“Comfort movie” es un término muy común para referirse a películas que funcionan como un eficiente bálsamo en tiempos difíciles. Quizá no siempre sean obras perfectas y ambiciosamente arriesgadas en cuanto a narrativa o técnica, pero a ellas es posible volver una y otra vez y siempre harán sentir mejor a quien las redescubra. Y si eso no es poca cosa...
Uno de esos filmes que el paso del tiempo permite revalorizar es “Un tipo genial” (Local Hero, 1983), pequeña joya del escocés Bill Forsyth, quien con títulos como “Gregory’s Girl” (1981) o “Housekeeping” (1987) aún resulta insólito que no comparta pedestal con cineastas repetidamente condecorados y celebrados.
Además de poner en el mapa de la industria americana al cine de Escocia, el director consiguió en “Local Hero” una exquisita comedia sobre el choque cultural, en la que examina la idiosincrasia de un pueblo costero a simple vista insignificante. Sin embargo, ese extraño puñado de habitantes se entiende tanto entre sí a tal punto de compartir debilidades y superarlas sin demasiada moralina. Forsyth alcanza una sutil y, a la vez, poderosa charla sobre la conservación del legado, el cambio climático y la codicia corporativa.
La historia nos lleva al inicio a la bulliciosa Houston (Texas), donde “Mac” MacIntyre (Peter Riegert), un joven ejecutivo de una empresa petrolera, recibe el encargo que podría consolidar su exitosa carrera. Su jefe, Felix Happer (el recordado Burt Lancaster), lo manda a cruzar el charco y conocer Ferness, una bahía en las Tierras Altas de Escocia donde la compañía quiere establecer una refinería. Mac, entonces, debe convencer a los aldeanos de una oferta millonaria para dejar su hogar y adoptar otra vida urbana en la prometedora Edimburgo.
Una vez instalado en el pueblito costero, el estadounidense de traje y corbata parece tenerla bastante fácil en su tarea. Primero porque cuenta con la ayuda de un trabajador local de la petrolera llamado Danny, interpretado por un jovencísimo y debutante Peter Capaldi. Y segundo, por la rápida aceptación de la bolsa de dinero por parte de Gordon Urquhart (Denis Lawson), el orgulloso posadero y semialcalde del lugar. El único freno a la refinería es el viejo Ben (Fulton Mackay), quien reside en una humilde vivienda en la playa y se niega a abandonarla por el pasado familiar. ¿Acaso quién se encargaría de cuidar la naturaleza?
Forsyth es conocido por ofrecer relatos con una carga de humor costumbrista, pinceladas de realismo mágico y personajes parcos pero queribles, cuya construcción se expresa cual crisálida hasta liberarse en belleza. Al comparar con ejemplos populares, lo meritorio es que el director y guionista siempre ha evitado la castidad de Robert Zemeckis, otorgando una recompensa astuta al público. Es paciente y perspicaz en la narrativa, dejándonos tan hechizados como el protagonista de “Local Hero” al observar las auroras boreales o la danza de estrellas fugaces en el cielo de Ferness.
En este caso, para captar la costa del norte de Escocia, Forsyth confió en la labor del fotógrafo inglés Chris Menges, quien exploró una paleta preciosa de azules y tomas amplias que evocan lo onírico durante el visionado. Mientras que en la música acompañaron las cuerdas de Mark Knopler, músico de Dire Straits: una banda sonora de aura melancólica que, incluso, ha cosechado más fama que la propia película.
Con semejante disparador político, “Local Hero” podría haberse quedado en una crítica al modelo extractivista del capitalismo y al inevitable arrasamiento de los pueblos. Hasta hay un personaje femenino que está insertado para espetar en voz alta sobre la defensa ambiental y también asoma un marino ruso que calma las ansias del yanqui. Pero Forsyth no se olvida que, como en tantas problemáticas, los seres de a pie y alienados poca imputabilidad tienen al respecto.
Cuando Mac queda seducido por la calidez innata del pueblo escocés, una borrachera es la vía de escape a su realidad como ardilla ejecutiva. De allí que la resolución del conflicto de intereses por el petróleo se sienta adversa para él. Dedicó la mayor parte de su vida a la soledad en un departamento tan insípido que solo necesita un puñado de conchas del Atlántico para satisfacer a su verdadera persona.
Actualmente, y al igual que tantos clásicos, encontrar “Local Hero” en un servicio de streaming es imposible. Apenas Criterion Collection, distribuidora que ha rescatado varias obras del cine, lanzó años atrás una versión bellísima de la película que en su portada destaca la cabina telefónica roja del pueblo, único vínculo con el mundo exterior. El que avisa no traiciona: siempre navegar en otras vías para no ser rehenes de los catálogos de turno.