Con los medios de prensa a su favor y prestigiosas figuras apoyándola, la diputada Mariela Castro –hija del ex presidente Raúl y sobrina del líder Fidel– comenzó en 2018 una fuerte batalla para que en la reforma constitucional en curso se modificara un artículo de la Carta Magna, que trababa el matrimonio homosexual.
Pero un debate popular convocado a finales de año como parte de la hoja de ruta para aprobación de la renovada Ley de leyes, mostró el rechazo de muchos ciudadanos a las uniones gay. La legisladora y las autoridades constituyentes debieron dar un paso al costado dejando el espinoso tema para un futuro.
Aunque muchos cubanos sin creencias religiosas expresaron su rechazo al casamiento entre personas del mismo género, a la cabeza de la oposición se pusieron un grupo de iglesias evangélicas, ahora están dispuestas incluso a ir un poco mas allá: anunciando que darán un voto negativo a la Carta Magna en el referendo de este mes, un desafío al gobierno que suele enorgullecerse de la unanimidad de sus procesos políticos.
"No puedo votar a favor de algo que va en contra de muchos de mis principios, es triste pero es una realidad", dijo la pastora Álida León, presidenta de la Liga Evangélica de Cuba, una de las iglesias de una decena que capitanean lo que llamaron la familia en su "diseño original", es decir, la unión entre un hombre y una mujer.
En un país donde los partidos no tienen estatus legal y no se permite la propaganda, los evangélicos no están realizando estrictamente una campaña política, pero sí un proselitismo que se parece mucho a un cabildeo y que tendría impacto sobre el referéndum de la Constitución, previsto el 24 de febrero.
Números
Según pastores y expertos consultados por AP, el universo religioso protestante involucra a un estimado de un millón de personas –de los 11 millones de cubanos–, aunque claramente no todos votarán por el "no" en el referendo.
Sin embargo, se calcula que hay unos 40.000 metodistas, 100.000 bautistas y 120.000 pentecostales de la Asamblea de Dios y que se encuentran entre las más enérgicas por el rechazo a la Carta Maga. Se estima que existe un centenar de denominaciones evangélicas, aunque solo 52 están inscriptas legalmente.
El antecedente que llevó al actual momento comenzó en abril, cuando el expresidente Raúl Castro dio inicio a un proceso de cambio de la Constitución de 1976 –durante la toma de posesión del nuevo presidente Miguel Díaz-Canel– a fin de actualizar la Carta Magna a los nuevos tiempos de reformas económicas y sociales –de las cuales el matrimonio ocupaba solo un artículo–, como por ejemplo el reconocimiento de la propiedad privada o la doble ciudadanía, entre centenares de asuntos, sin que ello represente cambios políticos.
La metodología de aprobación incluyó la elaboración de un proyecto y su discusión –entre octubre y noviembre– en miles de centros de trabajo o en los barrios antes de regresar en diciembre a la Asamblea Popular, el Parlamento –que se encarga de llevar adelante la reforma constitucional– e ir al referéndum para finalmente volver al legislativo.
Para sorpresa de muchos el artículo que proponía que el matrimonio fuera entre dos personas --eliminando la mención de entre hombre y mujer-- se convirtió en un foco de resistencia. Según reconocieron las propias autoridades, la mayoría de las personas que participaron en dichos debates rechazaron la posibilidad de una unión gay.
Ya desde junio, la Liga Evangélica de Cuba, la Metodista, la Bautistas de Oriente y Occidente y la pentecostal Asamblea de Dios hicieron circular una carta en la cual se pronunciaban en contra del matrimonio homosexual.
Posteriormente, 11 denominaciones presentaron un documento a la Asamblea Nacional del Poder Popular con 179.000 firmas solicitando junto a la prohibición de ese tipo de matrimonio otros 15 puntos, confirmaron pastores a la AP.
Además de la cuestión de las bodas gays, los religiosos expresaron en ese texto su inconformidad por la no aceptación de la objeción de conciencia y las limitaciones en la adquisición de propiedades, entre otros.
Actos y manifestaciones
Según la pastora León, ella llevó el documento también al Comité Central del Partido Comunista –que se encarga de las relaciones con las iglesias– y pudo reunirse con funcionarios.
En paralelo, iglesias comenzaron a expresar públicamente su posición desde los púlpitos y su feligresía a apoyarlos.
Se realizaron ceremonias por la familia con más de 3.000 personas en la Iglesia Metodista, se entregaron biblias en las calles, se solicitaron permisos para mega cultos y marchas –que no fueron autorizadas– y se imprimieron cientos de miles de pancartas bajo el lema “diseño original” que contiene un dibujo de un hombre, una mujer y que fueron pegados en postes y puertas de viviendas.
Además, en la medida en que hacia final de año se abrió el servicio de Internet móvil, se desarrolló una inusual campaña en redes sociales, sobre todo en Feacebook, y se subió un video a YouTube.
"Soy una hija de Dios", explicó a la AP Caridad Borges, un ama de casa de 31 años. "Voy a votar en contra (de la nueva Constitución) porque ésta establece algo con lo que no estoy de acuerdo", agregó la mujer en días pasados mientras salía del culto metodista en el templo del Vedado, adornado en sus ventanas exteriores con carteles gigantes de la familia con el "diseño original".
En dirección contraria, el gobierno incrementó su campaña de camino al referéndum de febrero bajo el lema #YoVotoSI y todo parece indicar que la Carta Magna tendrá un resultado positivo entre los siete millones de empadronados, pero los evangélicos saben que ellos acortarán los márgenes.
Cambio
Cuba pasó de ser un Estado ateo hace 30 años a constitucionalmente laico en un diálogo fluido con las religiones –protestantes, católica o de origen africano– que no está carente de reclamos o tensiones.
"El mundo religioso, específicamente hablando de protestantes y evangélicos, es muy diverso", expresó a la AP el reverendo Joel Ortega Dopico, pastor de la Iglesia Presbiteriana y secretario del Consejo de Iglesias de Cuba.
A diferencia de los pastores de otras denominaciones, Ortega Dopico votará por el sí pues entiende que la reforma a la Carta Magna tiene elementos “renovadores”, positivos para la isla en lo social y económico, más allá de la cuestión religiosa. Él ofreció a sus feligreses la libertad de tomar la opción que deseen en el referendo.
“Detrás de todo está básicamente un pensamiento doctrinal, un pensamiento bíblico”, expresó Ortega Dopico, quien sin embargo reconoció que las acciones, como las de las iglesias más reacias a la reforma, tendrán un impacto político en el futuro de su país.