Sebastián Wainraich: “Se puede hacer humor con todo. Si usas un tema doloroso y me río, te amo. Si lo haces para provocar, me pareces un gil”

Antes de su show en Mendoza, el actor habló con Los Andes sobre la fragilidad, el humor, el dolor y los hijos. Un tipo que lo deja todo sobre el escenario y que no se calla nada.

Sebastián Wainraich: “Se puede hacer humor con todo. Si usas un tema doloroso y me río, te amo. Si lo haces para provocar, me pareces un gil”
Sebastián Wainraich llega a Mendoza con Frágil

“Dejo todo en el escenario”. Con estas palabras, Sebastián Wainraich define su trabajo en el unipersonal que viene a presentar a Mendoza el próximo 21 de mayo a las 21.30 en el Teatro Plaza de Godoy Cruz.

Es difícil remarcar en papel el énfasis que le puso Sebastián a ese TODO. Para él, el escenario es pasión, entrega y lo que lo “transforma”. “No siempre tiene que ver con el discurso sino con la entrega física, hay algo que es automático y es que yo puedo estar mal, puedo estar cansado, pero una vez que subo al escenario estoy activo. Me puede doler la cabeza, subo al escenario y ya está, me transforma. Siento que el escenario es un gran lugar para estar.”

Sebastián Wainraich llega a Mendoza con Frágil
Sebastián Wainraich llega a Mendoza con Frágil

Sobre Frágil, Wainraich nos cuenta que es un unipersonal con el que viene trabajando hace varios años en Buenos Aires y que ahora lo lleva al resto del país con esta gira. Una gira que estaba prevista para el 2020 y que tuvo que reprogramarse por la pandemia, pero ahora con Mendoza como punto de partida arranca “con mucha ansiedad”, según él mismo reconoce.

“Es un show de comedia en donde hablo de mi, hago clásicos monólogos de Stand Up y hay cuatro personajes que se van metiendo en ese monólogo. Me cambió arriba del escenario, pero nunca me quedo desnudo, para tranquilidad al público. Los personajes tienen su voz, su manera de contar y su manera de ver la vida. Es un show de comedia en el que también hay un espacio para la reflexión y momentos en dónde se baja un poquito.”

Wainraich habla del teatro con una pasión y una alegría que traspasa cualquier cosa. Se nota que lo mueve, que es su motor. Algo parecido le pasa con la escritura. Sebastián, además de poner el cuerpo sobre el escenario, escribe y hace radio. Desde 2007 viene trabajando junto a Julieta Pink y Pablo Fabregas. Primero fue en radio Metro y ahora desde Urbana Play.

“Cuándo escribo un guión es como que me voy a vivir a ese lugar, puede estar explotando todo alrededor y no me doy cuenta. Es un problema para la vida porque no podés encontrar cosas que le compitan. Es muy difícil, muy complicado, son muy pocas las cosas que te generan esa adrenalina, esa plenitud” reconoce Sebastián.

La pregunta sale sola: ¿Hay algo que en tu vida te genere la misma adrenalina?. Y la respuesta es casi obvia. Los hijos: “La paternidad es una intensidad inigualable, pero a diferencia de una obra de teatro, la paternidad no la controlas. Arriba de un escenario controlas la situación, decís lo que querés. La paternidad es mucho más importante que el teatro, es lo más importante de todo para mí. Pasas por momentos bravos y por momentos de mucho aprendizaje. Así como hay momentos hermosos, hay muchos otros aburridos” se sincera el humorista.

Se hace un silencio de unos segundos y Sebastián se da cuenta de lo que acaba de decir. “No vayas a poner de título que la paternidad es aburrida” pide riéndose. Tranquilo. No va a pasar. Profundizamos sobre el tema hijos, trabajo y la unión de ambos. Él lo define como “un quilombo” y explica: “No sé si soy mal padre o buen padre, lo que sí sé es que soy un padre presente. Eso es algo que se puede medir objetivamente. Si soy bueno o malo, lo dirán después mis hijos. Con respecto a la presencia, estoy presente” sentencia Wainraich que tiene dos hijos fruto de su matrimonio con la actriz y humorista Dalia Gutman.

“Tengo horarios extraños, pero no tanto. No es que estoy afuera todo el día. Capaz estoy trabajando un viernes a la noche o me quedo escribiendo toda una madrugada, pero puedo ir a los actos del colegio a la mañana. A lo mejor un padre que es abogado o contador no lo puede hacer. Se balancea”, agrega Wainraich sobre su rol como papá.

Volvemos al título de su unipersonal y acá descubrimos a un Sebastián más serio y reflexivo. “Todos los seres humanos somos personas frágiles que hacemos todo lo que hacemos para olvidarnos de esa fragilidad y de que acá estamos de paso. Y no siempre lo relaciono con la muerte, tiene que ver con las relaciones y con los sentimientos también. Podemos ponernos un caparazón, podemos hacernos los fuertes, pero de vez en cuando la vida te golpea”.

“A mi el humor me sirve para comunicarme, no como una cosa racional de decir ‘voy a hacer humor, voy a hacerte sentir mejor’, lo hago naturalmente. El humor te puede servir para sobrellevar, pero no sé si cura. Cuando llega el dolor, hay dolor y hay veces que no lo cura nada. Me parece bien que después llegue la comedia y te haga reír, pero no sé si te hace olvidar” sentencia Wainraich.

En tiempos de redes sociales y de una susceptibilidad suprema sobre ciertos temas, parecería muy complicado hacer humor, pero Sebastián cree que sí, que se puede hacer humor con todo: “Si causa gracia, si haces humor con un tema súper doloroso y me haces reír te amo, la verdad que te amo. Si haces humor con un tema doloroso, más complejo y lo haces para provocar y no me causa gracia, me pareces un gil”.

En las redes sociales se produce un fenómeno que día a día cobra más poder. A través de la cultura de la cancelación, los usuarios de las redes condenan, por lo general a un influencer o una personalidad reconocida, por un comentario (y por consiguiente su forma de pensar). J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, fue víctima de esto por su posición transfóbica. En Argentina está el caso de Martín Cirio que comparó la insistencia por una nota con un violación. Y así, un montón de ejemplos. Algunos pensadores de la época, entre ellos el lingüista y filósofo Noam Chomsky, están preocupados porque esto pueda llevar a una especie de dictadura del pensamiento único.

Wainraich reflexiona sobre la cultura de la cancelación y los que ofician de policía de la gracia: “En las redes sociales además de los enojos y de los insultos, la indignación y todo eso surgieron un montón de comediantes y humoristas que me encantan. Hay un espacio para el humor que está buenísimo. La cancelación me parece que está mal. Nadie tiene la autoridad para decir ‘esto no va más’ o ‘a este lo cancelamos’. Me parece que a veces ponemos a la misma altura a un tipo que abusó de una mujer, que a un tipo que puso un tweet expresando sus ideas. Entonces, cuando todo es cancelable nada es cancelable. Es rarísimo”.

Saliendo de este momento cargado de cierta solemnidad académica, el actor habla de lo feliz que lo tiene la nueva temporada de su serie Casi Feliz que se emite por Netflix y de lo que se viene: “Me queda un montón para hacer. Si te mostrara todas las ideas que tengo para escribir, no sé si me va alcanzar la vida.”

No queda más que augurarle una larga y próspera vida para seguir disfrutando de un Sebastián Wainraich que nació para crear. Que divierte. Que se ríe de todo, de todos y de sí mismo también.

Por el momento, podemos seguir disfrutando del talento de Sebastián en muchísimos espacios y formatos. Este 21, por lo pronto, en el Teatro Plaza con su unipersonal Frágil. Imperdible.

Ficha

Frágil

Teatro Plaza de Godoy Cruz

21 de mayo

21.30 hs

Entradas en boletería y en el sitio entradaweb

Precio: $1800 y $2000

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