Durante el mes de febrero de este año, la Universidad Champagnat y la Federación Económica de Mendoza (FEM) realizaron su encuesta habitual de expectativas empresariales. Lo que llama poderosamente la atención en esta ocasión son las que corresponden al empleo.
Específicamente se les preguntó a cada entrevistado que si “en relación al personal ocupado en su explotación, en los próximos cuatro meses” esperaba que aumentara, disminuyera o permaneciera constante. El 45% manifestó que esperaba que disminuyera moderadamente. Este porcentaje es el más alto desde que se ha comenzado a realizar la encuesta (noviembre de 2013), siendo el promedio de esta categoría 18,6% durante todos los meses relevados.
Esta situación es congruente con las expectativas respecto de las ventas, ya que el 40% de los entrevistados esperan que disminuyan en el período comprendido entre febrero y junio de 2016. Asimismo, el 83% espera que sus costos aumenten durante los próximos meses.
En síntesis, los empresarios agrupados en la FEM esperan un cuatrimestre signado por la destrucción de puestos de trabajo, en un contexto inflacionario y de caída de los niveles de actividad.
¿Cuáles son las razones para tener en mente este escenario hacia el futuro?
En primer lugar, un contexto internacional excepcionalmente adverso para las exportaciones de la provincia. Brasil, uno de los principales destinos de nuestros productos, mostró una recesión que llevó a una caída de su PBI de cerca del 3,5%. La difícil situación política y económica de este país presupone que este escenario no cambiará en el corto plazo.
En segundo lugar, desde el lado de los sectores relacionados con la agricultura, el clima también ha influido negativamente en los volúmenes producidos. Esto ha agravado por el lado de la oferta las señales negativas provenientes del mercado interno y externo.
En tercer lugar, la situación fiscal adversa de la Provincia, la que ha influido negativamente sobre los niveles de actividad, especialmente entre las empresas relacionadas con la provisión y la inversión pública. Por último, las medidas provenientes de la política económica nacional han sido en su gran mayoría pro inflacionarias y pro cíclicas (en el sentido de profundizar los efectos recesivos provenientes de otros frentes).
Estas expectativas surgen de un estado de situación que poco tiene que ver con una posición política favorable o desfavorable respecto de las nuevas gestiones, tanto provincial como nacional. El peso de la realidad ha frustrado cualquier viento de esperanza en la actividad de los empresarios mendocinos.
La apertura al financiamiento externo, a partir del arreglo con los fondos buitres, puede ser una buena señal, pero seguramente no llegará rápidamente a las pequeñas empresas, que son la mayoría de las que forman parte de la muestra que releva esta encuesta. Habrá que esperar realidades y medidas más contundentes para cambiar el humor del pequeño empresario mendocino.