La búsqueda de terapias paralelas a la medicina alopática, que mejoren la calidad de vida sin intervenir químicamente el cuerpo -es decir sin el consumo de medicamentos-, y que ayuden a tratar afecciones menores, se ha incrementado en los últimos años con la creciente visita de personas que buscan en estos tratamientos (como acupuntura, homeopatía o flores de bach) el alivio a diversos malestares.
La Quiropraxia no se encuentra entre estas terapias alternativas, muy por el contario, se considera una especialización de la Kinesiología, porque en nuestro país aún no existe como una carrera de grado. Tal vez por este motivo, o por sus orígenes, tiende a ser resistida por la facción conservadora más dura de las prácticas médicas convencionales y convive con fuertes detractores que la acusan de pseudociencia.
La principal técnica quiropráctica consiste en un ajuste manual de la columna vertebral. Fue desarrollada en Iowa, (Estados Unidos) en el año 1895 por David Daniel Palmer, quien realizó el primer ajuste vertebral específico a un conserje local que había perdido la audición después de un accidente. Analizó su columna, y tras ver que una vértebra estaba desplazada la corrigió, y la audición de conserje mejoró.
Palmer fue encarcelado en 1907 por practicar medicina sin licencia, aunque ya había fundado el Palmer College of Chiropractic en 1897, que fue la primera de las 50 escuelas que existen hoy en el mundo.
En este sentido, los quiroprácticos tienen una posición mucho más conciliadora en relación a la medicina tradicional. En muchos casos no se plantea la mirada polarizada de “esto es bueno y lo demás es malo” sino como complemento o como tipos de cuidado que pueden convivir sin conflicto. “El modelo que tenemos hoy en día se llamaba modelo mecanicista de la salud, que después por cosas más románticas se le llamó modelo médico” explica Genaro Muzlera, licenciado en Kinesiología y quiropracta mendocino. Este modelo está enfocado en resolver problemas de salud de manera mecánica “si algo que se rompía en el cuerpo, lo arreglaban: te cortabas, cosían; si se salía la rodilla, la arreglaban. Despues de eso, el ‘mecánico del corazón’, es el cardiólogo; el de los músculos es el kinesiólogo. Bajo esto también se establecieron ciertos fundamentos filosóficos respecto ‘qué es estar sano’ y viene de la idea de que un cuerpo sano es un cuerpo sin síntomas”. Con este criterio “si me siento bien, estoy sano, no hay que hacer nada. Si no me siento bien, me falta salud”, agrega.
Sin embargo, el estado o la sensación de bienestar es más general que el simple concepto binario de “sano - enfermo” ya que una persona puede estar sana y aún así no gozar de plenitud física. Por el contrario, puede manifestar alguna sintomatología y eso no implica que “esté enfermo”. En este sentido Muzlera explica que “los síntomas los vamos a tener y son el lenguaje del cuerpo, que tienen que ver con adaptación, de reparación, y eso no significa que el cuerpo está en falta de salud. Los síntomas -que son de muchos tipos- indican que el cuerpo está haciendo un esfuerzo extra por adaptarse. Si le cuesta procesar un entrenamiento fuerte, duelen los músculos; cuando cambia la estación hay resfríos, gripe, erupciones. Esto no significa que esté enfermo, sino que se está adaptando”, a la vez que rescata la función del modelo mecanicista “Si hay una emergencia el modelo mecanicista es el único que te puede salvar la vida y está bueno como modelo de salud”.
Orígen y filosofía de la Quiropraxia
“La quiropráctica viene del vitalismo, que tenía como algunos fundamentos filosóficos de que un cuerpo sano es un cuerpo que expresa vitalidad. Parece esotérico o fantástico y pero no lo es. Cuando miras dos plantas te das cuenta cuál está más vital”, asegura Genaro Muzlera. “Los vitalistas entendieron que el cerebro encargado de generar ese impulso vital, al ser el órgano más importante, estaba revestido de huesos (cráneo) y la cola del cerebro (Sistema Nervioso Central), por donde van todos los ‘cables’, revestidos por la columna”, amplia. La columan tiene 33 piezas de las cuales algunas se mueven, “por lo tanto, puede presionar algunos de esos ‘cables’ y provocar que esos impulsos no sean entregados. Entonces el trabajo de un quiropráctico es revisar esto y corregir esas subluxaciones, que son como un cortocircuito, para liberar impulsos vitales, nada más”, sintetiza.
Según el Colegio de Kinesiólogos de Argentina, la Quiropráxia no existe como profesión en nuestro país, es decir, no posee regulación por parte del Ministerio de Educación y Salud, a pesar que desde el año 1988 la OMS la reconoce como profesión separada y distinta. En la actualidad pueden ejercerla quienes poseen título de grado como kinesiólogos, fisioterapeutas, terapistas físicos y médicos.
Algunos Colegios Profesionales se toman la atribución de registrar las especialidades reconocidas por la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación de Universidades, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación) y engloban a la Quiropráxia dentro de lo que sería una Postgrado de la Kinesiología.
En el año 2005, la Organización Mundial de la Salud definió la Quiropráctica como “una profesión sanitaria que se ocupa del diagnóstico, el tratamiento y la prevención de los trastornos del sistema neuromusculoesquelético y de los efectos de dichos trastornos sobre la salud en general”, cuya filosofía está basada en conceptos y principios que difieren de los de otras profesiones sanitarias, principalmente “holismo, vitalismo, naturalismo, conservacionismo, racionalismo crítico, humanismo y ética”. Esta definición está incluida en un amplio documento que contiene directrices cuyos objetivos principales son los de “facilitar la práctica autorizada e inocua de la quiropráctica” y “establecer los requisitos básicos para la enseñanza de la quiropráctica” con el fin de “proteger al público y a los pacientes”, revisando las “contraindicaciones para reducir al mínimo el riesgo de accidente” y proporcionando “asesoramiento en materia de gestión de las complicaciones que ocurren durante el tratamiento”.
La quiropráctica está reconocida como profesión sanitaria en países como Italia, Portugal, Francia, Bélgica, Suiza, Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Suecia, Islandia, Estados Unidos, Canadá, México, Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda, entre otros. Sin embargo, en algunos países como Grecia y Colombia, sus legislaciones actuales aún no la reconocen como tal.
Martin Pérez Baldor, kinesiólogo y quiropracta mendocino radicado en Perú, explica que cuando un quiropráctico acepta un miembro para trabajar, “se hace una evaluación de la columna, musculatura, la parte biomecánica, la postura y también se toman radiografías para tener un panorama de cómo está la persona y hacer un plan específico”.
Beneficios a largo plazo.
Para ir al quiropracta no se necesita una derivación médica, proque es una profesión de acceso directo, como la odontología. “Una persona puede viene con un problema lumbar, empieza con los ajustes quiroprácticos y mejora el sueño, el ánimo, la memoria o mejoran las funcones renales” explica Pérez Blador. “En Estados Unidos está más avanzada la demostración científica con estudios que analizan, por ejemplo, la función renal en una persona antes y después de hacer quiropraxia”, agrega.
Muzlera, por su parte asegura que “está bueno que estén ambos modelos para que las personas puedan elegir. Lo primero que hacemos con alguien que viene a consulta es explicar que no vamos a hacer un diagnóstico de la columna y arreglarla porque eso es campo de otro profesional (traumatólogos, cirujanos, kinesiólogos) sino tratar de aumentar la vitalidad del cuerpo. Cuando se van de la consulta se van con más de algo (más energía, vitalidad) contrariamente al modelo mecanicista en el que se van con menos de algo (menos dolor).
El miedo al “crack”
Quien ha visitado un consultorio quiropráctico sabe que muchas veces la manipulación del profesional conlleva el característico “crujido” de las vértebras y esto puede generar temor. “Si lo hace un quiropracta con años de formación, que está capacitado y que lo hace todos los días, no hay riesgo”, asegura Pérez Baldor a la vez que destaca que existen otras técnicas en las cuales no se produce el crujido de las vértebras.”De hecho hay un método que trabaja a un metro y medio de la columna, que se llama Network Spinal”, que genera un alivio significativo de varios tipos de dolor de cuello y espalda, mejora la alineación de la columna, la postura y la conciencia bioenergética, que genera un bienestar general y mejorar la calidad de vida.
“En el caso de los bebés, y hasta los 3 años, la quiropraxia se trabaja ejerciendo presión durante unos segundos con el dedo meñique. Ese ajuste no produce ningún tipo de ‘crack’. En el caso de personas con osteoporosis o artrosis, se puede hacer pero es coveniente tener estudios de qué tan avanzada está la enfermedad”, concluye.