Una pequeña cancha ubicada en el barrio Metalúrgico, en el departamento de Godoy Cruz, es el punto de encuentro los días lunes, miércoles y viernes de 18 a 20 horas, de unos casi sesenta chicos que tienen entre cuatro y doce años. Ahí los espera el profesor e ideólogo de "Estrellas Juniors", Walter Montiveros, que con 32 años lleva adelante la enseñanza de fútbol y de valores junto a la ayuda de padres, que día a día suman su granito de arena desde hace siete meses.
Montiveros fue jugador de Gutiérrez Sport Club y se define como un amante del fútbol, afirma que llegó a la idea de fundar la escuelita por “lograr un cambio a nivel personal”. Arrancó como entrenador en Luzuriaga, pero por diferencias con gente del club, decidió apartarse para formar su propia escuelita de fútbol que tuviera como objetivo lo que él pretendía: “darle prioridad y total énfasis a los chicos de la calle”.
Hasta esa canchita del barrio Metalúrgico llegó Fabrizio Angileri, el jugador de Godoy Cruz, quién contó que conoció al técnico de la escuelita por un grupo de amigos, "Walter me habló de su proyecto, me propuso venir a visitar a los chicos y no dude un segundo en aceptar. Me gusta estar con los niños y poder darles consejos para que algún día puedan llegar a primera".
El volante que tuvo un gran semestre con la camiseta tombina se mostró muy contento al visitar a los jóvenes futbolistas y recordó sus inicios, “yo salí de una escuelita de Junín y me siento muy identificado, estar acá apoyando a la escuelita y ayudando a un amigo me pone muy contento”.
El “Turco” fue elegido, por los padres, como el padrino de Estrellas Juniors. “Es un honor para mí, un jugador joven que estoy haciendo mis primeros pasos en primera, que me tomen para ser el padrino de esta escuelita. Por suerte, con el presente que vivo hoy en día, me toca a mi dar consejos a los chicos y ojalá puedan tomarlos para que lleguen a triunfar en el fútbol”, expresó.
El jugador oriundo de Junín también elogió el objetivo primordial de la escuelita “La calle está muy peligrosa y es importante sacar a los chicos de ahí, para tratar de inculcarles respeto, compañerismo y el valor del esfuerzo a través del deporte, en este caso el fútbol”.
La escuelita que día a día realiza todo a pulmón a través de rifas y venta de empanadas, recibió también la visita de la organización “Tu Mundo Exterior” quienes entregaron regalos a los niños y niñas presentes. La organización persigue el propósito de recaudar dinero para donar a fundaciones que trabajen con el objetivo de conseguir una sociedad equitativa e inclusiva.
Marcela Sabatini
, una de las veintisiete personas que forman parte de la organización no gubernamental que comenzó a trabajar en marzo de 2014, le comentó a
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que a través de caminatas y ferias americanas entre otras cosas, recolectan el dinero para llevar a cabo cada una de sus visitas. “Para nosotros el placer es dar y entregar objetos necesarios para los más chicos; además disfrutamos de la logística y el trabajo previo. El aporte más significativo, a nivel económico, fue para CONIN, donde se donaron $100.000”.
Montiveros tiene muy claro lo que busca inculcarles a los chicos de Estrellas Juniors; no persigue la obtención de resultados sino que busca formar buenas personas a través del deporte y que simplemente se vayan a divertir. “Lo primordial es la educación, el respeto y la solidaridad con los chicos con los que se van enfrentar, los partidos no se juegan sólo por los puntos, sino también por diversión. El futbol te da muchos amigos; lo que yo pretendo es que sean más que un equipo de fútbol, que se conviertan en una verdadera familia, siempre apoyando y ayudando al compañero”.
Sin escatimar elogios, el formador de “Estrellas Juniors”, agradeció a Fabrizio Angileri y a la organización “Tu mundo exterior” por acercarse a su escuelita. “Soy una persona que no tiene un trabajo fijo, me la rebusco con changas y le pongo todos los días lo necesario para los chicos tengan los materiales para seguir creciendo en este deporte. La ayuda de los padres y el cariño de los chicos te dan las fuerzas para levantarte cada día y dar lo mejor, a pesar de las diferentes piedras en el camino que tiene cada uno en su vida personal”. Para cerrar y con total sinceridad Montiveros afirmó, “los chicos me sacaron de la mala vida, la mala junta y hoy en día vivo por ellos”.
Una historia digna de contar, por la humildad de un jugador profesional que no olvida sus inicios y a pesar de estar de vacaciones utiliza su tiempo para ir a darle una mano a una pequeña escuelita de fútbol; una organización que con mucha solidaridad y sacrificio ayuda desinteresadamente a muchos niños; y un profesor junto a un grupo de padres que dejan la piel para que los más pequeños se diviertan, aprendan y dejen de lado los malos vicios que, a veces, provee la calle.