¿El avión malayo cayó al océano en forma vertical, sin dejar escombros en la superficie? ¿Descendió en forma horizontal, dio contra una ola y se deshizo? ¿O estalló en el aire, esparciendo escombros a lo largo de un enorme sector de agua?
La forma en que el avión ingresó al agua es vital para encontrar restos del aparato. Los investigadores tienen muy poca información acerca de la caída del Vuelo 370 de Aerolíneas Malayas el 8 de marzo con 239 personas a bordo. Aquí algunas posibilidades:
Caída pronunciada en forma casi vertical
Si el avión se queda sin combustible, no hay forma de controlarlo y tiende a caer en forma vertical, a gran velocidad, según expertos en aviación. En estos casos, ingresa al agua en forma casi perpendicular a la superficie.
Las alas y la cola del avión se desprenden rápidamente y el fuselaje puede hundirse entre 30 y 40 metros en cuestión de segundos. Las alas y las otras partes se hunden un poco más lentamente. Las posibilidades de que algunos elementos del aparato, como asientos, mesitas y botellas de plástico, salgan a la superficie dependerán de si el fuselaje se rompe o no, y de qué tan graves son los daños.
"Puede haberse hundido sin desintegrarse y sin que nada haya salido a la superficie", comentó Jason Middleton, profesor de aviación de la Universidad de la Nueva Gales del Sur, de Australia.
Si algo sale a la superficie, puede ser arrastrado por las corrientes y desperdigado. A la larga, esos escombros volverán a hundirse, tras llenarse de agua, aunque hay cosas como asientos de espuma que pueden flotar indefinidamente.
Caída controlada:
Cuando algo no funciona, la tripulación de un vuelo comercial trata de acuatizar de la forma más suave posible. Deja caer el combustible, reduce la velocidad del aparato al mínimo para mantener el control e intenta tocar el agua con el menor ángulo posible.
Middleton dijo que el acuatizaje del Vuelo 961 de Air Etiopía secuestrado en 1996 cerca de las islas Comoras es un buen ejemplo de lo que puede suceder en esos casos. Hay videos que muestran cómo el ala izquierda tocó primero el agua, lo que hizo que se desprendiese un motor y que el aparato se volcase hacia ese lado. El aparato se empezó a desintegrar y pedazos del mismo salieron volando en todas las direcciones antes de que se hundiese la nariz.
A esa altura el aparato sufre un vuelco y se desintegra. Solo 50 de las 175 personas a bordo sobrevivieron.
"Siempre existe la posibilidad de que el avión toque el agua de costado o que dé contra una ola. Un motor o un ala pueden hacer contacto primero y el avión de desintegra", expresó Middleton.
Los restos del aparato se desperdigan por una zona muy grande. Las piezas pesadas se hunden rápidamente, pero hay otras que pueden flotar por mucho tiempo, incluidas maletas y otras pertenencias de los pasajeros, indicó John M. Cox, consultor de seguridad aérea y ex piloto de aerolíneas.
Explosión en el aire
Los investigadores deben considerar también la posibilidad de que el avión haya estallado en el aire, a gran altura. De haber ocurrido eso, los escombros cayeron a distintas velocidades, según su peso y otros factores, y se desperdigaron por un área muy extensa, de acuerdo con Geoff Dell, experto en accidentes de la Universidad Central de Queensland, en Australia.
Contra toda esperanza
El caso del Vuelo 1549 de US Airways que acuatizó en al río Hudson, frente a la isla de Manhattan en Nueva York, demuestra que se puede posar un avión en el agua sin consecuencias. Pero Graham Edkins, ex investigador de accidentes aéreos del gobierno australiano, dijo que para que eso suceda se deben dar una serie improbable de factores, incluidos grandes habilidades de los pilotos, condiciones climáticas apropiadas y mucha suerte.
"En un día claro y soleado, sin olas ni viento, con un capitán experimentado que tiene buena visión de sus alrededores, es posible acuatizar y que todo el mundo salga a salvo", declaró Middleton.
Las condiciones en el sector del Océano Indico donde se cree que cayó el aparato diferían mucho de las que hubo en el Hudson. Las olas allí pueden llegar a los cinco metros. Incluso si hubiese acuatizado sin problemas, el aparato se habría hundido poco después, en aguas gélidas de una región remota, sin esperanzas de recibir ayuda pronto.