La historia de “Game of Thrones” empezó con una pregunta: “¿Quién es la madre de Jon Snow?”, inquirió a los productores David Benioff y D. V. Weiss el escritor George R. R. Martin, autor de la saga “Canción de hielo y fuego”, en la que se basa la serie, que hoy cumple 10 años de su estreno.
Ese día de 2006, se habían juntado a almorzar en un soleado restaurante de Palm Beach. ¿El objetivo de la reunión? Convencer al escritor de que era posible adaptar sus voluminosos libros a una serie, puesto que la historia era tan extensa y entreverada que una película habría resultado insuficiente.
Ese día pasaron casi todo el día hablando, y tras horas lograron convencer al escritor de que ellos la saga iba a estar en buenas manos. Eran realmente fanáticos de los libros, los conocían profundamente e incluso podrían adelantarse a datos todavía no revelados por Martin, como quién fue la madre de Jon Snow, algo que los espectadores de “Game of Thrones” solo conocerían en el último episodio de la sexta temporada. El pacto quedó sellado.
Solo quedaba, en realidad, lo más difícil: que HBO supiera que esta extraña serie (que unía fantasy medieval, intriga política y apocalipsis zombie) era una verdadera mina de oro, y que se animara a producirla. En ese momento, era la única productora de series que podría haber hecho frente al abultado presupuesto.
Lo lograron recién cuatro años después, después de rehacer un piloto fracasado en el que tuvieron que rehacer en un 90% un guion que no estuvo a la altura de las complejas relaciones que se tejen en Westeros. De ese piloto perdido se saben pocas cosas, como que las actrices que interpretaban a Daenerys Targaryen y Catelyn Stark eran otras (Tamzin Merchant y Jennifer Ehle) y que no quedaba claro el tema del incesto de los hermanos Lannister, algo importantísimo para el desarrollo de la historia y para la antipatía de los televidentes con esos personajes.
Para convencer a HBO, los showrunners acudieron a una mentira piadosa. Confiaron en que ningún productor se iba a tomar el trabajo de leer miles de páginas de Martin y les dijeron que “Game of Thrones” sería, ante todo, una serie sobre relaciones humanas. Le dieron el ok a la producción, sin saber lo difícil que resultaría en determinado momento hacer frente a las exigencias presupuestarias, pues los dragones son una minúscula parte de un enorme gasto en efectos especiales y escenas bélicas.
El primer episodio, “Winter Is Coming”, se estrenó el 17 de abril de 2011 y fue visto por unas dos millones de personas. Un verdadero éxito de audiencia.
Como pocas series, empezó a generar comunidad entre sus espectadores, coincidiendo con el boom de las redes sociales, que dieron el canal para tejer teorías sobre la evolución de los hechos y comentar en tiempo real los episodios más shockeantes, regados con litros de sangre y con giros inauditos en el guion. Pues sí, ¿cómo olvidar cuando decapitan al que creíamos el protagonista de la serie, Ned Stark?
El rumor de que había una serie colosal, que amedrentaba con un apocalipsis ocasionado por unos zombies medievales y que la violencia, los desnudos, y la genialidad de los diálogos te mantenían pegado al televisor, fue corriendo tan rápido que, para el 2014, “Game of Thrones” ya superaba en espectadores a “Los Soprano”, hasta ese entonces la serie cabecera de HBO. Desde entonces, los productores ya no dudaron: esa serie había que seguir produciéndola a cualquier costo.
Lo demostró la tan controvertida octava temporada, en donde cada episodio costó la exorbitante cifra de 15 millones de dólares, aunque los réditos de la serie ascendían a 1.000 millones cada año.
Esta última temporada dejó a los fans con el corazón roto, aquel 17 de mayo de 2019 en que finalizó para muchos de una manera apresurada y hasta incongruente. Lo cierto es que Weiss y Benioff, quienes en 2006 le demostraron a Martin su poder predictivo, anticipándose a uno de los secretos de la saga, no pudieron continuar decentemente una historia que ya no tenía a los libros como sustento.
El final literario de la saga se espera desde hace casi una década, pero Martin no se decide a darlo a la imprenta: sabe que la historia es un monstruo, un dragón difícil de maniobrar, y que su desenlace tiene que estar a la altura de todos los libros anteriores. Tristemente, los tiempos televisivos no coincidieron con la genialidad del escritor.
Las estrellas que lanzó
Peter Dinklage (Tyrion Lannister) y Emilia Clarke ( Daenerys Targaryen) son algunos de los actores geniales que nos reveló la serie y que despegaron con una carrera cinematográfica a la altura de su carisma.
Claro que había otras un poco más conocidas: Sean Bean (saga “El señor de los anillos”), Lena Headey (“300”) y Charles Dance (“Michael Collins”).
Y también hubo otros que despegaron a raíz de la serie. Es el caso de Jason Momoa (el nuevo Aquaman de DC), Maisie Williams (“Los nuevos mutantes”, “Los intrusos”, etcétera), Richard Madden (“1917”) y Sophie Turner (de la saga “X-Men”).
Los spin-off
A fines de marzo se conoció que Martin firmó un acuerdo multimillonario que lo vinculará con HBO y su plataforma de streaming HBO Max por los próximos cinco años, para llevar al formato audiovisual la enorme cantidad de material que el autor escribió ambientado en ese universo narrativo.
La noticia trascendió poco después de que la cadena anunciara la realización de “House of the Dragon”, la primera serie derivada de la original, que centrará su historia en la Casa Targaryen, y tendrá como showrunners a Ryan Condal y a uno de los directores de sus mejores episodios, el británico de ascendencia argentina Miguel Sapochnik.
La compañía confirmó que también se producirán otros tres spin-offs, el primero de los cuales se titulará “9 Voyages” o “Sea Snake”, que será desarrollada por Bruno Heller, el cocreador de “Roma”.
En segundo lugar, “Flea Bottom” se situará en uno de los distritos más humildes y carenciados de la capital de esas tierras, mientras que “10.000 Ships”, el tercer proyecto, seguirá a la princesa Nymeria y la travesía que emprende junto a un antiguo pueblo.
En números
-Es la serie más cara de la historia.
-Es la serie más pirateada de la historia.
-Es la serie más premiada (160 nominaciones en los premios Emmy y ganó 59)
-Tuvo 73 capítulos.
-El último episodio fue visto por 13,6 millones de espectadores en vivo.
-Fue filmada a lo largo de 10 países.
.Tuvo más de 12 mil extras alrededor del mundo.
-El vestuario incluyó 12.137 pelucas y más de 80 kilómetros de tela.
-La producción insumió 40 millones de metros de soga, 2133 metros de algodón para hacer más de 330 carpas, 65.000 bolsas de yeso, 5000 litros de pegamento para madera, más de 16 millones de metros de cable
-Los efectos especiales se hicieron en 40 estudios, con 3.000 efectos con pirotecnia, 163 toneladas de propano y 15.000 galones de sangre artificial.
-500 mil dólares por episodio ganaron en la última temporada los protagonistas.