Expectativas de un moderado rebote del empleo

Expectativas de un moderado rebote del empleo

Con la Administración Macri no sólo se registraron cambios para "volver a la normalidad" en política tributaria, agropecuaria, financiera, cambiaria y de precios, sino que también el mercado de trabajo se fue adaptando a un escenario diferente. Para entender cómo evolucionará 2017 analicemos algunos de esos cambios, todavía en proceso.

Menos demanda del sector público. El mercado se acostumbró entre 2004 y 2015 a un fuerte crecimiento del empleo público. Con una tasa anual de crecimiento del 4% ello permitió absorber la población que ingresaba al mercado laboral. Con más del 20% del empleo en el sector público, expandir los planteles al 4% garantizó "trabajo para todos". Ello chocó con la explosión del déficit fiscal ("impuestos para todos") y por lo tanto tuvo que cambiar en 2016. Ese año el empleo público creció mucho menos y para noviembre ya lo hacía apenas al 0,8% anual.

Para 2017 no hay margen fiscal, y se espera "congelar" vacantes. O sea, se frenó el motor del empleo público, probablemente por varios años.

Motores en frío en el sector privado. El motor del empleo privado formal ya se había plantado años atrás (en el 2012) y desde entonces el empleo se movió poco, siguiendo la actividad pero sin tendencia creciente. En buena medida porque la economía no creció, pero también porque contratar era cada vez más costoso y riesgoso (en el plano de conflictos y juicios laborales). El año 2016 no fue diferente en actividad (la economía cayó 2.2%) aunque los costos retrocedieron (devaluación mediante). Nadie contrata si sus ventas no mejoran, y por lo tanto el empleo privado formal recién se empezó a mover a fines de 2016. El 2017 luce que traerá una recuperación cíclica, con más empleo en la construcción, servicios y comercio, y poca demanda desde la industria (allí la normalización llevará unos meses más).

No abortar la recuperación del empleo. Para que el empleo formal privado crezca rápido no basta, sin embargo, que la economía se recupere. También se requieren señales de que los costos no serán prohibitivos: Vaca Muerta es un ejemplo de costos laborales tan elevados que la actividad misma fue inviable hasta que los convenios fueron renegociados. Los riesgos de costos altos siguen presentes para la mayoría de las actividades, tanto por la forma en que se negocian salarios (centralizadamente) como por los costos asociados a la contratación laboral que cuando se disparan terminan por reducir los ingresos netos de los asalariados.

¿Cuáles son las señales de alarma a tener en cuenta para evitar cometer errores que aborten la recuperación del empleo privado formal? Observemos que el salario real promedio cayó en los últimos 3 años en Argentina como prueba de que los excesos (hasta 2013) llevan inevitablemente al ajuste: -6,5% en 2014, -0,2% en 2015 y otro -3,5% en 2016. A su vez la productividad, base de mejoras en los salarios, aún no dio muestras de recuperación, y por lo tanto pretender recuperar niveles previos de salarios puede ser un ticket al "crecimiento sin empleo" de los '90.

¿Qué esperar?

Con una economía creciendo en 2017 en un rango de 2,6% a 3,5% (para incluir la meta del presupuesto), sin duda podemos esperar algún "rebote" en el empleo. Pero esta vez el rebote no tendrá la componente de empleo público del pasado, por lo que será menor. Por la positiva, como se espera una aceleración de la construcción (pública y privada) habrá un fuerte crecimiento del empleo en este rubro. El resto del sector privado dará signos de recuperación más o menos rápidos -dependiendo de la capacidad de mediar en los conflictos político-laborales-, más visibles en el interior del país (agro dependiente) que en GBA.

¿Alcanzará el rebote para bajar el desempleo? Esa es otra historia, que depende de cambios que están teniendo lugar en materia de planes sociales y transferencias, y que pueden incidir en un (bienvenido, desde el punto de vista económico) aumento de la población que ingresa al mercado de trabajo. CC

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