrarnos fuerte, mirarnos a los ojos y decir “vamos para adelante, de esto algo bueno tiene que salir”. Y hoy estamos disfrutando de las mieles de laburar juntos y de no haber bajado los brazos.
Para González, hacer una obra que antes fue una película no es ninguna novedad. Es que ésta no será la primera vez que la actriz suba a las tablas con un personaje que triunfó en Hollywood.
En 2010, junto a Raúl Taibo, protagonizó “Cuando Harry conoció a Sally”, aquella comedia de 1989 inmortalizada por Meg Ryan y Billy Cristal. Y dos años antes también fue parte de otro gran éxito: la controvertida “Closer”, obra de Patrick Marber.
- ¿A qué creés que se debe el éxito que ha cosechado la obra, no sólo en el país sino también en Chile?
- Creo que el éxito va más allá de las fronteras porque cuando se trata de una historia de amor tan fuerte, es algo que persiste con el tiempo. Y en cualquier momento del partido que uno decida contar esta historia, va a estar vigente. “Los puentes de Madison” tiene una trama inoxidable y de por vida. No importa dónde ni cuándo la cuentes, es una historia de amor indestructible.
Un amor sin tiempo
En tan sólo cuatro días, Francesca y Robert viven una de las más recordadas y queridas historias de amor.
Un relato que incluye ciertos aspectos que lo alejan de aquel supuesto “amor ideal” impuesto por los condicionamientos sociales y que ya nos acostumbramos a ver en las comedias románticas locales y extranjeras.
Están aquellos que afirman que lo que lo hace único es el desgarrador mensaje que nos deja. Ese trago amargo en el que el reprimir la felicidad por aceptar “lo que es correcto”, puede más.
Lo cierto es que, como varios dicen, no importa la cantidad de tiempo que Francesca le regaló a Robert, sino la intensidad con la que vivió ese momento. Tal vez sea eso lo que la convirtió en una de las favoritas del público.
- Es una historia de amor, pero también incluye una infidelidad. ¿Por qué a la gente le gusta tanto? ¿Por qué empatiza con esta situación?
- No creo que la gente empatice con ese rasgo sino que lo olvida y se centra en la historia de amor. Es algo que va más allá de esa infidelidad. Sí creo que en el momento en que fue escrita la historia, este tema fue mucho más sensible que hoy.
A la dupla protagónica la acompañan los actores Alejandro Rattoni, Lucrecia Gelardi y Matías Scarvaci. Con producción general de Javier Faroni y dirigida por Luis Romero, la obra cuenta con escenografía a cargo de Marcelo Valiente.
El equipo lo completan: Marcelo Cuervo (iluminación) y Pablo Battaglia (vestuario).
La cita con este drama romántico y dulce tiene ahora un apunte que la película que se volvió un clásico no ofrece: vivirlo tan de cerca que casi se lo puede tocar. Así es la magia del teatro.
La ficha
Los puentes de Madison
Día y hora: hoy y mañana a las 21.30 y 23.30.
Lugar: en el Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Entradas: $ 650, $ 550 (platea baja) y $ 500 (platea alta). Disponibles en boletería del teatro, www.1000tickets.com.ar, al 0810-7778484 y en Calle Alem 22.