Expectativa entre los habitantes de Potrerillos por la reapertura del hotel

En el ingreso al predio del hotel Potrerillos, desde la rotonda que conduce al camino del perilago, se observa una nueva muralla de piedra clara. Sin embargo, sobre el portón se lee la advertencia de que está prohibido el ingreso a toda persona ajena a la obra.

Y como las instalaciones se encuentran rodeadas de arboleda, los trabajos en marcha permanecen ocultos a la vista de visitantes y lugareños. Pero al tratarse de una comunidad pequeña, las noticias se propagan rápidamente y la mayoría sabe que ya está más cerca la reinauguración del emblemático sitio.

Superado el primer momento de desconfianza ante el foráneo, a los pobladores se les ilumina la cara cuando se les pregunta por lo que significaba el hotel para la villa cordillerana y lo que esperan de la próxima reapertura.

Gladys Sandoval comenta que trabajó allí durante unos 30 años y que fue de las siete personas que se quedaron cuidando el edificio, cuando hasta habían cortado la luz y el agua, luego de que se cayera la última concesión. Eso, hasta que el Gobierno les pidió que se retiraran porque iban a llamar nuevamente a licitación.

La mujer, quien vive en Potrerillos desde 1973, señaló que muchos habitantes mayores, como su suegra de 92 años, tuvieron un empleo en el pintoresco alojamiento construido en la década del '40.
 
Por eso, se muestra esperanzada con que vuelvan a abrirse sus puertas, ya que implicaría posibilidades de trabajo para los jóvenes, que a veces tienen que mudarse a la ciudad. De hecho, comentó que uno de sus cuatro hijos no cuenta con un ingreso fijo y vive "de changas".

Ibes Puelles tiene un almacén, pero entre 1977 y 1987 trabajó en el hotel. La pobladora recordó que tanto en temporada de verano como de invierno, las habitaciones se llenaban de turistas de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Chile, que solían quedarse de 15 a 20 días.
 
Los fines de semana, en cambio, eran muchos los mendocinos que iban a almorzar o tomar el té en familia. Y agregó que también había quienes iban a celebrar allí las Fiestas de fin de año.

"El hotel hace falta. Hay mucha gente que necesita trabajo y esperamos que contraten a quienes viven acá. Y también le viene bien a los turistas, que nos preguntan dónde se pueden alojar cuando las cabañas están llenas", señaló Ibes.

Incluso Francela Eyras, quien hace apenas seis meses dejó Santa Fe y se mudó al valle con su esposo, está al tanto de los rumores sobre la próxima reapertura del único hotel del lugar. La mujer contó que sabe que había familias completas que trabajaban como personal de servicio y coincidió en que podría significar una buena oportunidad para los jóvenes.

Pero el típico edificio blanco, que asoma por momentos desde la ruta contra el azul del embalse, también genera esperanzas en quienes tienen un emprendimiento propio.

Este es el caso de Marta Carmona, quien hace 13 años elabora alfajores artesanales y hace unos meses abrió un café en la villa. La mujer comentó que los turistas no suelen quedarse sólo en el hotel, sino que salen a recorrer los alrededores y que eso va a implicar más movimiento para los negocios de la zona.

En un sentido similar, el ministro de Turismo, Javier Espina, planteó que cuando se abre un alojamiento de categoría en una localidad -el nuevo hotel Potrerillos tendrá 4 estrellas- los servicios en el entorno también mejoran su nivel y se potencian.
 
De todos modos, reconoció que en el valle hay varias buenas empresas de turismo aventura y también algunos locales gastronómicos con una oferta distintiva. En cuanto a la generación de empleos, si bien subrayó que se trata de un emprendimiento privado, estimó que seguramente la mayoría del personal será del lugar por motivos de distancia.