Hubo un tiempo en que la llamaban despechada. ¿Recuerdan cómo se hablaba de que sus canciones deslizaban indirectas hacia sus ex y sus desamores? Una artista que hacía de sus lamentos un tema para componer el último hit del pop.
Nueve álbumes después, la carrera de Taylor Swift dio un giro casi inesperado. Acaba de terminar el mejor año de su carrera y los críticos, que tantas veces le soltaron la mano, la han puesto en el trono musical de la pandemia.
Comenzó el 2020 con el estreno de su documental, “Miss Americana”. Una cara de la artista que no conocíamos hasta ahora. Así sale a flote luego de años de silencio y reprimiendo la enorme sensible mujer que realmente es.
Tras ese documental, que destapó su cara más íntima, siguieron dos álbumes revolucionarios. Y ahora, no quiere ser menos.
El cambio en su composición musical
“Todos en el mundo de la música tienen su nicho, algo que los diferencia de los demás. En mi caso es contar historias”. Así lo sentencia Swift en su documental. Y es verdad.
Dejó de ser la mujer que de sus penas hace un éxito: esta vez tuvimos una nueva faceta. Durante el confinamiento no fueron solo sus experiencias las que dispararon nuevos proyectos, sino que historias ajenas e incluso nacidas de su imaginación fueron las protagonistas de sus dos últimos álbumes.
Lo dejó en claro: ya no iba a ser quién esperaban que fuera, sino que iba a ser ella misma. Algunos meses de espera nos dejó el coronavirus aguardando por este cambio radical que había anticipado. No hubo año pandémico que la frenara.
La mañana del 23 de julio despertamos con el anuncio de su octavo disco, “Folklore”, que sería estrenado en todas las plataformas digitales esa misma noche. Si bien eso fue una sorpresa, escucharlo fue una aún mayor. Y lo mismo pasó cuando el 11 de diciembre anunció el lanzamiento de un disco hermano, “Evermore”.
Sorpresivos no fueron solo los anuncios de sus discos, sino el contenido de los mismos. En ellos, el peso de “gustarle a todo el mundo” desapareció, y con ello floreció una nueva Taylor.
En “Evermore”, la canción dedicada a su abuela “Marjorie”, su fuerte apertura con “Willow” y la joyita “Ivy”, hablan por sí solas. Definitivamente, Taylor funciona mejor cuando no tiene nada que demostrarle al mundo, más que su deseo de componer.
A los 13 años comenzó su carrera musical y durante gran parte de ella ha tratado de evolucionar del country. Ha sentido la necesidad de explorar otras áreas, principalmente el pop, para ser aprobada como una artista completa, alguien que no se encasilla.
Como se lo propuso, lo logró. Con su disco “1989” llegó una nueva oleada de seguidores que empezaron a descubrir su música. Y aunque parecía que se iba a quedar ahí para siempre, en el molde del éxito, se dejó atravesar por la sensibilidad que le impuso el aislamiento y el Covid-19.
En compañía de su novio y su gato, la cuarentena fue un periodo de creación y de libertad. Escribió sobre historias que no eran suyas, sobre amores imaginarios y personajes ficticios. Se asoció con sus amigos de siempre, pero también con artistas a los que admira y compuso música que se siente nueva y única, pero que al mismo tiempo nos lleva a sus primeros discos.
Y por si esto fuera poco, y para coronar el año que pasó, en menos de una semana “Cardigan”, “The 1” y “Exile”, tres de las canciones de “Folklore”, entraron en el Top 10 del ranking Billboard. Con esto, volvió al primer lugar del ranking Billboard 200 y acumula 51 semanas no consecutivas con sus ocho álbumes de estudio. Una cifra que iguala a la de Michael Jackson y que solo es superada por los Beatles (con 132 semanas), Elvis Presley (67 semanas) y Garth Brooks (52 semanas).
“Miss Americana”, para ver en Netflix
Si alguien preguntara quién es Taylor Swift, las respuestas las encontraría en este documental, que se puede ver en esa plataforma. Fue un antes y un después en lo que creía la gente de ella. Por años se enfocó exclusivamente en su carrera, sin importarle las críticas que caían sobre ella, impiadosas, y las opiniones de sus ex (Harry Styles, Jake Gyllenhaal, Calvin Harris, Eddie Redmayne, Zac Efron…).
“Me llenaba tanto la aprobación que eso era todo. Me convertí en la persona que todos querían que fuera”. Así lo sentencia en el documental, que también registra sus inicios hasta su álbum “Lover”, publicado en 2019.
El quiebre en su carrera (que provocó su pelea en 2009 con Kanye West), la reclusión luego de tanta humillación y agresión de parte de los medios y el público, la vuelta a los escenarios, su cambio de visión y su decisión de soltar eso que todos esperaban de ella, su lucha por los derechos de las mujeres, la forma en la que dejó el silencio de lado y decidió imponer su manera de pensar. Esto y mucho más queda registrado.
“Miss Americana” es un documental que no esconde angustias, inseguridades, miserias y quiebres emocionales de Swift.
Y aunque por momentos parece un trabajo diseñado para aumentar la publicidad de la artista, la realidad es que no se priva de contar el lado oscuro de la industria musical. Una joven que de pequeña comenzó con un sueño, que dejó de lado sus creencias por cumplir con un estándar de mujer y artista. Una vida rodeada de presiones, trastornos alimenticios, abuso, controversias mediáticas y amorosas.