El tránsito de camiones con exceso de carga por las rutas, además de destruir el pavimento, disminuye la seguridad vial y aumenta los peligros por malas maniobras ante el mal estado de la calzada, lo que genera pérdidas humanas y económicas.
No son palabras nuestras sino extraídas de un comentario de la Asociación Propietarios de Camiones de Mendoza (Aprocam), entidad gremial empresaria que, como las dos vialidades, la nacional y la provincial, combaten esa perniciosa realidad que destruye nuestras vías de comunicación.
Tecnológicamente hablando el tema comprende la relación potencia-peso en cuanto a la fuerza motriz y la capacidad de arrastre de un camión y lo que soporta como peso la infraestructura vial (pavimento, hormigón, asfalto, etc.).
Los pavimentos están diseñados o calculados para los pesos legales. Un aumento de 20% en el peso por eje, equivale a que un pavimento que debería durar 10 años dure sólo la mitad de tiempo, sostienen los técnicos viales.
En el caso de las rutas nacionales, la 40 y la 7, uno de los escenarios de este tránsito a contramano de las normas legales, la violación a los procedimientos lo consuman, de manera preferente, los grandes camiones que trasladan áridos de las ripieras a los comercios que expenden estos elementos para la construcción.
Un transporte del tipo batea, que lleva ripio, piedras y arena, estaría circulando dentro de lo permitido con una carga de 45.000 kg (45 tn), pero en ocasiones los puestos de control han encontrado rodados con hasta 87.000 kg (87 tn).
Los dos puestos de control con los que se mide la tara de los rodados pesados están ubicados en Ugarteche (km 3.257 de la ruta 40) y Zapata (km 3.226).
El personal de esas básculas, que opera la DNV, trata de cumplir lo mejor posible con su misión, apoyado por personal de Policía de Mendoza. Pero pese al empeño de los operarios destacados en esos puntos, es importante la cantidad de camiones que quedan sin inspección y que exceden las medidas autorizadas.
La prueba está en los muchos kilómetros en los que se observa los síntomas de deformación por el paso de los rodados excedidos, que se traducen en deformaciones permanentes de la carpeta de rodamiento, uno de cuyos exponentes es el ahuellamiento, muy peligroso para la circulación de automotores y causante de no pocos incidentes viales.
Por eso las campañas de la Policía de Mendoza y de las dos vialidades están dirigidas a apelar a la responsabilidad de los empresarios transportistas, ya que son ellos los que deben ceñirse a llevar los pesos brutos totales autorizados, en detrimento de ganancias económicas más altas por ir excedidos.
No son los únicos que infringen las normas porque también los acompañan, en la época de la cosecha, especialmente entre diciembre y marzo, los vehículos que trasladan uva, papa, tomate y otros productos del agro a los centros de distribución y venta.
Como por ahora el transporte de carga terrestre casi tiene el monopolio en este menester, por la casi deserción del ferrocarril en el rubro, deberían ser los titulares de la actividad quienes hagan un aporte a la sociedad desde su situación, ajustándose a los pesos y medidas exigidos.
De esa manera los nuevos caminos que están construyéndose tendrán más vida útil y se bajará en parte uno de los componentes de los incidentes de tránsito, las deformaciones y roturas en las calzadas de rodamiento.