Solo dolor provocó en la música la desaparición física de Pau Donés, el cantante de Jarabe de Palo, a sus 53 años. Aunque el final prematuro estaba casi anunciado, a causa del cáncer de colon que desde 2015 venía corroyendo su cuerpo, no es menor el desconsuelo entre sus seguidores, que habían asistido al estreno del álbum “Tragas o escupes” el 23 de mayo pasado.
Las esperanzas habían empezado a actuar: solo un músico vital e inspirado puede lanzar un disco en plena pandemia. Se lo veía, en dicho videoclip, que sirvió de single del álbum, cantando con aire de plenitud y felicidad que llamó la atención de los fans, pese a la delgadez que le dejaron años de fuertes tratamientos. En enero de 2019, había anunciado su retiro momentáneo de la música: “Adiós, pero hasta luego”, comunicaba, sin dar mucho más detalle.
Poco más de un año después, arremetía con una letra emotiva: “Eso que tú me das es mucho más de lo que pido. Todo lo que me das es lo que ahora necesito. Eso que tú me das, no creo lo tenga merecido, por todo lo que das te estaré siempre agradecido. Así que gracias por estar, por tu amistad y tu compañía”, canta en “Eso que tú me das”.
La familia del cantante comunicó su fallecimiento a través de las redes sociales y agradeció a los hospitales de Barcelona que lo atendieron por su “trabajo y dedicación durante este tiempo”.
No fue una guerra
Aunque el cáncer que sufrió le cambió el aspecto, su rutina y hasta su forma de ver la vida, Donés será también recordado por su lucha por desestigmatizar la enfermedad.
En una entrevista de 2018, aseguraba que “cuando me dicen que soy un guerrero me toca los huevos”. A ese punto le molestaba la conmiseración que inspiraba ese padecimiento, que se le diagnosticó en 2015, año en el que también fue operado.
En “50 palos”, lanzado en 2017, se desahogó reflexionando sobre su enfermedad, que en ese momento parecía superada. La consideraba crónica, pero no mortal.
Después, en la recidiva, reflexionó: “El cáncer es una enfermedad crónica como una diabetes o un reuma. Un ciego puede vivir con su ceguera y ser feliz, un sordo puede vivir con su sordera y ser feliz, como un cojo o un diabético, nosotros con cáncer también”. Había hecho metástasis en el hígado.
“Para mí, el cáncer es muy poco importante y no me va a arruinar la vida”, dijo en una entrevista con la revista XL Semanal. “Me gustaría no pensar en el cáncer ni en que dentro de cinco años ya no estoy aquí. Quiero vivir otros 20. Ya no he vuelto a preguntar cuánto tiempo me queda de vida porque no me importa saberlo”, confesaba. “¿El futuro? Y yo qué sé. No hay plan. Y vivir sin plan es cojonudo”.
Pero fueron años difíciles y, como decíamos, a principios del pasado, por prescripción médica se alejó de sus obligaciones con Jarabe de Palo. De esta manera, estuvo viviendo muy cerca de médicos y enfermeros, a los que homenajeó en “Tragas o escupes”, en la canción “Los ángeles visten de blanco”. A finales del año pasado, hizo un show para recaudar fondos para el Instituto de Oncología del Vall d’Hebrón y, en el marco de la pandemia, le regaló 2.500 barbijos a otro hospital público, el Moises Broggi. El sanatorio era su segunda familia, y la salud un compromiso.
Su último legado
El 28 de mayo pasado, “Tragas o escupes” llegó a las plataformas de música y le regaló una pequeña alegría a los millones de fans de Jarabe de Palo.
El single fue una pizca anticipatoria de la luz que irradia este material, lleno de luces y (merecidas) nostalgias. El paso del tiempo es irremediable: “’Eso que tú me das’ es la manera que tengo de agradeceros la generosidad que habéis demostrado conmigo, y que siempre ha sido mucha más de la que realmente me he merecido”, decía Donés a sus seguidores en el comunicado que sacó su discográfica al momento del lanzamiento.
Compuesto por once temas, el álbum fue de lo más buscado ayer en el streaming, ante la triste noticia de la muerte del vocalista. Probablemente, la excepción del disco sea la canción “Tragas o escupes”, que le da la cuerda alegre e irreverente al material, que ya pasa a ser el último testimonio de Donés.
Vista hacia atrás
Jarabe de Palo alcanzó la fama en el verano de 1997, cuando hizo bailar a España y Latinoamérica con “La Flaca”, una canción que surgió de un viaje del grupo a Cuba, y que dio nombre a su primer disco, verdadero éxito a ambas orillas del Atlántico.
Apenas un año después del despegue, en 1998, la banda publicaba su segundo álbum, “Depende”, detrás del cual llegaron otros hits como de “Vuelta y vuelta” o “Bonito”.
Hace casi diez años llegaba el octavo disco y uno de sus discos más rockeros “¿Y ahora qué hacemos?”, de los 16 en total que publicó el grupo español, cuatro de ellos recopilaciones.
La última vez que el grupo español tocó en Argentina fue en 2017 en el marco de su gira internacional luego del parate que había hecho en 2015.
Sus amores
Por su vida pasaron muchas mujeres. Algunas, como “La flaca” de la canción, lo marcaron sensiblemente, aunque el gran amor de su vida fue su hija Sara, de 16 años.
Dedicó sus últimos años a estar con ella, dejando atrás giras y compromisos irrelevantes. Solo quiso aprovechar al máximo su tiempo con su hija, a quien tenía tatuada en los nudillos de su mano izquierda. Y en los de la derecha, llevaba la palabra “Amor”. Esas dos palabras iban juntas por siempre, cuando la muerte ya le pisaba los talones.
“No tengo miedo a morirme -decía-. Yo sé que llevo la muerte encima. La muerte a mí no me ronda, la llevo dentro, conmigo”.