La grave situación por la que atraviesa nuestra principal industria, la vitivinícola, en relación con la fuerte caída en las exportaciones como consecuencia de la falta de competitividad en los mercados externos, era atribuible, por gran parte de los observadores, a los inconvenientes que se planteaban para las economías regionales por las políticas implementadas por el Gobierno nacional.
Se indicaba también que la Pampa Húmeda se encontraba al margen de los problemas en razón de que efectúa exportaciones con bajo valor agregado (salarios, insumos, etc.) que sí afectan al vino, frutas y hortalizas. Sin embargo, un informe difundido por la Comisión Económica Para América Latina (Cepal) permitió conocer que la Argentina se contraerá este año 5,2 por ciento interanual y será la de mayor caída entre los países que integran el Mercosur.
En su informe sobre el Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y El Caribe 2014, el organismo indica que la Argentina, junto con Perú, fue la economía de América Latina que mayor reducción presentó en sus exportaciones durante el primer semestre del año, con caídas de 10,1 y 10,2 respectivamente, y advirtió que no son positivas las medidas que impiden el envío de utilidades y remesas al exterior sino que hay que priorizar la política de incentivar la permanencia.
En su proyección a futuro, la Cepal destaca que crecerá en promedio sólo 0,8 por ciento este año, tras haber logrado aumentos de 23,5 por ciento en 2011, 1,6 en 2012 y caer 0,2 por ciento en 2013, lo que también siembra inquietud respecto de lo que puede suceder en nuestro país a corto y mediano plazo.
Si bien es cierto que lo que sucede con la Argentina respecto de sus exportaciones no sorprende, por el simple hecho de que las economías regionales viven la realidad a diario y que tampoco llama la atención que entre los países en baja vuelva a figurar Venezuela, sí se advierte lo que ocurre en Brasil, que también cayó y los resultados se están viendo ahora con los problemas con que se enfrenta Dilma Rousseff en las elecciones presidenciales. En la tabla de valores positivos para la región se ubican Ecuador con 9,7 por ciento positivo, Paraguay 9,2, Uruguay 8,2 y Nicaragua con el 8,2 por ciento. ¿Será hacia esas economías a donde deberemos mirar para poder mejorar lo nuestro?
No deja de preocupar también el hecho de que en el caso exclusivo de la Argentina, la variación interanual de contracción del primer semestre, del 10,1 por ciento de promedio, tuvo una caída pico de 16,1 por ciento en las ventas a América Latina y El Caribe, de 3,5 por ciento en las ventas a Estados Unidos, de 11,4 por ciento a Asia y con una suba de 7,4 por ciento en las ventas a la Unión Europea. La inquietud surge, para los mendocinos, porque Estados Unidos es el principal país hacia el cual van dirigidas las exportaciones de vinos y mosto, y que Brasil, con su economía también afectada, es el tercer país de destino de nuestros caldos.
El kirchnerismo, tan propenso a destacar los logros -una actitud lógica en todo gobierno- como fue el caso del satélite Arsat, por señalar el más reciente, también ha dispuesto barrer bajo la alfombra aquellos problemas que pueden afectarlo, como es el caso de la inflación, la inseguridad, los problemas de la salud y la educación; y seguramente ahora será el comercio exterior el tema del cual “no se hablará”. Y, si desde algún sector del empresariado, de los medios de difusión o de los partidos políticos opositores se llega a mencionar el problema, de inmediato será calificado como representante de los fondos buitres, principales culpables de todos los males que afectan a la Argentina. No existe autocrítica sino la defensa extrema de su política, en una mezcla de soberbia y autoritarismo.
