Aunque el Gobierno acordó ampliar el swap de monedas con China en u$s 9.000 millones, este "refuerzo" no impactará inmediatamente en las reservas.
Además, si no se toman en cuenta ni el desembolso de u$s del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ni los préstamos procedentes del Banco de Basilea, ni los encajes a los bancos locales, las reservas netas del BCRA, que el viernes pasado cerraron en u$s 51.443 millones no alcanzarían ni a la mitad.
Ese es el calculo que hacen distintos economistas de la City en o the record. Pero el Gobierno ya había adelantado sus propios números: en la última carta de intención con el FMI de mediados de octubre, se estimaba que las reservas propias de la autoridad monetaria ascendían a u$s 15.788 millones.
Las negociaciones de esta renovación habían comenzado este año con Luis Caputo. En la previa del G20 el presidente del Central, Guido Sandleris, había hecho hincapié de que esta renovación del intercambio de monedas por 60.000 millones de yuanes servirá para apuntalar las arcas.
Ayer, tras la firma del pacto entre ambos países, la entidad monetaria remarcó en un comunicado para la prensa: "Este nuevo acuerdo contribuirá a promover una mayor estabilidad financiera y a afianzar la relación entre ambos bancos centrales. El mismo facilitará también el intercambio comercial entre ambos países".
Quedará en manos de las autoridades del BCRA decidir el momento en que incorporan la línea de yuanes a reservas. No necesariamente se van a incorporar a las tenencias internacionales de la entidad hoy mismo, dijeron en la calle Reconquista.
Según voceros del BCRA, la ampliación del swap se aplica sobre el acuerdo vigente desde julio del año pasado. En aquel entonces, se había renovado la disponibilidad de $ 70.000 millones de yuanes por tres años, es decir, con vencimiento en 2020. Este extra de $ 60.000 millones de yuanes tiene el mismo plazo de vida en las reservas de la autoridad monetaria argentina.
El primer contrato entre ambos bancos centrales se había firmado en 2009, cuando BCRA era presidido por Martín Redrado. Con este pacto, ambos bancos centrales se comprometían a realizar un swap de monedas a tres años de plazo, por un monto de $ 70.000 millones de yuanes, cifra que equivalía a u$s 10.200 millones en ese entonces.
Cinco años después, la autoridad monetaria argentina renovó el acuerdo, esta vez por un monto que equivalente a u$s 11.000 millones, gracias a la variación del precio del yuan. Ese nuevo tramo de 2014 fue complementado en 2015, y renovado por tres años más en julio del año pasado.