Con la culminación de las obras de perforación del túnel que unirá a la localidad de Cacheuta con Potrerillos, se da un paso fundamental en una obra que beneficiará al turismo de la provincia en general pero, fundamentalmente, a un grupo de familias en particular, que habían quedado relegadas como consecuencia de la construcción del dique Potrerillos.
Es de esperar también que los plazos de finalización de la obra se cumplan tal cual lo anunciado tanto por el Gobierno como por la empresa constructora y que a fin de año la gente pueda transitar normalmente un bellísimo sector que hasta este momento permanece prácticamente “escondido”.
La conclusión de las obras, tanto del camino como del túnel, significará dar una nueva vida a un grupo de familias que habían vivido durante décadas de las posibilidades que les brindaba la ubicación sobre la ruta internacional.
En su gran mayoría, los habitantes vivían de lo producido por las artesanías y por el funcionamiento de confiterías y restaurantes. Durante años, ir a tomar el té a Cacheuta constituía una de las salidas preferidas de fin de semana para una gran cantidad de habitantes de la ciudad. Sin embargo, con el traslado de la ruta y la iniciación de las obras del dique todo cambió para los casi 200 mendocinos que actualmente constituyen el núcleo poblacional de Cacheuta.
En 1999, año en que la ruta 82 fue cerrada para la construcción del dique, los habitantes de Cacheuta debieron modificar sus modos de vida. Contaban con un escenario natural imponente, como la montaña, el río y el puente colgante y con recursos como las aguas termales que le otorgan un aditamento especial. Pero restaba un aspecto esencial: la unión con Potrerillos a través de un túnel y la terminación de la ruta. Sucede que son 12 los kilómetros que unen a las dos localidades con una diferencia: mientras Cacheuta creció como un “pueblo cerrado”, Potrerillos continuó su crecimiento y cuentan con policía, centros de salud, aprovisionamiento, combustible, comunicaciones, etc.
En un futuro cercano, siempre y cuando culminen las obras dentro de los plazos anunciados, la gente de Cacheuta podrá acceder a esos servicios en pocos minutos.
Ese “aislamiento” al que aludimos, fue reconocido días atrás por el propio Gobernador al momento de recorrer las obras del nuevo túnel al expresar que habrá un antes y un después para los habitantes y calificar de “muy bien invertido” el dinero destinado a la obra.
Lo cierto es que el túnel, lo más difícil de superar, ha quedado concluido en su primera parte. Cabría recordar que los últimos cuatro gobernadores, los radicales Roberto Iglesias y Julio Cobos y los peronistas Celso Jaque y Francisco Pérez, intentaron concluir la obra de unión de las dos localidades cordilleranas pero vieron frenados sus intentos como consecuencia de los problemas que se planteaban para la construcción del túnel.
Los 375 metros de perforación de la roca que concluyeron días pasados determinaron que fueran calificados como un verdadero “hito” por la complejidad que presentaba el terreno.
Lo que se ha concretado es fundamental pero resta camino por recorrer. Estará conformado por las obras que deberán terminarse, a lo que deberá sumarse el apoyo -en algunos casos económicos y en otros en infraestructura- para que los habitantes de Cacheuta puedan concretar sus anhelos, postergados durante casi dos décadas.