La crisis económica y el coronavirus tienen a la industria editorial muy preocupada, pero incluso así en el desierto florecen cosas. Si hablamos de editoriales locales independientes, no queda más que celebrar este año mendocino: los libros se publicaron de a cientos. Las tiradas son menores que en la gran industria pero, en contraposición, son libros que se editan con esmero y paciencia, que revelan nuevas voces y que además suelen hablar de nuestra identidad mendocina. Jagüel Ediciones es una de esas fuentes que todos los años nos dan novedades.
La docente, escritora, guionista, fotógrafa y editora Bettina Ballarini resume: “Durante este 2021 hemos publicado diez títulos, y acaban de entrar en noviembre cinco más que están en distintas etapas de la producción editorial, corrección y ajuste de manuscritos, o diseño y diagramación o ilustración o en prensa o en exportación a ePub. Son dos de poesía, una novela y dos de investigación científica. Estos últimos abrirán el ciclo 2022″.
Jagüel, que con esta tirada anual ya supera los 50 libros editados, dio a conocer títulos de variadas temáticas: narrativa, poesía, algunas investigaciones científicas y otros que tienen el propósito de acercar la mitología a los más jóvenes. Además, algunos cuentan con ilustraciones originales de María Marta Ochoa, artista colaboradora de la editorial.
En detalle
“Comunidades intelectuales latinoamericanas en las tramas de lo nuevo; segunda mitad del siglo XX”. Incluye ocho artículos académicos de Claudio Maíz, María Paula Pino Villar, Alejandro Paredes, Emiliano Matías Campoy, Pablo Ponza, Ramiro Esteban Zó y Gabriel Motali, sobre las redes intelectuales que se crearon en Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX en torno de las revistas culturales Crisis, Forja y Terra.
“De mujeres y de tragedias”, de Patricia Suárez. Se trata de una segunda edición, ampliada e ilustrada, en la que la celebrada dramaturga argentina contemporánea recrea, desde cinco monólogos, a las heroínas más famosas de la literatura clásica: Fedra de Creta, Medea de Cólquide, Helena de Esparta, Casandra de Troya y Circe, la maga de Eea. Por aquí transita la idea de refundar y reparar sus conflictos desde una perspectiva de la sociedad actual.
“El cosmos de los Números Naturales”, de Horacio Retamales. Resultado de la investigación de quince años del autor sobre la Teoría de los Números, para descubrir una ley original ignorada por los matemáticos clásicos y contemporáneos: la Ley de Distribución de los Números Primos en los Números Naturales.
“Guía práctica de Animación Turística Integral”, de Paulo Vieyra Rey. Un manual sobre conceptos, y con un repertorio de sugerencias prácticas, respecto de la Animación Turística Integral, una herramienta esencial para Técnicos en Turismo, agencias, grupos hoteleros y de recepción de contingentes turísticos.
“Insomnios de la memoria. Cuentos póstumos”, de Emilio Fernández Cordón. En el marco de la Colección Arriba Pasa el Viento, de narradores mendocinos contemporáneos, se recopilan estos 37 cuentos inéditos del querido escritor mendocino. “En un estilo entre surrealista y policial, recrea figuras conocidas y paisajes de nuestra provincia, con perspectiva de juego y sátira que va más allá de lo local”, escribe Ballarini.
“¿Me contás un mito, abuela?”, de Iris Quiero. Incluye mitos grecolatinos recreados para niños de 10 a 12 años, con ilustraciones originales de María Marta Ochoa. “Una abuela recrea para su nieto los relatos de los mitos grecolatinos y hace hincapié en su impronta formadora sobre nuestra cultura, desde el vocabulario a varias prácticas culturales. Rescata la idea del amor como lazo unitivo en el principio de las cosmogonías y advierte sobre las consecuencias del desarraigo, la violencia y el abuso en su variedad de manifestaciones”, escribe la editora.
“Obertura”, de Andrés Pérez. En el marco de la Colección Arriba Pasa el Viento, “reúne seis cuentos que describen personajes del ámbito rural y de las poblaciones pequeñas de la Argentina, con sus conflictos y carencias, que pueden ser reparadas con el sentido de la justicia y de la educación”, dice la reseña.
“Puertas, llaves, espejos”, de Nora Quevedo, con prólogo de Olga Ballarini e ilustraciones originales de María Marta Ochoa. Un poemario que ahonda en la existencia humana, el alma y la esperanza que debiera acompañar nuestros pasos.
“Réquiem de la luciérnaga”, de Nicolás Sosa Baccarelli, con prólogo de Susana Tarantuviez e ilustraciones originales de María Marta Ochoa. Una luciérnaga que brilla en las noches mendocinas puede transformarse en el símbolo del espíritu, que busca a través de la poesía nuestra identidad.
“Universos corporales”, de María Fernanda Bals. La Eutonía como disciplina corporal vista desde un enfoque conceptual y aplicado desde la experiencia autobiográfica.
Lo que viene
-¿Y qué proyectos tienen para el año que está por comenzar?
-Por supuesto que hacer y hacer más libros y generar eventos vinculados con ellos. También llevarlos a distintos puntos del interior de nuestra provincia (en la medida que la pandemia lo permita) para acercar libro, autor y equipo de trabajo a escuelas, bibliotecas e instituciones municipales y culturales.
“Hace pocos días hemos conseguido acordar con un gran, y serio, distribuidor digital, que hará circular los libros de Jagüel por las plataformas internacionales de venta de libros digitales”, celebra Ballarini. Pero mientras tanto, se pueden adquirir en soporte físico o ePub escribiendo a jagueleditoresmza@gmail.com o al WhatsApp 262-5093367.
-La pandemia le dio una estocada muy fuerte a un sector que ya venía golpeado por la crisis. ¿Creés que, en un panorama editorial donde reinan los monopolios, las editoriales locales independientes tienen una fortaleza especial?
-Es una pregunta difícil de responder con certeza, te diría: “ni tan calvo ni con dos pelucas”. O sea, el mundo del libro ha estado muy amenazado los últimos años, pero también es cierto que, después de los primeros meses de la pandemia y el desconcierto global, las estadísticas afirman que creció el corpus de lectores que reclaman distintos géneros de lectura y, en consecuencia, la producción y el mercado repuntaron bastante, en especial respecto del más reciente habitante de ese universo: el libro digital.
Los monopolios no cesan, es cierto. Y las editoriales independientes locales, de cualquier lugar del país, tenemos el bloqueo de Gargantúa de la distribución (al modo del gigante de Rabelais que no tenía freno en la ingesta), que habita en Buenos Aires, donde también se suele decir que habita Dios. Pero habría una ventana: tenemos escritores que pelean por la identidad de las literaturas regionales, y esos asuntos pueden atraer nueva demanda. Si a eso le sumamos calidad editorial, es decir el libro como un objeto cuidado y no solo como un vehículo de contenido, la ventana puede empezar a abrirse.