Con sus propias manos transformaron tubos de cartón, papel aluminio, papel manteca y cinta adhesiva en cámaras oscuras para disfrutar del eclipse sin poner en riesgo su vista. Pegados a la ventana, apuntaron uno de los extremos al sol y vivieron el espectáculo a lo grande. Con sus poderosos artefactos observaron cómo la imagen redonda del sol que se proyectaba en el papel manteca fue perdiendo ante la sombra hasta que sólo quedó una pequeña porción brillante. Así vivieron más de 50 chicos de entre 6 y 17 años el espectáculo astronómico de ayer en el Infinito por Descubrir (IxD), en el Polo Tic de Godoy Cruz.
Son los niños y adolescentes que regularmente asisten a los talleres que allí se ofrecen pero que con motivo del eclipse realizaron una actividad conjunta que los entretuvo durante horas.
Apenas llegaron los facilitadores les explicaron qué es un eclipse. Además les aclararon los riesgos de observarlo directamente y los invitaron a construir cámaras oscuras o proyectores estenopéicos.
"Se nos ocurrió organizar esta actividad porque acá trabajamos con la ciencia, no podíamos dejarlo pasar", señaló Franco Donadel, uno de los facilitadores del IxD quien suele dar talleres de Multimedia. "Les avisamos a los padres por WhatsApp esta mañana y muchos ya vinieron preparados desde casa, de lo entusiasmados que estaban", remarcó.
La actividad comenzó en el laboratorio donde trabajan los más pequeños. Allí vieron un tutorial y en grupos comenzaron a armar las cámaras. "Con un elastiquín le puse al tubo el papel manteca y el aluminio en el otro y le hicimos un agujerito", explicó Xavier Gutiérrez (9) sobre el proceso de elaboración de la cámara, que le permitió ver el sol apenas tapado. "Lo hicimos en un grupo de cinco amigos y me gustó mucho", aseguró.
Juan Francisco Masip (10) dio más detalles. "A mí me ayudó el profe y le tuve que poner cinta alrededor porque se me caía. Le pusimos cartón en el medio para no ver directamente el sol", relató. A él lo que más le llamó la atención fue que el sol por momentos parecía una luna.
La pequeña Guadalupe Arias (10) abrió grandes los ojos para describir su experiencia. “Un eclipse no ocurre siempre, es una experiencia única”, dijo convencida. Con sus amigas se apuró para terminar su cámara oscura y apuntarla a la ventana.
Dentro del grupo también hubo quienes elaboraron los proyectores en sus hogares. "Mi mamá me ayudó en mi casa, pero en vez de un tubo usamos una caja de cartón", contó Lola Giménez (12). A ella lle fascinó entender todo lo que sucede en el firmamento. "Pasan cosas impresionantes que me hacen pensar que no estamos solos en la Tierra", dijo.
Como en la provincia el eclipse no llegó a ser total, desde allí siguieron en vivo las imágenes que llegaban desde el observatorio de Chile, donde sí se pudo ver por completo al sol desaparecer.