María Eugenia Romá habla de su presente laboral: “En cada cosa que hago estoy diciendo”

La periodista y joyera conversó con Los Andes sobre sus proyectos tras la pandemia, su presente periodístico, su militancia y lo que espera para el próximo año.

María Eugenia Romá habla de su presente laboral: “En cada cosa que hago estoy diciendo”
Con un presente que la coloca como joyera en formación, María Eugenia Romá comparte sus proyectos, pensamientos y conocimientos con Los Andes.

Es comunicadora social, estuvo por largos años en la televisión mendocina siendo la cara del noticiero de Canal 7 por más de 15 años. Aunque fue cuando descubrió que aquello no llenaba por completo los espacios cuando se emprendió en un nuevo y desafiante camino.

Hoy, María Eugenia Romá encuentra su vocación y pasión en un nuevo rubro que, aunque no esté ligado a los medios de comunicación, le da el espacio de comunicarse con el mundo.

La periodista viene desarrollando hace algunos años su carrera como joyera en formación. “Llevo seis años aprendiendo el oficio y haciendo a un ritmo vertiginoso”, cuenta María Eugenia cuando conversamos con ella sobre su presente laboral.

“Cada nueva técnica es un desafío al que me tiro de cabeza y, al mismo tiempo, indago en nuevos materiales y herramientas para avanzar hacia esa manera propia, identificable, que me convierta en “autora”, porque eso hago, joyería de autor”.

Con un taller establecido en casa y un aprendizaje diario, María Eugenia Romá transita una nueva vida como joyera.
Con un taller establecido en casa y un aprendizaje diario, María Eugenia Romá transita una nueva vida como joyera.

La última vez que conversamos con ella, poco antes de que se decretara la cuarentena obligatoria, la periodista se encontraba estableciendo su propio taller. Ella admite encontrarse en un gran momento creativo, creciendo en su profesión a diario.

“El taller fue creciendo de la misma manera, incorporando al espacio un universo de cosas. Cada tanto miro alrededor y no puedo creer el privilegio de vivir esta ‘segunda vida’ profesional, tan distinta a la anterior, más íntima y personal. Y agradezco, fundamentalmente, estar concretando lo que deseaba.”

Un trabajo en pandemia, interno y externo

Ella se declara como “soy obsesiva y muy detallista con los proyectos profesionales y laborales”, por lo que el encierro fue un gran golpe que rompió con todos esos planes que estaban estructurados en su cabeza.

Sin embargo, como hemos remarcado durante todo este largo proceso que dejó a los artistas varados entre la nada misma y el todo absoluto, María Eugenia decidió tomar esa fuerza y reinventarse como nunca lo había hecho. “Fue una prueba de oro para mí”, dice en primera instancia, admitiendo que todos sus planes salieron por la ventana.

Las piezas que llevan alas en su esencia admite que son las que más la identifican.
Las piezas que llevan alas en su esencia admite que son las que más la identifican.

Pero como dicen los sabios, si una puerta se cierra, abre una ventana. “Lo que vino fue sorprendentemente mejor”, declara.

“Pude capacitarme online con maestros a los que antes solo podía acceder viajando. Invertí mucho tiempo en mejorar técnicamente y evolucionar. Me conecté con un colectivo pro sustentabilidad en el rubro. Mientras tanto, empecé a aprender fotografía de producto con Mauricio Navarta, un profesional mendocino especializado, y ya tengo un lugar específico en el taller para hacer fotos y video de mis piezas.”

Con casi dos años de práctica, prueba y error, formación y estudios, Eugenia también resalta la posibilidad de conectar no sólo con su trabajo sino con su familia y consigo misma. La comunicadora tiene dos hijos de 12 y 16 años y admite que este proceso les enseñó a estar preparados para lo que viene.

Trabajó por más de 20 años en los medios de comunicación.
Trabajó por más de 20 años en los medios de comunicación.

“Fueron meses de estar conectados casi todo el día, pero con la enorme fortuna de conservar nuestros trabajos y estudios, a pesar de la pandemia. Mis hijos comprobaron algo que le digo hasta el cansancio: hay que estar preparados para lo complejo, saber reaccionar a lo inesperado, ser flexibles y adaptarse.”

Su presente laboral

Ya desciframos que es completamente multifacética. Del periodismo a las joyas, de las joyas a la fotografía. María Eugenia siempre tiene algún proyecto encaminado y claro que esta vez no es la excepción.

“Siempre tengo varias series en paralelo: con alguna técnica (grabado, por ejemplo), materialidad específica (plata, alpaca, piedras, etc.) o, lo que más me gusta, series conceptuales”, cuenta.

"Hago piezas sin género para derribar barreras binarias estériles, elijo materiales modestos con la intención de equipararlos a otros con mejor prensa, me pongo la bandera de la joyería accesible frente al lujo y, obstinadamente, busco equilibrar las cosas hasta donde pueda."
"Hago piezas sin género para derribar barreras binarias estériles, elijo materiales modestos con la intención de equipararlos a otros con mejor prensa, me pongo la bandera de la joyería accesible frente al lujo y, obstinadamente, busco equilibrar las cosas hasta donde pueda."

“No puedo quedarme quieta en una sola cosa. Necesito la variedad en mi mesa de trabajo e intento que los diseños sean versátiles. Hoy la joyería es urbana, callejera, vive de día y de noche en nuestros cuerpos diciendo algo de nosotros mismos. Imagino todo: por qué alguien elegiría cada pieza y cómo será leída una vez que la lleve puesta.”

Dedicada al 100% en sus pasiones admite que, en su vida pasada de periodista, la obsesión de la perfección estaba destinada a las palabras, el lenguaje, la pregunta. Ahora, esa perfección está destinada a cada joya y accesorio que con tanta dedicación forja en su taller.

Sobre su presente laboral, adelanta que se encuentra trabajando en dos proyectos colaborativos con otros artistas: uno con piedras y cuero argentinos, el otro con maderas exóticas.

La periodista comenzó a trabajar la joyería hace seis años y hoy la determina como su nueva vida.
La periodista comenzó a trabajar la joyería hace seis años y hoy la determina como su nueva vida.

“Me han permitido algo que me fascina: zambullirme en otros mundos, espiar otros talleres, contagiarme los vicios/virtudes y adoptar herramientas ajenas que transforman mi hacer. Salen cosas locas, cada lugar tiene sus tesoros (tangibles e intangibles) esperando ser narrados y compartidos.”

El costado comunicacional de María Eugenia Romá

Un día se levantó y decidió ponerle fin a una carrera que por más de 20 años llevó adelante. “Necesito sentirme motivada”, declara cuando le preguntamos qué fue lo más difícil de renunciar a ‘su antigua vida’.

“Con los medios fue así, 23 años que podría resumir en una curva perfecta. Al final ya no quería estar allí y era feliz viendo a otros cumplir sus sueños como yo.”

Su salida del periodismo relata que coincidió con un proceso de precarización y reestructuración en los medios. Las nuevas tecnologías, los múltiples discursos y el cambio radical del concepto del periodismo son algunos de los procesos que vivió en su paso por los medios.

“Todavía veo el esfuerzo por conservar viejas estructuras y métodos”, dice, aunque remarca que hoy por hoy “hay espacios de trabajo que se caen a pedazos. Y no lo digo solo en el sentido de estructuras edilicias que ya no contienen ni posibilitan el ejercicio pleno de la profesión. Veo con cierta tristeza y pesimismo el panorama general.”

Sobre el cambio de vida que realizó hace algunos años, admite que “hoy quiero hacer piezas que emocionen, que signifiquen, que sean amadas.”

"Cada tanto miro alrededor y no puedo creer el privilegio de vivir esta ‘segunda vida’ profesional, tan distinta a la anterior, más íntima y personal."
"Cada tanto miro alrededor y no puedo creer el privilegio de vivir esta ‘segunda vida’ profesional, tan distinta a la anterior, más íntima y personal."

- ¿Te da melancolía recordar los viejos tiempos?

Melancolía no. Tengo ese pasado presente en tantos aspectos… Vivo de acuerdo a lo que viví, siento por todo lo que antes sentí y construyo desde ahí.

Es sobrecogedor para mí pensar en los múltiples vínculos que he logrado hasta hoy. Hilos que me conectan con otras personas que han sido y son parte de mi historia. Hay mucho que me impulsa y me sostiene. No es pasado, es memoria que valoro y evoco agradecida.

- En varias oportunidades has dicho que aprendiste a comunicar de otra forma, ¿Hoy lo sentís de la misma manera?

Definitivamente. En un momento estoy haciendo una joya que solo persigue un fin estético y en otro me encuentro construyendo piezas con un sentido mucho más profundo, en función de un concepto o una emoción. En cada cosa que hago estoy diciendo.

Y en mi pequeño espacio de libertad como creadora, me apoyo en mi yo comunicadora para proponer. Sé que lo que hago puede construir y movilizar. Así, hago piezas sin género para derribar barreras binarias estériles, elijo materiales modestos con la intención de equipararlos a otros con mejor prensa, me pongo la bandera de la joyería accesible frente al lujo y, obstinadamente, busco equilibrar las cosas hasta donde pueda.

Me sobran motivos para estar donde estoy y hacer lo que hago. Muchas veces me acuesto exhausta, con las manos rotas y la pieza inacabada, pero feliz, muy feliz.

"Hoy la joyería es urbana, callejera, vive de día y de noche en nuestros cuerpos diciendo algo de nosotros mismos."
"Hoy la joyería es urbana, callejera, vive de día y de noche en nuestros cuerpos diciendo algo de nosotros mismos."

- Te has proclamado militante de la igualdad y equidad de las mujeres, ¿Cómo ves la situación hoy en día?

Con optimismo. Estamos en un mejor lugar que hace un año y que hace cinco, en términos de visibilización de la inequidad y sensibilización de la sociedad. Sería necio pedir que todos abracen con la misma intensidad el cambio y es seguro que habrá quienes no dejarán de tirarnos piedras en el camino.

Quiero una argentina feminista, diversa y libre y sé que no basta con desearlo. Se necesita, además, la paciencia de acompañar el cambio. Muchas mujeres están sanando dolores, revelando secretos que atenazaron sus vidas. Esas historias individuales caminan al paso de la explosión colectiva y uno ve el fuego encendido con cien mil razones diferentes.

Antes que los cupos resistidos, prefiero cabezas y corazones abiertos a comprender la realidad de los otros, a hacerse cargo, a cambiar juntos. Junto a las leyes que llegaron para garantizar derechos (matrimonio igualitario, identidad de género, despenalización del aborto, etc.) creo en la cruzada por ayudarnos mutuamente a cambiar actitudes y conductas que no permiten a muchos vivir plenamente.

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