En un año marcado por el desabastecimiento de películas, cuando aparece una actuación notable hay que atesorarla: es la que ofrece, dice la crítica, Eddie Redmayne en “El juicio de los 7 de Chicago”, que estrena mañana por Netflix.
Así Redmayne, de 38 años, podría ser uno de los nominados en los próximos Oscar, premio al que ya aspiró en “La chica danesa” (2015) y que ganó por “La teoría del todo” (2014). Claro, siempre y cuando el hombrecito de oro se realice como todos los años y mantenga las usuales categorías (debido a la evidente disminución de candidatos).
En esta película hay algo que se repite: la voracidad interpretativa de este británico a la hora de encarar personajes históricos. En este caso, Tom Hayden, uno de los siete enjuiciados en ese hecho, que quedó en la memoria de los estadounidenses por demostrar lo cómicas y dementes que pueden resultar algunas jugarretas políticas.
El hecho: en 1968, un grupo de activistas de diversas extracciones es acusado de conspirar contra el Gobierno y provocar disturbios durante la Convención Nacional Demócrata de ese año. Si contextualizamos más, aparecen (no tan en el fondo) la Guerra de Vietnam, rechazada por una gran parte de la sociedad de la época, la lucha antirracista y las inminentes elecciones, en las que ganaría Richard Nixon. El juicio, definido por muchos como una farsa, sirvió para ocupar la atención mediática entre septiembre de 1969 y febrero de 1970, momentos muy álgidos en todo el mundo.
Algo hubo en esa historia que llamó la atención de varias generaciones de realizadores, que hicieron desde documentales (“Chicago 10: Speak your Peace”, de Brett Morgen) hasta adaptaciones (“Vladimir et Rosa”, que Jean-Luc Godard y Jean-Pierre Gorin dirigieron poco después de los hechos).
Ahora la idea es otra: distribuido, casi forzosamente, en una vidriera sin fronteras como Netflix y dirigido por un hijo de Hollywood, como Aaron Sorkin (guionista de “Red social” y “Juego de poder”, entre otras), el filme adquiere otro tono y otra masividad, en un momento también clave para la historia. Además, nos encontraremos con caras doradas, jóvenes y veteranas: Sacha Baron Cohen, Jeremy Strong, John Carroll Lynch, Mark Rylance, Joseph Gordon-Levitt, Frank Langella y Michael Keaton, además de Redmayne.
A lo largo de su carrera, el británico ha abordado hondas psicologías y hasta ha transformado su cuerpo para interpretar a personajes que realmente existieron. Y aunque Hayden, quien fue marido de Jane Fonda entre 1973 y 1990 (falleció en 2016), no representa un “tour de force” como Stephen Hawking o Lili Elbe, el actor encuentra la ocasión de lucimiento: “Cuando me toca componer una figura histórica, primero comienzo a leer todo lo que esté a mi alcance sobre esa persona -revelaba el actor a La Nación hace unos días-. Gracias a internet, ese trabajo es fascinante porque uno puede acceder a muchas aspectos distintos de alguien. Podés ver en YouTube imágenes de archivo, o escuchar viejas grabaciones. Luego de varios meses de dedicarme a esa tarea, hago a un lado lo aprendido, esperando conservar en mí la esencia de lo estudiado. Y a partir de ahí todo se trata de interpretar los textos, o en este caso las palabras de Aaron Sorkin, e interactuar con el resto de los actores con la esperanza que todo lo aprendido y lo elaborado de alguna manera pueda emerger”.
Agregó: “Este pequeño momento retratado en el film transcurre antes de que Tom conociera a Jane. Sin embargo, vi un documental muy importante sobre la vida de ella, en el que Tom aparece mucho. En su página web también estudié un hermoso artículo sobre Hayden escrito por ella, y cómo el día antes de morir, Tom le dijo que ver personas determinadas a dar sus vidas por algo en lo que creen fue una cosa que cambió su vida para siempre. Y ese mensaje me resultó muy conmovedor, y lo tuve muy presente durante todo el proceso de filmación”.
Todo el equipo de la película es consciente que tratar un tema como este, en un tiempo como el actual, es darle a “El juicio de los 7 de Chicago” una multitud de ecos, de interpretaciones y de hilos hacia el presente. Aceptando el riesgo, y la ocasión para mostrar cuán antirracistas fueron esos militantes, antibelicistas y contemporáneos al asesinato de Martin Luther King, este filme ya es uno de los favoritos de este año diezmado. “Supongo que el mensaje es que en algunos aspectos hemos evolucionado -reflexionó Redmayne-, pero en otros no lo hemos hecho en absoluto. Y debemos prestarle atención a eso, ocuparnos y hacer algo. Y siento que eso lo que el mundo está haciendo en este momento”.
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