Miss Bolivia le pone el cuerpo a una maternidad desromantizada

La cantante debutó como protagonista de “Ese fin de semana”, un film que aborda la situación de una mujer dividida entre dos mundos, el reencuentro con su hija y la forma poco honrosa de llevar la vida

Miss Bolivia le pone el cuerpo a una maternidad desromantizada
El debut en cine de Miss Bolivia es en el rol protagónico del film Ese fin de semana

Una de las artistas más disruptivas de la escena musical de los últimos tiempos es sin dudas Paz Ferreyra, conocida por todos como Miss Bolivia. Una mujer que conmueve a través de sus canciones, sus presentaciones y su actitud combativa.

Esta vez, inició un camino diferente al que la hizo famosa en los últimos años y que la llevó a la pantalla grande. La película “Ese fin de semana”, que marca su debut en cine y que además lo hace en el rol protagónico, se estrenó ayer en Cine.arTV. Tuvo su premiere mundial en la sección Nuevos Directores del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. El film es también la ópera prima de ficción de Mara Pescio, destacada guionista, y cuenta con el apoyo de INCAA, Ibermedia y el fondo de producción del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones.

Puede verse en la plataforma Cine.arTV mañana sábado a las 11 y a las 22.

La historia gira en torno a la vida de una mujer de nombre Julia (Miss Bolivia) que vive en Brasil y debe volver a Misiones para buscar dinero y saldar una deuda. Allí, además, vive su hija Clara (Irina Misisco), que aún es menor de edad. Julia decide aprovechar el viaje para recuperar el dinero de una vieja estafa que podría solucionar sus problemas económicos. Una vez en el barrio, se reencuentra con personas de su pasado, algunos felices de volver a verla y otros, reclamando un dinero que ella niega tener.

Así, la historia muestra la realidad de una mujer que no supo o no pudo resolver sus problemas antaño y que ahora debe enfrentar las consecuencias de lo que hizo, pero también de sus decisiones actuales.

En esta entrevista de Miss Bolivia con Los Andes, repasó el trabajo interior que debió realizar para encarar este proyecto, su entusiasmo con el estreno y también habló de su “otro bebé” como se refirió a su segundo libro “Infierno”.  Miss Bolivia es una mujer repleta de facetas, sin miedo a mostrarlas a la vez que procuran el camino de su autoconocimiento.

¿Cómo surgió esta nueva faceta de actuación?

Ya había transitado un poco la actuación en el teatro donde hice tres temporadas, con José María Muscari, donde además de cantar tenía mis partes escénicas y texto. Esa fue mi primera incursión en la actuación y fue muy hermosa. Después vino esta propuesta cinematográfica, y tenía muchas ganas desde hacía un tiempo, pero eran ganas a las que no les daba curso porque (reflexiona)... la vida. Pero tenía ganas de habitar lo que es la actuación en cine, cuando me llegó esta propuesta -me encantó el libro- y dije “sí” a los dos días. Ahí empezó mi entrenamiento porque yo no soy actriz de cine. Además traía ciertas técnicas del teatro, como proyectar la voz o sobreactuar, y el cine es otra cosa. Yo caía y decía cosas como “Holaaaa, queee taaalll” y me miraban como diciendo “señora, calmese”. Empecé a trabajar mucho la verosimilitud, que en mi caso era “achicar”, “suavizar”, porque además mi escenario musical es muy aguerrido, tengo un estilo con bastante presencia. Y acá tuve un ejercicio excelente que me lo llevo a la tumba que es el de habitar y encarnar a otre, desarrollé conocer más mi rostro y mis gestos, y está bueno espejearte o que te  coacheen porque es tu propio espejo también. El manejo de lo paraverbal y lo gestual fue muy intensivo con clases tres veces por semana.

La películas está contada a través de pocos diálogos que dicen mucho

Si, tiene muchas capas semánticas, además es una película que no cierra, no adjudica el punto final, sino que le da mucho espacio al espectador para que componga también. Es una película donde no está toda la carne al asador de movida, sino que es un relato que se va construyendo y que lo termina de completar quien especta. Es una película que no juzga.

Miss Bolivia e Irinia Misisco encarnan madre e hija
Miss Bolivia e Irinia Misisco encarnan madre e hija

¿Cómo fue ponerle el cuerpo a esta mujer que vive como puede?

El personaje es complejo para mí, sobre todo siendo novata, y me atravesó, fue algo transversal y creo que la peli hace eso también en sus capas. Habitar ese personaje, encarnarlo, componerlo a mí me interpeló porque trata temáticas vinculadas entre una madre y una hija, como muestra y relata una otra maternidad distinta y la desromantiza. También se acerca a temáticas de identidad de género desde un lugar tangencial,no obvio, y poético porque tiene mucho lenguaje visual. También maneja sus tiempos en esta era donde estamos acostumbrados a latas de 30 minutos de Netflix. La película habita el silencio, por momentos y eso hace que el espectador se ponga a componer en esos silencios que incomodan. Para mí fue muy revelador porque tenía muchas ganas de actuar en cine.

Así que darme el espacio para poder constatar lo que realmente quería, porque fue algo muy intenso también: irme a Misiones a vivir un mes, durante todo diciembre, trabajando jornadas super largas porque así es el cine, al ser independiente se tuvo que grabar en menos semanas y lo que fue para mí super distópico fue trabajar toda una semana durante la noche. Me levantaba a las 19 y me iba a dormir a las 6 de la mañana y eso lo sentí en mi fisiología también, en el biorritmo, porque te cambia todo. Y no solo a mí, sino a todos los que trabajamos en la película, lo cual me hace sentir muy orgullosa porque el 80% del equipo técnico fue de mujeres.

¿Los momentos de complicidad madre e hija los trabajaron o surgieron espontáneamente con Irina Misisco?

Por un lado los entrenamientos en su mayoría fueron compartidos, si bien Irina tiene más experiencia como actríz que yo, sí entrenamos juntas y nos caímos bien. Ya de movida hubo mucha onda y solidaridad mutua. Eso creo que fue un agregado para que se note en pantalla, pero también hicimos ejercicios y entrenamos para esa complicidad, con las miradas y el contacto físico. Yo soy una persona que no me gusta que me toquen y aproximarme de esta manera a otros cuerpos y sus vibraciones para mí fue un desafío.

Creo que en la peli lo que aparece es una tensión constante entre la complicidad y otras pulsaciones que son del orden del abandono.

¿Presentaste un libro?

Si, es mi segundo libro, se llama Infierno. Me encanta y eso que yo tardo en que me guste mi obra, porque siempre me distancio bastante pero luego vuelvo a enamorarme. Es un libro duro, muy poético y promiscuo entre la prosa y la poesía. Es un libro que suena, es musical porque usé la rima. Hay un poco de mi otro yo que está ahí habitando el texto. Lo presenté acá en Buenos Aires y hace unos días lo fui a presentar a la Feria del Libro de Comodoro Rivadavia, así que es como un bebito. Mi pequeño Infierno. Va a entrar en línea de distribución para que esté en librerías y habrá un ebook eventualmente.

¿Dé que trata el libro?

Tiene dos partes, en la primera hay once relatos de la misma historia, que son de ficción y también habita muchas capas de violencia de todo tipo. Después hay un corte y empieza la segunda parte donde me asumo como “escribe Paz Ferreyra” y los relatos son como escritos por todas. Me tomo la licencia de desarmar todo, hay más poesía, haiku, slogan, pero siempre en referencia a esa temática. Salvando las distancias, es como un Martín Fierro 2.0 porque es una prosa pero con décimas, séptimas y utilizo la métrica para relatar.

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