Detrás de A las brasas hay un equipo enorme de gente que no deja un solo detalle librado al azar. Producción, locación, grabación y lo más importante, la comida. Nicolás Bedorrou está en todo. Con un nivel de concentración y exigencia milimétrica, tanto Nico como el resto del equipo, han hecho de este programa un éxito que no sólo cosechó premios sino que se ganó el cariño de la gente.
Nicolás habla de A las brasas con una pasión que contagia, con un amor paternal. “Para mí es como mi bebé. He participado en otros programas del canal, pero este es mi niño mimado. Llegar a los 10 años de un programa de cocina del interior y tratando de superarnos año a año, para mi ha sido el desafío más grande. La presión siempre es que la temporada que viene sea mejor que la que pasó eso y esa es una presión que me pongo yo solo” reconoce el cocinero.
Su entrega es absoluta. Pensar cada plato, cada ingrediente es un trabajo minucioso y Nicolás se lo toma en serio. Grabar A las Brasas no es fácil. Todo se hace desde cero y no hay nada precocido. “Es como un falso vivo editado” explica el conductor. Se arranca con la grabación y el tiempo de cocinado es lo que se graba, después se edita y el producto terminado queda en media hora. Es un trabajo artesanal. Todo. Grabación y edición. Grabar distintos planos de la preparación, cuidar la luz, cuidar los planos y todo esto con varias cámaras.
Casi como una coreografía, las manos de Nicolás y el ojo de Franco Atencio (camarógrafo, director y editor del programa) van creando casi a la par. Entre ellos ya hay una complicidad en la que sobran las palabras. Confían el uno en el otro y eso se nota en el producto final.
Este año, el desafío fue grabar en la Patagonia. El lugar elegido fue Villa La Angostura. Allí, con productos mendocinos y patagónicos, Nicolás cocinó en un escenario que él mismo define como un paraíso. Las últimas temporadas de A las Brasas un poco presagiaban este viaje. Primero fue cocina extrema desde Uspallata, en donde el equipo debió enfrentarse a temperaturas gélidas y a grabar a contra reloj para que no los alcanzara la noche. Después vino El Viaje, en el que el equipo a bordo de un motorhome recorrió la provincia.
Hablar de “el equipo” de A las Brasas es hablar de camarógrafos, productores, sonidista, cocineros amigos que han estado durante las diez temporadas. El clima que se vive entre ellos es de camaradería, de familia. Se divierten, se cuidan entre sí y lo más importante, se enfocan en el trabajo con el mismo nivel de compromiso.
Nicolás pone todo de sí en este programa, pero ¿qué le da este programa a él? La cercanía con la gente. Un ida y vuelta con un montón de asadores que durante la emisión de una temporada de A las Brasas le comparten recetas o le cuentan que hicieron alguna del programa.
Hubo un tiempo en el que Nicolás estaba todo el día en la tele, pero eso quedó atrás. Cuenta que extraña la adrenalina del vivo, pero reconoce que está bueno tomar un poco de distancia para que la gente no se canse de tantas horas de pantalla. Él es uno de los “socios fundadores” de Cada Día que junto a Coco Gras y Julieta Navarro le pusieron información, diversión y cocina a las mañanas de Mendoza en un magazine que acaba de cumplir 12 años al aire. Todo un récord para un programa mendocino. Actualmente Majo Pérez Comalini acompaña a Coco en la conducción, con un gran equipo comandado por Laura Mazzei como productora general desde el primer día de su emisión. El programa sigue más vigente que nunca en la pantalla de Canal 9 Televida. Nicolás, actualmente, solo participa un solo día a la semana y lo hace desde la cocina de su restaurante en San Carlos.
Hoy su vida está allá. El Valle de Uco se convirtió en su hogar y en el de su familia. Nicolás dejó todo atrás durante la pandemia para radicarse allá porque las cosas en Mendoza no estaban fáciles. Con dos emprendimientos gastronómicos y el catering con el que Bedorrou está presente en los eventos más importantes de la provincia, el cocinero no dio vuelta la página, empezó a escribir una nueva.
“Llega un momento en donde uno sabe, con la cocina, lo que quiere hacer y para dónde quiere ir. Uno cuando arranca en esto está mareado dice: ‘bueno, hago sushi, hago pastas’, no sabe para dónde ir, pero con los años se va asentando el tipo de cocina con el que te identificas, con la cocina que vos querés mostrar. Estoy en una etapa en la que con mi cocina muestro lo que yo soy. Es una cocina rica, fresca, hecha en el momento con buenos productos. Siempre busco que cada producto tenga su sabor bien cuidado. Es una cocina más honesta en la que vamos a hacer una milanesa, la hacemos bien” cuenta Nicolás.
“Es muy difícil que me quede quieto” dice Nicolás sobre su presente y su futuro. Hay proyectos en su vida y todos giran en torno a la cocina. Una cocina que él presenta como simple y honesta. Tal vez no se da cuenta, pero habla de él, un tipo simple y honesto que pone su pasión por la cocina al servicio de los demás en un programa que tiene por objetivo llevar a la gente a explorar nuevos cortes y que ir a la carnicería se convierta en una aventura por la búsqueda de nuevos sabores y formas de cocinar.
Desde este sábado, la cita con Nicolás Bedorrou es a las 22 horas por la pantalla de Canal 9 Televida en un nuevo ciclo de A las Brasas. Un ciclo especial que viene con una carrera de 10 años en las que, como un buen vino, va mejorando con el tiempo.