Se estrena "Cloud Atlas: la red invisible"

La nueva película de los creadores de "Matrix" es una obra monumental sobre las conexiones que unen tiempo, espacio y almas.

Se estrena "Cloud Atlas: la red invisible"
Se estrena "Cloud Atlas: la red invisible"

Después de “Matrix”, esa dupla extraña que forman los

hermanos Wachowski

siguió orbitando en el mapa de la industria cinematográfica pero con apariciones esporádicas. La última película que estrenaron, en 2008, fue “Meteoro”, aquella psicodélica y desenfrenada versión del héroe del volante. Después volvieron a ser noticia cuando

Lawrence "Larry" Wachowski

decidió cambiar su vida, se sometió a varias cirugías y se convirtió en Lana, mujer transgénero. Ahora, los hermanos regresan a las salas de cine con “Cloud atlas: la red invisible”, film en el que la dupla se convierte en trío creativo con la adición de Tom Tykwer en guión y dirección.

“Cloud atlas: la red invisible” es una de esas películas que provoca tremendos dolores de cabeza a los redactores de sinopsis, cuando tratan de sintetizar en tres líneas de qué va la historia. Bastó con ver en los últimos meses el trailer en las salas para entender que el film era uno de esos difíciles de clasificar, con viajes en el tiempo, almas que afectan a otras y ensoñaciones karmáticas. Como “El árbol de la vida”, la película de Terrence Malick que se estrenó el año pasado, o “La fuente de la vida”, aquella extraña película de Darren Aronofsky, “Cloud atlas” se las vio difíciles para hacerse paso sin un adelanto convencional sobre su contenido.

Pero las extravagancias de los Wachowski a veces son genialidades, así que nadie les pidió muchas más garantías. Mucho menos los grandes estudios de Hollywood, que no se animaron a arriesgarse con el proyecto, que finalmente vio la luz gracias a aportes financieros independientes. 102 millones de dólares costó su realización, los que la convierten en la película independiente más cara de los últimos años (ver De su propio bolsillo).

Cómo te explico

“Una exploración de cómo las acciones individuales de las personas afectan la vida de otros en el pasado, presente y futuro. Como un alma que pasa de ser un asesino a un héroe y un simple acto de bondad inspira a lo largo de los años una revolución”, reza la bendita sinopsis del film. Detrás de esa vaguedad se entrecruzan varias historias y todas se conectan en una red infinita de hilos.

Según la anécdota, mientras filmaban “V de venganza”, film del que los Wachowski fueron productores, la actriz Natalie Portman estaba absorbida por la novela de David Mitchell. Lana se la pidió prestada, la leyó, se la pasó a Andy y ambos, que no se andan nunca con proyectos fáciles de llevar a cabo, decidieron convertir la novela de Mitchell en una película de dimensiones tan épicas como las 600 páginas del libro. Cuatro años después, finalmente llega a las salas.

Detrás de esa sinopsis ambigua hay, en realidad seis historias que transcurren en épocas y lugares distintos: un abogado estadounidense que viaja por el océano Pacífico en el siglo XIX, un joven compositor bisexual que vive en Inglaterra en 1936, una periodista que investiga una trama oculta en una planta nuclear en 1973, un escritor británico en problemas con la mafia en 2012, una mujer clonada en plena resistencia en Korea en el año 2144 y un hombre que sobrevive en un mundo post-apocalíptico. La idea es que todos están conectados. Como aquel juego de “seis grados de separación de Kevin Bacon” llevado al extremo.

Esas multitramas y sus vértices de contacto explican por qué, en el trailer, Tom Hanks aparece en un momento con una capa medieval y barba y, luego, como un joven mafioso. Es el mismo, pero no es el mismo.

El elenco es oscarizado hasta la médula (una manera de atraer a ese público que huiría despavorido ante la lectura de la síntesis de la película) y además de Hanks está Halle Berry, Jim Broadbent y Hugo Weaving, el actor fetiche de los Wachowski. También participa Hugh Grant, Susan Sarandon y un enorme elenco. Cada uno de ellos tiene al menos seis personajes diferentes en el film, de casi tres horas de duración.

Los directores, incluso, optaron por orientar a los actores diciéndoles que pensaran en sus roles como “continuidades genéticas” antes que como papeles individuales, porque son las acciones de cada vida las que afectan a las otras. La misma Halle Berry contó en una entrevista cómo fue la experiencia. Un día de rodaje era una mujer judía de 1930, en un set dirigido por Tom Tykwer y, al día siguiente, era una mujer de una tribu lejana, mientras la dirigía uno de los Wachowski, o una ambientalista de la década de 1970.

Tres audaces

¿Y quién es Tom Tykwer, el tercer director que se sumó al “plan chino” de los hermanos Wachowski y en quien depositaron tanta confianza? La nueva incorporación al equipo es un alemán, nacido en Wuppertal, que dio el paso a Hollywood como director de “Corre, Lola, corre” y luego se instaló con “El perfume, historia de una asesino” y “Agente internacional”.

"Sentimos que la dirigimos juntos. La escribimos juntos, la diseñamos juntos, elegimos a los actores juntos, la ensayamos juntos, hicimos todos los cortes de la película junto con el editor. Siempre estuvimos los tres juntos. Sólo que había momentos en los que era imposible que los tres estuviéramos en el set al mismo tiempo. Eso hubiera ampliado el tiempo de filmación”, explicó Tykwer sobre el proceso.

¿El público se interesará en las complejidades de “Cloud Atlas” como hizo con “Matrix”? ¿Los críticos bendecirán esta nueva aventura new age que nunca les causa mucha gracia? ¿Podrán recuperar parte de esos 102 millones de dólares invertidos? Hasta ahora, las respuestas a las tres preguntas fueron tibias. Y si, como ellos mismos sostienen, “todo está conectado”, si la cosa no funciona ya sabemos quién tiene la culpa: Natalie Portman.

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