Favorito de las bibliotecas de los recién iniciados en la literatura. Lectura obligada en los programas de la escuela. Uno de los más recomendados entre amigos. Mente genial que imaginaba lo imposible y pluma que nos propulsaba a otro universo en pocas palabras. Ray Bradbury (1920-2012) es de esos escritores que, mientras más avanza la historia y más distópicos nos volvemos, más parecen acompañarnos en el presente.
Fantasías peligrosas y entreveradas, terror, ciencia ficción cósmica: era lo que salía de la imaginación de Bradbury. Historias que hoy reviven más que nunca a cien años de haber llegado a este mundo.
Creó un universo personalísimo, donde lo ficticio daba pie para criticar a la sociedad “real” en la que vivía. ¿Su leitmotiv? Los viajes a Marte. Si hablamos de ciencia ficción, él ya se encuentra en el podio.
La frescura de sus relatos y lo disparatado de sus ideas en el contexto en el que fueron publicadas son la clave de que hoy en día sea uno de los escritores más aclamados de la historia.
Los comienzos de un pionero en la literatura sci-fi
Un 22 de agosto de 1920, en Estados Unidos nacía una de las figuras literarias de ciencia ficción más importantes de la historia. Un hombre que nos llevaría a conquistar Marte y a criticar la tecnología que hoy conocemos.
Comenzó a escribir desde muy pequeño, pero fue cuando estaba saliendo de la escuela secundaria cuando comenzó a publicar sus primeros relatos. Luego se ganó la vida vendiendo diarios hasta que, en 1942, decidió renunciar para dedicarse de lleno a la literatura.
Pero no fue hasta 1950, con la llegada de “Crónicas Marcianas”, que comenzó a resonar el nombre de Ray Bradbury. En este libro narraba la colonización humana en Marte, situada entre 1999 y 2026. Con poderes telepáticos, los marcianos logran que tres primeras expediciones fracasen, aunque es la llegada de la varicela a Marte lo que permite que los seres humanos se instalen en ese planeta. Escrito luego de dos Guerras Mundiales y en medio de la Guerra Fría, refleja la decadencia, las angustias y ansiedades que existían en la sociedad norteamericana en los años 50′, donde se temía el inicio de una Guerra Nuclear.
Un año después dio paso a su segundo trabajo: “El hombre ilustrado”. Fue aquí donde Bradbury dio vida a dieciocho relatos, donde los viajes al espacio, en el tiempo y los hechos fantásticos inesperados son la fuente de inspiración.
Cuartos de realidad virtual, viajes colonizadores al espacio, viajes al pasado, historias del fin del mundo, robots y extraterrestres... Temas que siguen pareciendo actuales, cuando no anticipatorios de los avances tecnológicos de lo digital.
Pero aun no daba su gran obra. En 1953 lanzó “Fahrenheit 451”, que es la temperatura a la que los libros se queman. Y es esto a lo que apuntó el escritor. Una de las historias más distópicas de todos los tiempos, a la altura de “1984” de Orwell y “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, donde retrata una sociedad consumida por los medios de comunicación y un mundo donde los libros son quemados por bomberos, quienes responden al gobierno totalitario.
La pérdida de la cultura y la automatización de la sociedad son los temas principales que abordará. Hizo principal énfasis en la importancia de la literatura como herramienta para la crítica y la disidencia.
Esta obra sigue intacta en nuestras mentes. Y no solo por el libro, sino también por sus adaptaciones, como la película inolvidable de François Truffaut.
Y si quisiéramos releerlo, la editorial El Zorro Rojo lanzará una nueva edición, que se destaca por las espectaculares ilustraciones que Ralph Steadman hizo basándose en la historia, aquí traducida por Marcial Souto.
Sin embargo, no todas sus historias fueron ficticias. Sus trabajos albergan cuentos realistas, guiones de televisión y radio, obras de teatro, poesía y ensayos. La dinámica y versatilidad de su escritura lleva a que muchos especialistas y aficionados no sepan en qué género encasillarlo, aunque esa condición quizás sea uno de los elementos más atractivos de su escritura.
Las predicciones en sus relatos
Seguramente lo último que su literatura buscaba era predecir el futuro. Sin embargo, muchos de los elementos que abordaba en sus obras hoy se ven reflejados en la realidad que vivimos. Y si bien lo que escribía no se basaba en teorías científicas, algunos especialistas admiten que las ideas de pantallas planas, cajeros automáticos, redes sociales, vehículos inteligentes y audífonos fueron imaginadas por él antes que nadie.
La tecnología como forma de control se ve principalmente en “Fahrenheit 451”, donde la sociedad toma una postura totalmente pasiva ante los avances. La obsesión por las pantallas planas colocadas en la pared y la comunicación a través de la ‘pared digital’ (que podemos relacionar a las redes sociales que hoy conocemos) son algunas de sus supuestas predicciones.
También hablaba de las “diminutas conchas”, una especie de auriculares inalámbricos que nos recordarían a los airpods. Y cómo olvidar sus referencias a los cajeros automáticos o el home banking, donde la gente tenía acceso a sus finanzas las 24 horas del día.
Muchos escritores a lo largo de la historia han fantaseado con inventos o situaciones que creían lejanas e imposibles de alcanzar, pero Ray Bradbury no proyectó sus historias con la idea de que algún día el mundo de sus relatos fuera el mundo real. Sin dudas, algunas ideas que quizás en su momento pudieron sonar disparatadas o hasta inalcanzables hoy son las comodidades con las que contamos en nuestras casas. ¿Será que todas sus ideas se cumplirán? ¿Llegaremos a conquistar el planeta Marte?
Festejos en su honor: la propuesta de Planeta
Esta noche a las 20 , uniendo a distintos aficionados a la literatura, se transmitirá un especial sobre Bradbury a través de la página de Facebook de la Editorial Planeta
(@planetadelibrosmx). En esta charla participarán Kirén Miret desde México, Francisco Ortega desde Colombia y Flavia Pittella desde Argentina. Tocarán varios temas, pero se centrarán en el impacto de los libros “El hombre ilustrado” y “Fahrenheit 451”.