Cuando hay pasión por lo que uno hace, no hay pandemia que pueda frenar las ganas de seguir adelante como se pueda: ni aunque se trate de una actividad muy compleja como la ópera. Hablamos de la expresión más exacta de cómo decenas, y a veces cientos de personas, tienen que actuar con la exactitud de un reloj.
¿Cómo se puede avanzar en esa sintonía estando obligatoriamente distanciados? El desafío se lo planteó el Opera Studio de la UNCuyo, que dirige Verónica Cangemi. Como cada año, ya tenía un título para este 2020: “Las bodas de Fígaro” (“Le nozze di Figaro”), el clásico de Mozart y Da Ponte. El confinamiento los obligó a reconvertirse para poder seguir avanzando el proyecto a través de plataformas virtuales como Zoom y Meet.
“El 19 de marzo íbamos a empezar a trabajar como todos los años en la Nave Universitaria y justo empezó la cuarentena -recuerda Guillermo Olarte, el secretario del organismo-. Se hizo un pequeño parate para ver cómo se acomodaba la cosa y ya a finales de abril empezamos a trabajar a través de Zoom. La verdad es que a veces se hace complejo, a veces gracioso, pero así y todo ya hemos tenido 22 ensayos, y después los maestros han tenido otros tantos particulares”, explica sobre el gran equipo que se da cita en este Studio.
“No sé en el mundo, pero en Latinoamérica seguro somos la única ópera que se siguió preparando en tiempo de pandemia”, asegura Olarte sobre el proyecto, que Cangemi monitorea desde la distancia y es madurado bajo la preparación de la soprano Beatriz Fornabaio, el tenor y profesor de técnica Roberto Barrozo y la repertorista Teresa d’Amico. Del otro lado, los cantantes que quedaron seleccionados en la audición de este año van dando construyendo los célebres personajes creados originalmente por Pierre-Augustin de Beaumarchais: Rubén Caparotta, Julieta Caparotta, Cristian Mella, Joaquín Cangemi, Melina Correa, Andrea Vaia, Daryl Figueroa, Marcelo Hernández, Rocío Asimonti, David Páez, Agustina Paez, Nelson Sánchez y el propio Olarte, en el rol de Don Bartolo.
¿Cómo se da el ida y vuelta? Es un desafío de coordinación y de paciencia, remarca Olarte. En los ensayos donde participan todos, por ejemplo, tiene que haber estricta organización para que cada uno pueda prestarle los oídos a su compañero, y así ir trabajando no solo cuestiones vocales, como la técnica, sino también interpretativas, como la línea de canto y un fraseo que se corresponda con lo que dice el libreto de Da Ponte. Por otra parte, trabajan sobre el piano de D’Amico, quien grabó pistas de cada número de la ópera (arias, dúos, tercetos, etcétera) para que tengan a disposición en los ensayos.
Pero como una ópera es un espectáculo integral, también forman parte del proyecto los otros organismos de extensión de la UNCuyo como el Coro Universitario de Mendoza y los elencos estables de Ballet y Teatro.
Aún no se animan a dar una fecha exacta de cuándo podría estrenarse “Las bodas de Fígaro”, puesto que el proyecto supone también vestuarios, escenografías, luces, además de la importante presencia de la Orquesta Sinfónica de la UNCuyo. Naturalmente, lo ideal sería antes de fin de año. Y cuando se produzca, es muy probable que estemos hablando de un espectáculo al aire libre, que respete las respectivas distancias del protocolo, como sucedió hace pocos días atrás en Italia, en donde grandes producciones de “Rigoletto” y “Tosca” ocuparon el Circo Massimo (Roma) y la Plaza del Plebiscito (Nápoles), respectivamente.
Por el momento, adelanta Olarte, la próxima semana darán a conocer a través de un video, que se difundirá en las redes sociales correspondientes, un sexteto de la ópera. “Dificilísimo de armar”, apunta, “pero con muchísima pasión y ganas”.