El modelo educativo que ubica a los alumnos sentados en un aula frente a un pizarrón y a un profesor hablando sin parar, no parece ser viable en la escuela secundaria actual.
Con un uso permanente del celular, conexión ilimitada y respuestas inmediatas, los adolescentes pierdan rápidamente la atención ante estos estímulos que resultaron exitosos tiempo atrás.
Para indagar en estos consumos digitales y así poder plantear un cambio en la forma de enseñar, desde la escuela José Vicente Zapata encararon en el año 2016 una investigación entre los estudiantes que volvieron a repetir en 2018 en el marco del proyecto "Pantallas y cultura digital".
Desde allí pudieron concluir que los chicos pasan la mayor parte del día utilizando dispositivos tecnológicos, principalmente el celular, pero que en general no usan el correo electrónico. También que las netbooks, que un momento fueron furor, quedaron en desuso. Además que en una familia tipo, en promedio, hay entre 6 a 8 pantallas y que hoy los jóvenes "existen" a través de las redes sociales.
Si bien se trata de una muestra de un solo colegio de la provincia, según expertos consultados, a grandes rasgos podrían extrapolarse los resultados los adolescentes de las zonas urbanas de Mendoza.
"El trabajo de investigación empezó en el 2016 con el objetivo de conocer cómo los consumos digitales impactan en el aula y qué tenemos que hacer como escuela frente a este fenómeno", comenzó a explicar Claudio Peña, director del establecimiento y parte del equipo de trabajo junto a Romina Bondi, Anabel Navarro, Juan Pablo Montane y Nicolás Tello.
Uno de los resultados que los sorprendió fue que pese a estar todo el día conectados, los adolescentes no usan el correo electrónico. "Si se les envía material tiene que ser por Whats App porque por mail no lo reciben", explicó el director. De todas formas como se sigue considerando al e-mail como una herramienta útil, desde la escuela se trabaja su importancia con los más grandes.
“Con los chicos de quinto año hacemos hincapié en el uso del correo electrónico porque sigue siendo útil en la ámbito laboral y académico”, remarcó Peña.
Como otro punto, se mencionó el desuso de las netbooks, que hace unos años eran repartidas por el gobierno nacional. "Como el celular tiene portabilidad, conectividad y comunicabilidad es mucho más fácil para ellos utilizarlo que sentarse y abrir una netbook", señaló el directivo.
Al respecto, Romina Bondi, destacó que es fundamental que los profesores sepan que aun teniendo estas computadoras, no pueden contar con ellas para utilizarlas en las clases porque los alumnos no las llevan. "Cuando tienen que hacer una tarea se basan en Google y Wikipedia a lo que pueden acceder a través del teléfono". Reconoció que por esta razón los estudiantes tienen cada vez tienen menos manejo de herramientas informáticas básicas como Word y Excel. "Cuando manejan a la perfección redes sociales y lenguajes digitales", diferenció.
En cuanto a las pantallas, se concluyó que en promedio una familia tipo de 4 personas cuenta con entre 6 y 8 pantallas, lo que incluye tv, computadora, celulares y tablet. "Este fue el número mínimo, ya que hay hogares en los que se enumeraron hasta 10 pantallas", resaltó Peña.
Consultada sobre esta investigación, la psicopedagoga Mónica Coronado llamó la atención sobre este aspecto. "Es un dato que han capturado que genera una enorme conciencia sobre las pantallas en la vida cotidiana", aseguró. Para ella, la preocupación no tiene que ver tanto con el número sino con la forma en que la pantalla, en particular del celular, está adherida a la mano de los jóvenes. "Es importante notarlo para que uno no pueda tomar algún nivel de distancia", manifestó.
Existir en las redes
El uso que hacen los jóvenes de las redes sociales fue otro aspecto clave de la investigación. Además de concluir que hoy los jóvenes "existen" a través de las redes sociales, también se visibilizó que muchos estudiantes tienen más de un perfil en las mismas: el público en el que cualquier persona los puede seguir y el privado "para familiares". Además que si bien los chicos advierten peligros en las redes, a la hora de tomar medidas para aceptar seguidores muchas veces el criterio es que tenga "algún conocido en común". También que para ellos resulta valioso tener muchos seguidores en las redes, lo que es percibido en cierta medida como un sinónimo de popularidad.
En este aspecto Peña observó que de acuerdo al estudio entre 2016 y 2018 fue cambiando la red social más utilizada por los alumnos. "En el 2016 los chicos todavía usaban Facebook, pero ahora vimos que han migrado a Instagram. Primero porque no están sus padres y buscan redes sociales donde no esté la familia y segundo porque más allá de consumidores de imágenes los chicos son productores".
Por su parte, Bondi reparó en el hecho de que los estudiantes ven los peligros en las redes sociales, pero no los consideran tan reales y cercanos. "Si bien tienen dos perfiles, uno para compartir más información que en otro, en los dos publican fotos personales y datos privados", aseguró.
Al respecto, Coronado explicó que los jóvenes en las redes tienen identidades como "capas de cebolla". "Tienen una identidad pública, una intermedia y otra íntima que comparten con los más cercanos. De todas formas en las redes nada es privado, es un tema que los chicos están transitando corriendo muchos riesgos", remarcó.
La psicopedagoga hizo hincapié en la forma que tienen los chicos de medir el valor social a través del atractivo, la popularidad y la capacidad de influir. "Las redes amplifican ese tema a niveles impresionantes, se construyen íconos de chicos que son modélicos para los demás, pero con aspectos que no tienen que ver con la solidaridad o el carisma, sino la estética que está por encima de cualquier otro valor".
Desafíos
Con los resultados del proyecto de investigación "Pantallas y cultura digital" desde la escuela José Vicente Zapata se plantearon los siguientes desafíos:
-Generar en los adolescentes el sentido crítico y creativo en el uso de las redes sociales y las nuevas aplicaciones.
-Como educadores, reflexionar sobre los argumentos de los intereses de los alumnos como así también con las necesidades reales frente a la cultura digital, generando estrategias que impacten en los procesos de enseñanza aprendizaje.
-Se requiere de un cambio en el sistema educativo priorizando un abordaje diferente en las prácticas educativas.
400 estudiantes
El proyecto de investigación "Pantallas y cultura digital" se desarrolló en la escuela 4-001 Dr. José Vicente Zapata en 2016 y 2018. Se realizaron encuestas y focus group con alumnos, docentes y padres. En total participaron 400 estudiantes por año de primero a quinto.
En primera persona
Pablo Calcagno (18) es egresado de la escuela José Vicente Zapata y participante del estudio que se realizó en su colegio, donde aseguró se debatía de forma constante el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías. “Ahora más que nada los jóvenes utilizamos WhatsApp, Instagram y hasta twitter, pero no otras. En cuanto al mail, hay algunos que de acuerdo a la edad lo necesitan, pero no tanto. Yo personalmente lo abro una o dos veces por semana para ver si me envían alguna cosa del trabajo, pero no es algo permanente como si estuviera con Whats app o Instagram”, relató.
En relación a las netbooks contó que en su caso solían utilizarlas con varios profesores para hacer trabajos y se les daba utilidad. “Pero como no todos las tenían, algunos elegían el celular y hasta les resultaba más fácil con algunas aplicaciones”, aseguró.
Como muchos otros jóvenes Pablo también maneja dos perfiles en las redes sociales, uno es propio y más cerrado a sus contactos más cercanos y otros más abierto, dedicado a difundir aspectos del deporte que le interesan.