La última presentación de la Fórmula 1 pudo haber terminado en tragedia. Así se conoció como consecuencia de un juicio que comenzó el pasado lunes contra un ciudadano de los Emiratos Arabes Unidos acusado formalmente de estar vinculado al Estado Islámico (ISIS) y de haber planeado un ataque terrorista en el circuito Yas Marina el pasado 29 de noviembre.
Según informaron ayer medios internacionales -que no tienen acceso al Tribunal de la Seguridad del Estado de los Emiratos-, contra el emiratí (cuya identidad se mantiene en secreto y solo es identificado con las iniciales M.A.H.) pesan siete cargos: además de su frustrado atentado en el circuito, también fue acusado de tratar de colocar bombas en una tienda de Ikea y en micros de turistas extranjeros y de planear ataques contra una base militar de Estados Unidos y contra altos funcionarios del país.
El diario local Gulf News, que cita a los fiscales, cuenta que el presunto terrorista intentó unirse a los yihadistas del ISIS en Irak, "pero como no logró ir allí, eligió trabajar en los Emiratos en apoyo a la organización terrorista". Pese a eso, el acusado rechazó todas las imputaciones y se declaró inocente.
En su historia hay un ribete que lo marca. Su esposa, Alaa al Hashemi, de 30 años, fue ejecutada el 13 de julio, después de haber sido condenada a muerte por el asesinato a cuchilladas de una profesora estadounidense en Abu Dhabi, a la que atacó por su nacionalidad y también en nombre del Estado Islámico. También había sido declarada culpable de intentar detonar una bomba frente a la casa de un médico estadounidense de origen egipcio, según una nota del diario catalán Sport.
En septiembre de 2014, los Emiratos Arabes Unidos se unieron a la coalición internacional antiyihadista en Siria, por lo que el estado tiene una política de tolerancia cero con los terroristas.