Estudia en la cárcel y expone en la feria de ciencias nacional

Llegó al evento en Mendoza desde Madryn con un proyecto sobre la historia de Malvinas. Pero no es un expositor más: cumple una condena y su escuela funciona en el Penal.

Estudia en la cárcel y expone en la feria de ciencias nacional
Estudia en la cárcel y expone en la feria de ciencias nacional

Debajo de las cuatro carpas interconectadas entre sí que reposan en el interminable estacionamiento del espacio Julio Le Parc hay más que 1.200 chicos de todo el país exponiendo, defendiendo y luciendo orgullosos sus 370 trabajos que participan de la fase dos de la Feria Nacional de Educación, Artes, Ciencias y Tecnologías.

Bajo el blanco techo, y entre las paredes de lona del mismo color, coexiste todo un ecosistema que bien podría definirse como una versión reducida del territorio argentino, con adolescentes de colegios de todo el país y con sus acentos, sus muletillas, sus costumbres y sus rasgos característicos.

Y como en cualquier ecosistema, hay diversos actores. En este caso todos hacen lo mismo: parados detrás del mostrador relatan, se explayan y se lucen con las investigaciones que encararon hace ya varios meses, cuando prepararon la presentación para su escuela.

Uno de ellos es Braian Nykolyszyn. De Puerto Madryn (Chubut), tiene 32 años y no hace falta preguntarle la edad ni ser un detective privado para caer en la cuenta de que es más grande que los otros chicos que exponen sus trabajos. Incluso es más grande que su profesor, Luis Quevedo (31), quien no sólo lo acompaña aquí, sino en todas las instancias anteriores. Él le da clases día a día en la escuela 768 Ernesto “Che” Guevara.

Esa institución es parte del programa “Educación en contexto de encierro” y funciona en el interior de una cárcel de Puerto Madryn, donde Nykolyszyn pasa sus días cumpliendo condena por un delito que no es el centro de esta nota.

Tal vez eso explica por qué, pese a estar en el medio del pasillo y rodeado de otros stands con chicos que -al igual que él- sólo quieren lucirse con sus trabajos, dos efectivos de Infantería bordean en todo momento el cubículo de Braian, generando por momentos cierta estigmatización.

“Hubo una discusión por eso, porque no nos parecía que tuviera que estar la policía armada en un lugar con tantos chicos. Se propuso la posibilidad de que, al menos, los policías estuvieran de civil y no uniformados pero nos dijeron que, si no estaban así, volvían los dos para Puerto Madryn y se quedaban sin participar”, contaron desde la organización.

Poco parece afectar esto a Braian, especialmente cuando -con mucha pasión- repite una y otra vez frente al público el disparador de su investigación: “¿Por qué las Malvinas son argentinas?”.

“No puedo creer que estemos acá. Costó mucho llegar pero es increíble la ayuda que nos dio la gente. Fue una lucha dura poder viajar, pero es importante que quede en claro que al estar en contexto de encierro hemos perdido el derecho a la libertad, pero no el de educación”, resume tras finalizar una de sus tantas ponencias.

Empuje y más empuje

Braian es uno de los más de mil alumnos que llegó a Mendoza para participar de la segunda fase de la feria que reúne los trabajos destacados y premiados en cada provincia. Mañana se conocerán los ocho ganadores que, además, tendrán la posibilidad de representar al país en otros certámenes similares que se celebren en el extranjero.

Pero la cabeza de Nykolyszyn está acá, en Mendoza y en la feria nacional. “Es todo a pulmón el haber podido llegar hasta acá y estamos muy contentos. Esto no es política. Nos movimos nosotros y todo el pueblo”, contó Quevedo.

El trabajo presentado hace un repaso histórico y documental sobre la soberanía de las islas, sin detenerse en la guerra de 1982, sino remontándose incluso a fines del siglo XV y al momento en que la corona española gobernaba todo el territorio nacional (incluyendo las Malvinas).

“El proyecto empezó con una charla. En el Día del Veterano, un grupo de ex combatientes de Chubut fue a dar una charla a la escuela. A partir de ahí fueron surgiendo dudas que el profesor planteó y eso nos llevó a elegir el tema de toda la historia de Malvinas.

Fui leyendo varios libros, porque no puedo manejarme con internet, y ahí vi que el territorio era de la corona española alrededor de 1600 -aunque había sido invadido por los ingleses- y que con la revolución de 1810, que llevó a que España entregara la autonomía y los terrenos a Argentina, las islas eran parte de ese terreno. O sea, las Malvinas son argentinas geográficamente, territorialmente e históricamente”, se explayó Braian, haciendo gala de la investigación que lo trajo hasta Mendoza.

Completando el concepto, el profesor se refirió también al tema: “La historia de Malvinas no es sólo la guerra. Ésta duró 74 días y eso no puede opacar 200 años de reclamo. Primero, de la corona española; después, de Argentina. Es como dice José Hernández: un país sin su territorio totalmente unido es como una persona sin respirar. Y el país no empieza en La Quiaca y termina en Ushuaia”.

Una de las ideas en las que más insistieron tiene que ver con las dificultades. Es que no fue fácil estar en la feria, más aún teniendo en cuenta que Braian se encuentra privado de la libertad.

“Cuando ganamos la zonal, empecé a moverme buscando ayuda. Fuimos a la Municipalidad y no tuvimos mucho éxito pero no dejamos de meterle para adelante. Los primeros que nos ayudaron fueron los veteranos de guerra, de Madryn, que juntaron algo de dinero para que pudiéramos viajar. Hubo mucha gente, muchos particulares que pusieron lo suyo.

Material para hacer el stand, fotos, láminas. Una señora que tiene una fábrica de pastas nos regaló ravioles para que pudiéramos comer. Costó llegar, pero evidentemente somos un país muy unido y se fue propagando todo de boca en boca. Esto se armó con el mismo empuje que ponía la gente en el ‘82 para juntar cosas que ellos querían mandar a los muchachos en Malvinas. Un día, sin que yo hubiera pedido una mano ni nada, escuché que en una radio de Madryn un locutor se puso a leer y a hablar del trabajo de Braian y, cuando terminó, empezó a pedir a la gente que por favor nos ayudaran”, contó Quevedo.

Braian también recordó que fue “un parto” conseguir la autorización para poder venir a Mendoza, pero lo logró. Ahora no sabe si quedará o no entre los mejores proyectos pero, con unas palabras y miradas con su profesor, queda una certeza: no es algo que los desvele, más teniendo en cuenta que cada vez que hablaban definían como “un sueño” el estar en esta etapa.

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