El músico y compositor uruguayo Rubén Rada, que se sostiene como una de las figuras más prolíficas de la escena rioplatense, iniciará el 6 de mayo en Buenos Aires una serie de recitales por ciudades argentinas donde abordará el ecléctico repertorio que a fines de 2021 lo llevó por primera vez a Japón, donde ofreció 15 conciertos.
“Estando y tocando en Japón pude confirmar que no hay sitio donde haga falta decir que tocás música latina porque la música latina se comió el mundo”, asegura Rada durante una distendida entrevista.
En esa cuerda y con su habitual sentido del humor, el artista que antes de su imponente trayectoria solista integró legendarios grupos como Los Hot Blowers, El Kinto, Totem, Opa y La Banda, apunta que “a ‘Despacito’ hasta la hacen los hindúes con la cítara. Y clubes de tango y salsa hay en todas partes del planeta”.
Sentado en la amplia cocina del primer piso de la productora local encargada de las presentaciones que entre el 6 y el 13 de mayo lo tendrán en escenarios de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Córdoba y Rosario, Rada repasa las vivencias recogidas en Japón (país al que viajó en el marco de la celebración por el centenario de las relaciones diplomáticas con Uruguay) y su gozoso impulso por hacer música.
“Yo le meto por todos lados. Tengo 78 años y pienso que mañana me voy a ir entonces les dejo música. Grabo, grabo, me voy y quedarán como cinco discos míos por salir. El Negro está apurado”, dice a la vez que expande la sonrisa.
Y repasa los álbumes en ciernes: “LuJuMa” (título que recoge las primeras sílabas de los nombres de sus tres descendencias: Lucila, Julieta y Matías) con canciones en español, inglés y portugués; y el segundo volumen de “Richie Silver” (seudónimo que usaba en los tiempos de Los Hot Blowers) para el que, anuncia, “acabo de grabar un blues con Mollo y le pasé un tema a Ciro”.
Pero, además, y porque lleva a los hechos la sentencia “amo la música y necesito cantar y producir”, agrega: “Estoy haciendo un disco de cumbia con canciones mías que se va a llamar ‘Ritmoteca’. Aunque nunca había grabado cumbia, amo a los Wawancó y a la cumbia colombiana y me gusta sostener esa guardia vieja de la cumbia con tambores”.
En esa nómina febril y placentera a la vez, el que asoma como su proyecto más ambicioso es “Candombe con la ayudita de mis amigos”, un proyecto del que en febrero pasado se conoció la versión de “11 y 6″ junto a su autor, Fito Páez.
La placa incluye, también, a Pablo Milanés (en “El breve espacio en que no estás”), Coti Sorokin (en “Nada fue un error”), Fernando Cabrera (en “El tiempo está después”) y otras reconocidas figuras como Julia Zenko, Adriana Varela y Sebastián Teysera de La Vela Puerca.
El repertorio con piezas en francés, italiano, inglés y portugués, incluye tres obras propias: “Candombe para Figari” (dedicado al gran artista plástico uruguayo) y los más nuevos “El loco del tambor” y “Qué tren”, conformando una propuesta que, asegura, “es mi aporte para que el candombe llegue a todo el mundo porque antes que músico soy uruguayo”.
Algo de ese cancionero y sus ilustres colaboraciones estarán presentes en los shows argentinos que el autor de “Rock de la calle”, “Blumana” y “Candombe para Gardel”, por citar apenas tres de sus más populares composiciones, dará a partir del viernes 6 de mayo en el porteño Teatro Ópera.
El tour continuará el sábado 7 de mayo en el Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata y el domingo 8 en el Radio City de Mar del Plata. Las últimas dos noches de la recorrida denominada “A la vuelta de Japón”, será el jueves 12 en el Quality Espacio de Córdoba y el viernes 13 en el Teatro La Comedia de Rosario.
En medio de esa recorrida, Rada volverá a su país para, adelanta, “un concierto grande en el Sodre donde cambiaré algunas canciones porque en Montevideo tocás cinco candombes y listo, pero acá la gente pide otras cosas”.
- ¿Los recitales en Argentina recogerán esa suerte de balance de tu historia que llevaste a Japón?
- Sí. Acá también voy a tocar de todo porque por suerte tengo mucha música hecha y la disfruto sin importar los géneros y los estilos.
- ¿Cómo fue la experiencia japonesa para vos?
- Muy buena en todo sentido. Hice temas de Totem, de El Kinto, lentos, candombe, salsa, jazz, toqué de todo. Un espectáculo completo llevando Latinoamérica a Japón, salvo la cumbia y más que nada con candombe. Poder tocar toda esa locura que toco en teatros con aforos para 1.200 personas que disfrutaron mucho y terminaron bailando, fue impactante.
- ¿Qué es lo que más te llamó la atención?
- Antes de llegar a Japón hicimos, de pasada, cuatro recitales en España, en las ciudades de Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia, que son lugares donde todos te entienden y de pronto, tras pasar unos días aislados por la cuarentena, salía al escenario y decía algo y era como si hablara solo. Pero entre las pantallas que traducían y sumaban imágenes y la música, que es el mejor idioma de todos, se armó algo lindo y grande.
- ¿Cómo te ubicás en la música de hoy?
- Por cómo está el mundo, con guerras, hambrunas, violencia y contaminación, habría que cantar puñaladas todo el día. Pero yo sigo adelante y tengo cantidad de amigos para hacer proyectos, lo que indica que siempre fui un tipo coherente que nunca le faltó el respeto a nadie. / Sergio Arboleya (Télam)