¿Pintaste en blanco y no te gusta el resultado? O te encanta el blanco pero te parece demasiado frío... Parece un poco radical pero pintar suele ser la mejor opción. No te asustes, se trata de subir un simple tono, seguro que será suficiente: un solo punto a más beige, a más gris, a más crudo o más crema... vas a poder conservar sus virtudes.
Si realmente no sos fan del blanco pero vivís en una casa en donde no podés pintar ni hacer ningún tipo de modificación, o simplemente querés que tu casa sea un poco más cálida, te tocará trabajar con los muebles y complementos.
En este caso, todo lo que son elementos naturales funcionan a la perfección, sin riesgos, porque aportan texturas y colores cálidos sin llegar al contraste. En el suelo, las alfombras de yute o de sisal claro son perfectas. Para las paredes buscá cuadros que vayan del beige a los tierras.
Complementos: el toque acogedor
Paredes, sofás, butacas, mesa de centro, librería. Un salón completamente blanco garantiza amplitud. Para que no se vea desangelado, podés agregar complementos en madera y fibras naturales. Una buena idea es un lindo sofá o puf. También una mesa auxiliar, espejo o lámpara de pie.
Cómo decorar paredes blancas
Para da un toque de calidez en medio del blanco total podés utilizar una grabado antiguo enmarcado por un acabado envejecido. Otra opción estupenda son los espejos, que no rompen la continuidad de color y sí que pueden aportar un toque cálido con el marco.
¿Qué muebles escoger?
Lo ideal es que solo rompa la armonía del blanco una pieza. Eso sí, debe ser una pieza que merezca ese protagonismo porque lo tendrá. En este caso se han escogido unas sillas que combinan la madera y el mimbre.
El poder de la madera
Cualquier tipo de madera, incluso la pintada, aportará calidez. Iremos incrementado la temperatura a medida que vamos viendo la veta o recuperando su color natural.