Eva ‘Pochi’ Delgado de Delamarre nunca fue nombrada Ciudadana Ilustre y sólo sus compañeras docentes la postularon para recibir algún que otro premio, pero tampoco fue partidaria de ese tipo de homenajes y sólo con su labor durante muchos años, logró el reconocimiento de sus pares y, por sobre todo, de sus alumnos.
Eva fue y es docente, educadora de profesión y, por sobre todo, de vocación.
Afirma que “hoy la docencia ha dado un giro en muchos aspectos y ya no se puede educar desde el aula como antes. La figura del docente se respetaba. Hoy la educación está con muchos baches. Hay designaciones a la ligera, los concursos son flojos, falta profesionalismo y compromiso, porque aunque a muchos no les parezca, educar no es fácil”.
En esta rica historia de vida a través de las aulas, en las escuelas y fuera de ellas, dejó una huella importante que continuaron otras generaciones que actualmente le expresan su cariño, ese mismo que le muestran constantemente en los pueblos donde estuvo.
“Me inicié en 1954 en la escuela Saturnino De la Reta, de La Llave. Era muy joven para dar clases y lo más curioso de la historia y de todo esto es que fui alumna de esa escuela. Con el tiempo volví pero como docente. Un día el director de la escuela, que en esa época era el señor Aníbal Civelli, vino y me dijo amablemente: ‘Pochi te dejo’ la escuela’. ‘¿Por qué?’, dije. Y él respondió: ‘Porque me jubilo y ahora vos serás la directora’. Y a partir de ahí concursé”.
Su vida misma, hoy con 81 años, es una historia viviente en muchos aspectos. El recuerdo de ese momento le produce un quiebre en la voz, aunque como en muchas otras situaciones de docente se sobrepuso e hilvanó ideas.
“De La Llave -retoma su historia- continué mi carrera de docente en Monte Comán. Estuve 6 años y cuando murió mi esposo pedí el traslado a la escuela 25 de Mayo. Había quedado sola con cuatro hijos y se me complicaba mucho educarlos, porque trabajaba en la docencia en un distrito alejado de la ciudad”.
En su larga trayectoria en la educación fue Inspectora Regional de la Zona Sur, que abarcaba San Rafael, General Alvear y Malargüe, y ocupó ese cargo durante algunos años por antecedentes, méritos y oposición.
Entres tantas anécdotas que afloran a cada minuto de la boca de Eva de Delamarre, está la forma en que se preparaba para rendir los cargos.
“En ese momento, con cuatro hijos y sola, me las debía ingeniar para estudiar. Entonces me escondía en casa de una tía durante horas para lograr lo que quería. Ellos también me facilitaban las cosas. Las buenas personas que tenía a mi lado me ayudaban con la casa, la limpieza y mis hijos. A ellos estoy eternamente agradecida por la colaboración que me brindaron”.
Finalmente, resalta su trabajo en favor de la educación en el Sur cuando fue inspectora de la Zona. Relató cómo sentó precedentes a nivel provincial sobre su trabajo para marcar las diferencias que existían con la educación entre el norte y el sur en la provincia.
“A nosotros muchas veces no nos servían las decisiones que se tomaban para el Gran Mendoza -dice con una sonrisa- y se los hacía saber allá”, cierra en referencia a las autoridades que decidían todo desde la Capital provincial.