Patricia Palmer: “Sigo siendo re mendocina”

La actriz y directora se toma este tiempo para dedicarse a la pintura, al canto y la literatura. Habla del feminismo, del teatro y de la sus vínculos con la provincia.

Patricia Palmer: “Sigo siendo re mendocina”
La actriz mendocina Patricia Palmer nos contó sobre sus proyectos, su sala teatral, sus intereses / Maxi Failla

“Siempre digo que me hice mi Mendoza acá”, afirma Patricia Palmer sobre la forma de vida que adoptó en Buenos Aires sin perder las costumbres y la comodidad de tener todo cerca en una ciudad convulsa como es la capital.

Ya pasaron casi cuarenta años desde que esa joven actriz decidió irse de su provincia, para lograr su anhelo, poder actuar y vivir de su oficio. Y pese a las dificultades, Palmer fue construyendo un largo camino en teatro y televisión, hasta tener su propia sala Teatro Taller del Ángel, ese espacio donde invirtió todos sus ahorros y en el que continúa como docente y directora de la compañía.

Patricia Palmer, actuando en "Golpes a mi puerta".
Patricia Palmer, actuando en "Golpes a mi puerta".

“Mi familia vive en el mismo edificio, entonces eso hace que sea más llevadero este momento. Además tengo mi teatro a seis cuadras de mi casa, asique es como si estuviera en la sexta sección. Sigo siendo re mendocina. Tenemos un chat de compañeras del secundario, con mis amigas del Magisterio y nos comunicamos todos los días”, confiesa Patricia Palmada, su apellido real que luego a Palmer como nombre artístico.

-¿Cómo fue hacerse a un lugar distinto en una época difícil?

-Yo bien a Buenos Aires en un momento difícil, porque todavía estaba el proceso militar y ser actriz era como mala palabra en esa época. De hecho pertenecía al teatro TNT de Carlos Owens en Mendoza y pusieron una bomba en el teatro y lo volaron. Una sala que hicimos entre los integrantes. Pero cuando venís con una meta muy fuerte y una vocación muy grande no hay quien te pare. Lorca dice: “Cuando algo hace raíz en su centro ya no hay quien lo arranque”. Yo tenía una vocación muy grande y muy segura de lo que quería hacer, no fue fácil, pero acá estamos.

Su paso por la televisión le dio la popularidad necesaria y el reconocimiento del público. Ficciones como “Regalo del cielo”, “Más allá del horizonte”, “Alta comedia” o “Dulce Ana” marcaron el boom de la telenovela en la pantalla nacional y Palmer fue una de las grandes figuras.

Al margen de los vaivenes de exposición que da la televisión, donde continuó trabajando en distintas ficciones, la actriz supo combinar su amor por el teatro, sin abandonar su vocación de docente y el gusto por el arte. Hasta incursiona en la música y en la pintura, en este tiempo de cuarentena estricta en Buenos Aires le sirvió para ponerse al día con las disciplinas.

“Doy clases y también pinto, me sirvió este tiempo para volver a pintar. Y estoy contenta, porque a veces no tenés tiempo para esas cosas y ahora lo estoy haciendo. Estoy tomando clases de canto y literatura feminista. La verdad me alcanza el día, porque además de las tareas domésticas estoy bastante entretenida. Extraño las salidas, el teatro, los amigos”.

-¿Cómo surge la inquietud por la pintura?

-Yo pintaba hace mucho, mi abuela era artista plástica, hacía cosas muy lindas, estatuas con tela engomada. Creo que todo lo que tengo de arte lo heredé de mi abuela Rita. También cantaba con la guitarra. Sí había pintado y dibujado, pero nunca tenía tiempo para hacerlo. Porque lo que yo pinto es mucho enchastre, hago abstracto con acrílico y necesitas espacio, dedicarte dos días, porque no es una pintura que podes hacer de a ratos, sino tenés que empezar y terminar. Y esto viene ideal porque puedo dedicarme dos días por semana a eso.

Creo que hay que encontrarle el lado positivo a las cosas, porque ya que esto está pasando una manera de frenarlo, es encontrar una oportunidad por donde lo podes capitalizar. Como no lo podés cambiar tenés que ver como lo cambia uno y poner lo mejor de vos en estas circunstancias.

-También te interesa la literatura de género, ¿cómo vivís esta lucha que también se da en los colectivos artísticos?

-Hace años que milito en el feminismo, con el colectivo de actrices, la colectiva de autoras. El feminismo tiene varias ramas, todos defienden la igualdad de oportunidades y no es ir en contra del varón, para nada, sino a favor de la mujer. Defender que la mujer tenga las mismas oportunidades, en un mundo muy patriarcal donde los puestos de poder son mayoría. No es en contra del varón, incluso en los colectivos hay varones y entiende que la mujer estuvo relegada y desnivelada en cuento a los beneficios. Alicia Moró de Justo fue la primera que leí y siempre trato de saber un poco más. Porque en los últimos años hubo un cambio muy grande de incluir a otras personas con una diversidad sexual, entonces hay que ampliar el pensamiento, interesarse, aprender de que manera transmitir esto a los más jóvenes, informarse.

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-En tu larga trayectoria, donde has ocupado lugares importantes en la televisión, ¿ves un cambio en este sentido entre la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer?

-Ha cambiando un poquito, no mucho. En cuanto a la dirección y las cúpulas de poder en la televisión sigue siendo muy masculino. En cuanto a lo cotidiano, creo que a partir del caso de Thelma Fardin de abuso sexual se hicieron protocolos para filmar algunas escenas, y cambiaron algunas cosas para mejor. Y me parece que de a poco se va entendiendo. También las mujeres tienen que entenderlo, muchas mujeres son muy patriarcales y a veces cree que tiene que pagar con su cuerpo los favores o recibir regalos, y cree que eso es así. Cuesta mucho cambiar el pensamiento de algunas mujeres.

Creo que la mujer gane derechos beneficia a la humanidad, incluido los hombres, que a veces ellos tienen la tarea de mantener un hogar, o que no puede llorar o expresar sus problemas. El tema es que evolucione la humanidad en su totalidad. Como dice Rita Cerato: “El feminismo que no deje atrás al hombre, que no ocupe el lugar del hombre que quiere dejar atrás”. Que no sea un matriarcado con el hombre juzgado y prejuiciado, sino un feminismo constructivo.

-¿Qué proyectos te quedaron truncos?

-Estábamos por estrenar la segunda temporada de “Golpes a mi puerta”. Una obra preciosa de Juan Carlos Gené. Y ojalá tengamos la suerte de llevarla a Mendoza porque entre 600 obras fue elegida para el catálogo del Instituto Nacional del Teatro para salir en gira. Por suerte estamos en esa lista y cuando esto se normalice tal vez podamos encontrarnos en Mendoza. Estrenábamos el 4 de abril “Cuarteto”, pero como directora. Quedaron esos proyectos y en febrero hice “Telémaco” con un elenco español y la íbamos a hacer en septiembre.

-¿Qué tiene que tener una historia para que vos la puedas interpretar o dirigir?

-Tiene que haber algún recorte mío para que conmueva. Lo que conmueve es lo de uno, algo se tiene que mover adentro. Yo leo un material y si no hay movimiento interno, no me modifica, no me parece interesante. Lo cual no quiere decir que no lo sea. En todo lo que hago busco eso y en el teatro busco que se produzca el encuentro vivo con el espectador. Es un evento que es modificador, el espectador tiene que entrar a la sala y salir de otra manera.

-¿Qué pensás de los espectáculos de teatro que surgen en streaming?

-Para mí eso no es teatro, habrá que nombrarlo de otra manera. Teatro por streaming quizás. Pero la palabra teatro requiere un encuentro vivo, presente, en el aquí y ahora y eso no es. Y lo que yo hago y me gusta es el teatro. Todo lo que es audiovisual es otra cosa, que está bueno, pero no he visto nada de lo que surge y no me dan ganas. Creo que lo audiovisual tiene sus propias herramientas que son más interesantes, que filmar el teatro.

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