El abogado de la Protectora de Animales de Mendoza, Sergio Carreño, presentó un escrito ante la Justicia exigiendo que Ricardo Manzón, el hombre que quemó en Guaymallén a un perro de seis meses que murió después de agonizar, vaya a la cárcel.
Manzón ya fue declarado “peligroso para sí y para terceros”, luego de una pericia solicitada por la misma ONG y realizada por los médicos Alfredo Crocco y Mathus.
Este resultado llevó a la justicia a exigir que Manzón se presente todos los meses en el hospital psiquiátrico El Sauce y semanalmente en la fiscalía número 4, que tramita la causa.
Pero la ONG considera que debe ir a la cárcel, ya que no vive en lo que declaró como su casa, según constataron vecinos y la policía.
El fundamento de la denuncia es que Manzón no cumplió con lo que le pidió la justicia, como por ejemplo, fijar un domicilio. El hombre ya no está en el lugar que habitaba en Guaymallén y no ha notificado dónde vive.
“Esto hace que exista peligrosidad procesal por parte del imputado y este podría eludir el accionar judicial”, fundamenta el pedido.
En las pericias se informó que Manzón tiene un “inadecuado manejo de sus impulsos”, por lo que “debe ser considerado peligroso para sí y para terceros".
Mellado aclaró que la característica principal de Manzón es que es una persona fría, distante, que elude las respuestas y que deberá recibir obligatoriamente tratamiento psicológico y psiquiátrico.
Aunque sin domicilio fijo la cosa se complica, porque nadie sabe dónde está el hombre considerado “peligroso” y para seguir el proceso la justicia debe tener un domicilio.
Crueldad extrema
El perrito, apodado “Fénix, Fachita y Fueguito”, tenía más del 60% del cuerpo quemado y estaba deshidratado.
“Lamentablemente sufrió un paro y no logró sobrevivir”, dijo Eliana Rainieri, la veterinaria que asistió al cachorro tras la agresión.
“Hicimos todo lo posible por reanimarlo, pero perdió mucha piel y fue imposible recuperarlo”, se lamentó la mujer, quien agradeció a los vecinos que lo rescataron y colaboraron para que pudiera vivir.
“Los vecinos nos acercaron cremas, analgésicos, aloe vera. Estuvieron siempre cooperando, por eso muchas gracias por la ayuda y sobre todo por denunciar el hecho”, contó en su momento Rainieri.
El ataque ocurrió en una vivienda ubicada en calle Azcuénaga al 2.200 de San Francisco del Monte. Allí vivía el agresor. Ahora no se sabe a qué domicilio hay que notificarlo o dónde puede buscarlo la policía.