Dos personas, una relación y una ruptura. Todos, alguna vez en la vida, pasamos por una experiencia así. Willy Olarte lleva trae a los escenarios mendocinos la obra del croata Ivor Martinic “Sería una pena que se marchitaran las plantas”, con una vuelta de rosca que la hace sumamente atractiva.
La obra es un éxito en Buenos Aires con la actriz catalana Júlia Ferré y el argentino Victorio D’Alessandro como los protagonistas, pero acá Willy fue más allá y encaró la puesta con varias parejas. En definitiva el amor es libre y no hay una sola fórmula para amar a un otro, ¿no?
¿Por qué elegiste esta obra?
Esta obra la elegí porque el autor es el mismo autor de una obra hermosísima que se llama Mi hijo solo camina un poco más lento, que es Ivor Martinic, y que es una lindura de obra. Me puse en contacto con él para conseguir esa obra y viéndola de manera más detalla era dificultosa para trabajarla. El autor me manda toda su dramaturgia y entre ellas estaba esta, la leí y me encantó. Es una obra que habla de amor, que habla de ruptura, que habla de cómo nos manejamos con el apego y de cómo elegimos el amor libre, en cuanto a libre de verdad.
Por eso me gustó. Está pensada para que sea actuada por una pareja que puede ser una pareja de un hombre o una mujer o de 2 varones o 2 mujeres, pero yo en este caso elegí una puesta distinta y decidí que los dos personajes fueran interpretados alternadamente y surgió una cosa muy bonita.
¿Qué llamó tu atención de la obra original?
Lo que llamó precisamente mi atención de la obra original era eso, que la obra está escrita para que fuera interpretada por una pareja, independientemente de la sexualidad porque es como si el amor se tratara de un idioma, en donde uno puede tener ciertas particularidades. Por ejemplo, el colombiano habla distinto que un español o un argentino, pero el idioma sigue siendo uno solo, el castellano. Y un poco pasa así con el amor, puede haber particularidades dentro de las parejas, pero el idioma sigue siendo uno solo.
¿Con qué se va a encontrar el mendocino que vaya a ver la obra?
El mendocino que vaya a verla se va a encontrar con una obra absolutamente nueva. Hoy por hoy, la cartelera mendocina tiene excelentísimos títulos para ir a ver, que van desde una punta a otra punta del abanico de posibilidades y esta es una comedia dramática muy interesante.
¿Qué es para vos dirigir esta o cualquier otra obra?
Yo no sé si soy buen director, pero sí sé que soy buen público. Cuando uno tiene una mirada interesante, y no es que yo diga que la tenga, pero sí es particular y veo que mi mirada es compartida por un montón de gente, entonces eso me anima a dirigir esta o cualquier obra. Por sobre todo me animo a dirigir obras que hablan de la diatriba humana, digamos de esa constante búsqueda de las relaciones interpersonales, como sucedió con “El loco y la camisa, como sucedió con “Pulsión” y ahora con “Sería una pena que se marchitarán las plantas”.
¿Qué expectativa tenes con el estreno?
¿Las expectativas? Todas y con todos los nervios que uno supone. Tuvimos el ensayo general, el elenco me preguntó cómo la veía para el estreno y yo les dije que estaba al 67%. El elenco entró en pavor, pero yo creo que un director nunca está del todo conforme con lo que quiere ver. Me pasa con “El loco”, llevamos veintitantas funciones y por ahí digo “esta es la función que quería” y a lo mejor es la 27
Eso es lo lindo del teatro, que siempre es un hecho único y perfectible, así que las expectativas que tengo para el estreno es que la gente la pase bien, se divierta y sobre todo nosotros como elenco y como y como grupo humano la pasemos bien, nos divirtamos y podamos dar lo mejor de nosotros.
La obra de Willy Olarte promete un viaje por el dolor de una ruptura, por reconocerse a uno mismo y caminar ese camino de recuerdos. Drama y comedia en una misma puesta en escena. La cita es este viernes 8 de julio a las 21 en la sala Susana Tampieri de la Nave Cultural.
Ficha
Sería una pena que se marchitaran las plantas
Viernes 8 de julio 21:00
Sala Susana Tampieri
Entradas: $750 a través de Entradaweb
Ficha de la obra
Dramaturgia: Ivor Martinić
Traducción: Nikolina Zidek
Fotografía: Lali Caleau
Diseño gráfico: Hernán Iguácel
Asistencia técnica y escénica: Álvaro Benavente
Dirección: Willy Olarte