Por Rodolfo Cavagnaro
El denominado “Mini Davos”, el “Foro de Inversión y Negocios de Argentina 2016”, que se realiza desde hoy en el Centro Cultural Kirchner es un evento programado para atraer inversiones al país y ha generado entusiasmo entre los funcionarios por los altos niveles de empresas y la jerarquía de la mayoría de los 1.600 ejecutivos que acudirán al encuentro.
En realidad, la novedad es la reaparición de Argentina en los escenarios internacionales en un momento en que la economía global está llena de capitales que no encuentran destino por falta de proyectos atractivos.
Desde ese punto de vista, Argentina presenta una serie de alternativas interesantes en diversos sectores, donde se destacan la generación de energía (de diversas fuentes) y el desarrollo de infraestructura. En este último caso, el contratante sería el Estado, lo que le pone una limitación, salvo que se consigan financiamientos baratos de largo plazo, algo que hoy solo se consigue en los organismos multilaterales de crédito.
Para Mendoza puede ser una buena oportunidad para conseguir inversiones o asociaciones con empresas locales. Incluso, la negociación con Vale para la reactivación del proyecto de Sales de Potasio, puede ser un elemento positivo.
De todos modos las expectativas deben ser moderadas porque, de concretarse algún acuerdo, los estudios y puesta en marcha de proyectos pueden llevar unos 24 meses, con suerte. Al haberse paralizado durante varios años las inversiones, arrancar de cero requiere paciencia hasta que la maquinaria comience a marchar.
Además, hay que ver hasta qué punto el descalabro impositivo, entre Nación, Provincias y municipios, no atenta contra las posibilidades de muchos proyectos. Sabemos que la paridad cambiaria hoy está atrasada ante la inflación, pero que una devaluación no soluciona el problema en el largo plazo.
Hay que devolverle condiciones de competitividad a la economía y para eso hay que bajar los costos internos, de los que los impuestos son los principales responsables.