La caída de las exportaciones a Brasil, como consecuencia de los problemas económicos que afectan a ese país, ha determinado que los empresarios mendocinos comiencen a mirar hacia otros horizontes para la colocación de sus productos en los mercados externos. La globalización obliga a aguzar la imaginación para poder colocar los productos en góndolas, pero para poder competir no sólo hace falta capacitación y buenas intenciones de parte de los productores y exportadores sino también políticas económicas a nivel nacional.
Durante mucho tiempo, especialmente en las dos últimas décadas, la economía mendocina, en lo referido a las exportaciones, fue brasildependiente. Eran muchas las variables que se concatenaban para que esa situación se planteara. Se trataba de un mercado en expansión, con una población de 200 millones de habitantes que, con el crecimiento económico, gran parte de ellos se habían incorporado a un mayor consumo. Sumado a ello, se encontraba el hecho de que, por formar parte del Mercosur, existía libre circulación de productos entre los países integrantes, mientras se establecían aranceles externos comunes para los extra-bloque.
Esas situaciones permitían cubrir las falencias de competitividad generadas por políticas nacionales erróneas instrumentadas especialmente desde 2010 hasta 2015. Sin embargo, a pesar de los cambios en la política económica en nuestro país, volvemos a quedar perjudicados porque el mercado brasileño se derrumbó como consecuencia de los problemas existentes en ese país.
A pesar de que muchos advertían que esa situación se podría originar, la gran mayoría fue sorprendida por la celeridad con que se produjo. Así entonces, no pudieron ir generando un progresivo desplazamiento hacia otros mercados. El asiático está en la mira, pero no sólo de la Argentina, sino del resto del mundo, con lo que competir se multiplica geométricamente.
De allí también que ya se esté pensando en el mercado europeo. Según se indica, exportadores mendocinos ya han incursionado por esos mercados. Se señala que hacia España son enviadas ciruelas desecadas y ferroaleaciones, mientras Italia se coloca como un interesante comprador de nueces sin cáscara y de cerezas; en este último caso, durante las fiestas de fin de año. Ajos mendocinos van a Francia, aunque es un producto que tiene una fuerte competencia con otro país europeo, como España. En el caso del vino, el Reino Unido se ubica como el tercer lugar hacia el cual van dirigidos nuestros caldos, después de Estados Unidos y Canadá y por encima del propio Brasil.
Sin embargo, no se trata solo de buena voluntad por parte de los exportadores argentinos, sino que continúan presentándose problemas de competitividad. Como ejemplo podríamos señalar lo que sucede con Chile, que no tiene mayores inconvenientes con los costos de fletes, mientras en el caso de los mendocinos son superlativos. A ello deberíamos sumarle el hecho de que el país vecino ha firmado acuerdos bilaterales con la casi totalidad de los países europeos, lo que le permite ingresar sin aranceles, mientras la Argentina no puede adoptar el mismo criterio en razón de que, por formar un bloque, sólo puede acordar a través del Mercosur, entre muchos otros aspectos.
Más allá de esos temas puntuales, los exportadores mendocinos deben insistir con la búsqueda de nuevos mercados porque ha quedado en evidencia que la dependencia de un único destino, como sucedió con Brasil, termina siendo contraproducente.