Tras el agua, estrechas callejuelas empedradas, en leve pendiente unas, otras más violentas, entre edificaciones espectaculares que se pusieron de acuerdo para conservar las tonalidades del ocre, en todas sus variantes, como para brillar al oro cada atardecer.
Los detalles son lo que impacta. Nada está librado al azar en esta ciudad atrapada entre la Edad Media y la actualidad, en la que los faroles enormes, junto a las velas, que ya en otoño empiezan a poblar mesas y escaparates, junto a florcitas que se empeñan en conservar antes que el hielo llegue, hace que los viajeros boquiabiertos se lleven a más de uno por delante. Los más atentos descubrirán bóvedas escondidas, frescos de varias centurias entre pinturas posteriores y estatuas que alguna vez fueron representativas y hoy apenas juntan polvo. Entonces se lee la reseña y allí alguien que significó en este barrio, Gamla Stan, el más antiguo de Estocolmo.
Fundada en 1252, la barriada no esconde nada. A pesar que por estos días de luz aún sus calles están repletas de visitantes, nada perturba la calma de uno de los países más felices del planeta. Hay tanto para ver que una buena guía hace falta. Por ejemplo, la catedral Storkyrkan es el templo más antiguo de la urbe, del siglo XIII, construida inicialmente por Birger Jarl, el fundador de la ciudad, que da lugar a joyas como la escultura de San Jorge y el Dragón, considerada la pieza más bella del gótico tardío del norte de Europa. Un lujito del viajero atento.
Tampoco querrá perderse el Palacio Real, y ver alguna de sus 600 habitaciones, donde habita el rey de Suecia e impactantes museos. Fue construido durante el siglo XVIII. Allí tronos, la sala de caballería, el Museo de Antigüedades Gustav III, el Museo Tre Kronor y el Tesoro, la Armería y el cambio de guardia para los fans de estas ceremonias.
Más allá de la residencia monárquica que sirve de guía, las arterias Västerlånggatan y Österlånggatan, también lo serán. De hecho parte de las murallas que rodeaban la antigua ciudadela corrían por allí. Hacia el centro se encuentra Stortorget, la plaza más antigua de Estocolmo, el lugar de encuentro con hermosas imágenes en derredor y además allí nace Köpmangatan, la calle más antigua, conocida desde el siglo XIV.
Pero no es todo: el desafío es hallar el callejón más angosto. No será difícil, pues seguramente habrá mucha gente para fotografiarlo: su nombre Mårten Trotzigs gränd, de 90 cm de ancho. Luego la iglesia de los monjes grises y sus leyendas que deberá conocer también en los tours de fantasmas.
Seguramente están los escépticos, pero el recorrido nocturno no sólo habla de espectros; cuenta mucho de la historia citadina junto a personajes de época que no se privan de hablar de pestes, incendios, asesinatos y otros males que sufrió la ciudad, pero que también hicieron lo que es ella.
Habrá que cruzar el agua, nuevamente, porque Estocolmo es tanto agua como tierra, y llegar al Ayuntamiento cuyo pináculo con las Tres Coronas doradas, es uno de los íconos más famosos urbanos, con su torre de 106 metros de altura, las tres coronas que forman el escudo nacional sueco en lo alto. Abajo bellos jardines e impagables vistas.
Un dato para cholulos de la ciencia, para Sheldon Cooper por ejemplo, es que el gran banquete del Premio Nobel tiene lugar en el Ayuntamiento. Después de la cena en Blå hallen, el Salón Azul, los premios Nobel, la realeza y los invitados bailan en Gyllene. El Golden Hall, con sus 18 millones de mosaicos de oro. ¡Bazinga!
Y si hablamos de Nobel el visitante estará ansioso de conocer el recinto de los más prestigiosos hombres y mujeres científicos. La guía nos cuenta que a mediados de diciembre es cuando la comunidad selecta se reúne en Estocolmo para honrar a los investigadores y sus descubrimientos en todas las disciplinas de cada año. Es pertinente visitar el Museo en el casco antiguo con toda la información sobre el creador Alfred Nobel y los premios de todos los tiempos.
Para salir un poco de edificaciones, volvemos a cruzar más agua, hacia el Museo al aire libre de Skansen, así lo llaman por allá. Allí, además de verde y de regalar maravillosas panorámicas, contiene al zoo de la urbe con animales de Escandinavia. Hay 150 granjas y viviendas de diferentes partes del país que fueron recreadas en este parque excepcional.
Otro de los atractivos que nadie puede perderse, nuevamente detrás del agua, en otra de las tantas islas, aunque se puede ir en bus como a casi todas partes, es el impactante Museo Vasa. Un tesoro único en el mundo, y diseñado al estilo sueco, perfecto. Resulta que el buque Vasa es el mejor conservado del planeta, data del siglo XVII y su historia es tan bella como su figura.
Imaginen un barco de guerra de 69 metros de longitud con tallas magistrales que tuvo la desgracia de hundirse en su viaje inaugural en medio de Estocolmo en 1628, y fue rescatado 333 años más tarde, hacia 1961. Lo increíble es que más del 95% del barco es original, con sus tallas y esculturas auténticas, emocionante. La tarea de rescate y restauración demandó medio siglo. Todo el proceso puede verse en las salas del museo. Cabe mencionar que en la actualidad el Vasa es el museo más visitado de Escandinavia, con más de un millón de visitantes al año. Cuenta con exposiciones que hablan de la construcción, de la utilidad de cada estancia, del funcionamiento y de la vida a bordo, también del hundimiento y de sus personajes. Hay una maqueta que es fascinante y un filme que traslada en el tiempo. Un imperdible, sin dudas.
Y para dejar el pasado atrás, quizá haya que llegar a Södermalm donde cafés, bares, restaurantes, tiendas de moda, diseño y una arquitectura ideal, es considerado un barrio de moda y moderno. La principal arteria de Södermalm es Götgatan. Hacia el norte, se encuentra la redacción ficticia de "Millennium", de la trilogía de Stieg Larsson.
Por otro lado, Östermalm se presenta en contraste, un barrio más elitista, donde incluso dicen se puede ver a los miembros de la realeza. El corazón del barrio es la plaza Stureplan, con exquisitos sitios para pasar un buen momento. Eso sí, los precios, son acordes.
Otra vez los cholulos tienen su lugar en el museo del grupo más famoso del país, ABBA. La exposición permanente está repleta de recuerdos, trajes de teatro, instrumentos, discos de oro, premios y mucho más. Pero también es una experiencia interactiva que invita a cantar, bailar, mezclar música y probar trajes virtuales de escenario. También puede grabar su rendimiento y descargarlo desde la página principal del museo con la ayuda del boleto.
Más para ver
Parques: quien vive en Estocolmo contesta lo siguiente cuando le preguntan dónde encontrar bonitos jardines: en las islas. Es que Estocolmo afortunadamente está situada a orillas del agua. Al este del centro de la ciudad se extienden unas 30.000 islas, islotes y rocas, un paraíso natural a las puertas de la ciudad. Los viajes en ferry son relajantes.
Quien prefiera más acción puede alquilar un bote o kayak. Las islas e islotes son el lugar donde el turista que visita Estocolmo puede sentir la levedad rural de la vida sueca en verano.
En el centro de Estocolmo, la Casa de la Cultura (Kulturhuset), frente a la plaza Sergel, aloja exposiciones de fotografía, moda y diseño, y ofrece música, danza, teatro y conferencias. Atención padres: en la Habitación Infantil los chicos pueden sacar libros, participar de talleres, hacer experimentos, escuchar cuentos o ver películas.
Finalmente, el Museo de Arte Moderno exhibe una buena colección de obras de Matisse, Picasso, Dalí, Klee y Rauschenberg.