Nahuel Jofré llega al Independencia en “bandada”: “En estos meses, mi casa fue la música”

El cantautor sancarlino confiesa que vive una renovación artística y que la mostrará por primera vez esta noche, en su regreso a nuestra Sala Mayor.

Nahuel Jofré se presenta en el Teatro Independencia.
Nahuel Jofré se presenta en el Teatro Independencia.

“Esta fecha es en realidad la reprogramación de un concierto que se iba a hacer en abril”, nos dice Nahuel Jofré. “Cuando me la ofrecieron, lo primero que sentí fue la necesidad de decir que sí, pero dejando en claro que mis canciones no son las mismas, que el sonido no es el mismo y que yo no soy el mismo. Un salto de valentía y honestidad para cantar otras cosas. Siento que esto es volver a nacer”, define.

Así, empuñando una nueva identidad, es que el sancarlino subirá esta noche al Teatro Independencia, un escenario “que he pisado tanto que puedo decir que es mi favorito, pero esta es la primera vez que voy con mi propuesta, mi banda y mis canciones. Un espectáculo propio”, remarca detrás del teléfono.

Su voz suena con la calidez y el color mendocino de siempre, pero con otra clase de firmeza: a él la pandemia, como a todos, no lo dejó indemne, y afectó sobre todo su forma de percibir su propia música. Para un artista, que moldea sobre su sensibilidad, la pandemia fue atroz, y ésa es la palabra que él mismo usa para lamentar este año.

Miembro del colectivo cultural De Pago en Pago, y después de dos discos editados (“Canciones en Cuyo Vuelo” y “Provinciano”), en los que cantó a los paisajes y a las vivencias de esta tierra seca, hoy Jofré se presentará con su “bandada” compuesta por Exequiel Sandoval, Facundo Merelo, Matías Gorordo. Además, recibirá las voces de Gabriela Fernández y Luciana Sureda.

-¿Cómo va a ser el espectáculo?

-Todo está sujeto y adaptado a los lineamientos de los protocolos actuales. Hay reducción del staff, de los músicos y del público. Considero que es mi primera presentación en el Independencia porque artísticamente siento una renovación. Siento que me he permitido empezar de nuevo y es una sensación maravillosa, que no había sentido antes. Me parece que el arte da esa oportunidad de reciclar la historia, reciclar las experiencias previas y volver a empezar desde otro lugar. Siento que quiero estrenar nuevas canciones y que quiero cantar otras viejas desde otro lugar, hasta con otra voz. Siento que estoy cantando de otra manera y que un recital mío va a tener otro discurso, otro relato, y entonces la situación de estar en mi escenario favorito y con tantas cosas que suceden por primera vez ahí, me hace parecer un debut.

-¿En qué sentido hablás de una renovación?

-Sigo por el mismo camino estilístico, pero yo me siento de otra manera en cuanto a mi enfoque de ver la música y mi vida respecto de mi carrera. Estar todo un año sin cantar para el público, resignando mi planificación que había tenido para este año de mi actividad, hizo que me encontrara a solas conmigo mismo, cantando para mí. Buscando una voz con la que me quiero cantar a mí. Estuve todo el invierno armando conciertos y repertorios: conciertos que me di a mí mismo, en realidad. Pero eso me llevó a relacionarme de otra manera con mi música. Me relacionó como intérprete de lo que yo mismo he escrito. Quienes van a buscar a un joven cantautor de música cuyana lo van a encontrar, pero con otra voz, otro discurso, reciclando canciones pero también tocando algunas nuevas.

-¿Como cuáles?

-Una de mis favoritas es una muy reciente, que se llama “Tonada de la despedida”. El título indica que hay una línea que se continúa (la música cuyana), pero también algo que se suelta y se deja atrás. Hay otra, “Amor sin dueño”, que escribí hace como tres años y nunca tuve la voz que necesitaba para cantarla. Y este año la he conseguido.

-¿Cómo describirías ese cambio de tu voz?

-En eso se va a percibir el cambio. Estoy cantando de otra manera, y eso se va a notar. tiene que ver con una reidentificación, con una configuración de una voz con mucho más contacto con las emociones. Yo lo estoy viviendo así. Una voz menos masculina que la que venía sonando.

-¿Cómo viviste todos estos meses en aislamiento?

-Principalmente, me abracé y me reconcilié con el concepto del amor al arte. Había venido mucho tiempo trabajando, luchando, por la profesionalización de mi actividad y de repente llegó este año, atroz para la actividad de las artes. No quedó otra opción que replegarse, recluirse al encuentro con las artes desde otro lugar. Tuve que pensar en ganarme la vida de otra forma, y eso hizo que volviera a concebir el concepto del amor al arte y la actividad artística solo para mí, y como un refugio. Esa frase tan 2020 de “me quedo en casa”, en mi caso mi casa fue la música. Siento que todo esto me recreó, en el sentido de dispersión pero también volver a asumirme, romperme y hacerme otra vez.

-¿Y qué expectativas profesionales tenés en esta nueva etapa?

-La verdad es que uno de los mayores daños que estamos sufriendo es la falta de planificación. No sabemos qué va a pasar, así que las expectativas no son más que poder seguir sobreviviendo, no solo en el sentido de estar vivo, sino también sobrevivir haciendo el arte con honestidad. Mi expectativa, en todo caso, es poder sostener esta verdad que encontré. Poder continuar este camino de búsqueda, que a veces arroja algunas respuestas que son muy hermosas.

-¿Qué opinás del streaming, que es la única alternativa que tuvieron muchos artistas para trabajar en los últimos meses?

-Ha llegado para quedarse. Tiene algunas cosas interesantes, como poder compartir con públicos de otros lugares. Esa es una puerta del streaming: poder estar tocando para gente de acá y de otros países. Eso es interesante. Pero voy a seguir buscando siempre la presencialidad. Digo lo mismo que cuando me preguntan sobre las plataformas digitales de distribución de música: las entiendo, me parece que todavía estamos aprendiendo de los nuevos métodos que existen para difundir la música, pero no me encantan, no me maravillan. Y sin embargo ahí estamos presentes, por ejemplo, en Spotify. Yo siento que sigo buscando otro tipo de encuentros. He tenido la suerte de participar de quizás la última generación de discos físicos, con los que hemos compartido la música. He tenido la oportunidad de encontrarme cara a cara con gente que disfruta de mi música y poder conversar, y así he recibido apreciaciones, conceptos, anécdotas. Eso no ha sucedido en la virtualidad: eso solo sucede en los vínculos humanos, en las relaciones reales. Creo que lo virtual ha venido para quedarse y tenemos que aprender a movernos ahí, pero me identifico con lo otro, como el show de hoy: con el protocolo que tenga que ser, pero generando encuentros reales.

-¿Cómo te imaginás la salida al escenario hoy, cuando vuelvas a tocar en vivo?

-Creo que son más las barreras que nos ponemos nosotros, porque una vez que empezamos con las prácticas las aprendemos. Hemos aprendido un montón de cosas este año, como cómo cuidarnos y cómo cuidar a las demás personas. Es aprender y practicarlo. Lo de hoy lo vivo con la seguridad de que me voy a sentir como en casa, arriba del escenario con mis compañeros músicos, mi música y las personas para las que voy a estar tocando, viviendo esto tan fuerte que es la ejecución sucediendo en simultáneo con la escucha. Ese es el milagro.

La ficha

Nahuel Jofré en bandada

Fecha y hora: Hoy, a las 21.

Lugar: Teatro Independencia (Chile y Espejo)

Entrada: $400, a través de entradaweb.com.ar

Por protocolo la capacidad será limitada a 250 personas.

Se recomienda llegar al menos media hora antes del comienzo de la función para cumplir con los requisitos sanitarios.

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