La incertidumbre por la desaparición de un taxista boliviano que fue visto por última vez hace once días crece conforme pasan las horas "sin ninguna pista", según se sinceraron los pesquisas. Se investiga desde una desaparición voluntaria hasta que haya sido víctima de un delito.
Juan Gabriel Ocaña Vidal nació en la ciudad de Oruro, Bolivia, pero desde hace un tiempo vive en Rodeo de la Cruz, Guaymallén.
Según su perfil de Facebook, el joven de 25 años tiene conocimientos en computación pero debido a la poca oferta laboral que tuvo, comenzó a trabajar como taxista.
El lunes 27 de enero, en medio de lo que parecía una jornada laboral habitual, desapareció. "Es como si lo hubiera secuestrado un ovni", dijo uno de los investigadores.
Ese día, Ocaña estuvo con su jefe -el dueño del taxi que conduce- por la mañana, pero por la tarde deberían volver a encontrarse así le entregaba el auto y la recaudación del día. Pero eso no sucedió.
El propietario del vehículo, extrañado ante la falta de novedades de su empleado, fue a la Oficina Fiscal 9 para denunciar que ni Ocaña ni su auto aparecían. Aunque les dijo a los auxiliares que según marcaba el GPS del taxi, el rodado estaba estacionado desde hacía horas en Soler y Paso de Los Libres de Guaymallén.
Cuando los policías llegaron hasta ese lugar, efectivamente hallaron el vehículo pero no había rastros de Ocaña. "El propietario tenía una llave así que pudimos abrir el auto. Estaba todo en orden. Policía Científica no halló ninguna pista ni adentro ni en los alrededores", afirmaron desde la Justicia.
Según el taxímetro, durante ese día Ocaña había realizado viajes por un total de 140 pesos, que tampoco estaban en el auto.
Desorientados
Los investigadores están desconcertados. Tanto es así que a su búsqueda, encabezada por personal de la división de búsqueda de personas, se ha sumado Investigaciones, algo poco habitual cuando desaparece alguien. Incluso se ha dado intervención al consulado boliviano y se ha pedido un informe para saber si Ocaña salió del país.
Los investigadores analizan desde una desaparición voluntaria, es decir que se podría haber ido solo o acompañado, hasta que haya sido víctima de algún delito.
"La situación es rara. Si se hubiese ido por sus propios medios nada le hubiera impedido terminar con su turno de trabajo y devolver el vehículo. No tenía sentido que lo dejara abandonado como apareció", especuló la fuente consultada. Además agregó que "no creen que haya sido una motivación quedarse con el dinero" ya que la cantidad de plata era ínfima. "Más que una búsqueda de paradero, esto se ha convertido en un misterio", culminaron los pesquisas.
Ayer, el Ministerio de Seguridad pidió difundir los datos del taxista, que vivía en el barrio Lihué, para que quienes tengan noticias sobre el lugar donde se encuentra, avisen a la Oficina Fiscal 9, a los teléfonos 4268886 y 4268887.