El mundo cambió completamente después de la pandemia. Las nuevas generaciones traen un chip donde la conciencia ambiental y social es una alarma que resuena constantemente. Y es que todo se reduce a ello: la conciencia.
Con esta idea en mente, la compañía TM Producciones regresa al teatro con una propuesta relacionada directamente al medioambiente. Abocando a la conciencia del público, la obra propone una mirada de concientización sobre problemáticas ambientales que nos acechan.
Protagonizada 100% por mujeres, llega al Le Parc “Colapso”, la nueva obra dirigida por Agueda Mansilla y producida por Joel Tempestti. “Es una obra que tiene que ver con problemáticas que sufre el medioambiente”, explica su directora.
La obra, además de abordar diferentes temáticas que están ligadas directamente a los diferentes tipos de contaminación, lo hace combinándola con el folclore.
“Me centro en el género folclórico porque es mi matriz, me especializo en eso desde hace años y me centré en ese género para fusionar esta problemática que hoy en día es tan visible”, explica la coreógrafa, quien combina también en la obra otros lenguajes como la danza contemporánea o el flamenco.
La obra está protagonizada por las bailarinas Antonella López, Melisa Rinaldi, Rocío Cáceres, Betiana Soto, Alejandra Guevara, Agustina Correa y Belén Gimenez.
La cita está programada para el próximo viernes 3 de diciembre con doble función a las 20:30 y 22 horas en el Le Parc. Entradas disponibles en entradaweb.com.
La obra desemboca en un colapso
La obra está dividida en cuatro fragmentos autoconclusivos que, explica su directora, “si bien tienen un hilo conductor, nos lleva a pensar en un futuro muy poco prometedor, desenlaza en todos estos tipos de contaminaciones que no llegan a buen puerto.”
Entre los diferentes conceptos que se abordan durante el desarrollo de la historia encontramos la contaminación del suelo, del agua, del aire y la contaminación sonora, entre otras. “Desde esos fragmentos hablo de estos temas que nos llevan a un futuro con poca esperanza”, ahonda Agueda.
El tema de la obra viene ligado a un pulso personal de su directora, quien resalta que “si el día de mañana no sigo en este mundo me quedo con esto de que mi arte hizo un tipo de concientización.”
Incluso fue una situación bastante personal la que inspiró ahondar en el mundo de la contaminación. Luego de que Agueda transitara el coronavirus a principios de 2021, las alertas se prendieron.
“Llegue a la conclusión de que nuestro planeta, en cierto punto, a nivel mundial estaba hablando. Entonces como me sentía tan mal fue una necesidad escribir, proyectar y querer hacer, porque el arte en mi vida esta todos los días. Entonces pensamos junto con mi compañero lo loco que sería realizar una obra que pudiese reflejar estas problemáticas ambientales.”
¿Su mensaje principal? Concientizar por medio de la diversión y el sarcasmo. “La obra está contada en primera persona, es una voz en off la cual pasa por todos estos tipos de contaminaciones que trata de llegar al espectador desde ese lado. La vamos a escuchar en estos fragmentos, siempre está mirando desde arriba y la obra está abordada por distintas sensaciones, tenemos cierto tinte picaresco que puede llamar la atención u puede gustar, y va de la mano con lo sarcástico o irónico.”
Un desafío musical y ambiental
A la hora de llevar adelante la obra se pusieron sobre la mesa dos ideas principales. Por un lado, una relacionada a la banda sonora de la obra. Agueda, fiel partidaria del folclore, quería encontrar ese espacio compartido que sus dos pasiones pudieran establecer.
Quizás, según ella, combinar el folclore con las problemáticas fue uno de los desafíos más grandes. “Al principio pensábamos que era muy difícil mezclar el folclore con las problemáticas. Fue pensar en las problemáticas más importantes e intentar hacer foco con el género folclórico. Lleva mucho estudio, mucho tiempo de estar sentado, planear, ver qué partitura podía ir con cada contaminación.”
En ese sentido, la artista explica que tiene mucho de intuición e interpretación el trabajo de proyectar ambas esferas juntas. “Lo más difícil fue que la contaminación y el folclore pudiesen ir de la mano, y que esté equilibrado.”
- ¿Hay algo personal detrás de la temática?
Además del coronavirus, tiene que ver con cuestiones de mi infancia, mi mamá siempre me enseñaba a separar los residuos, por ejemplo, por lo que también el disparador vino por ahí. Después me metí en la protección de animales, la alimentación, y ahora me tocó desde este lado. Yo me considero un agente de cambio que siento que por medio de mi arte puedo generar un mensaje y eso me parece muy importante.
- La puesta en escena e indumentaria están realizadas con materiales reciclados, ¿fue una elección ligada a la obra?
Al momento de comenzar a planificar la obra sabíamos que no podíamos y tratar de transmitir un mensaje de cambio sin un concepto que refleje el cambio en la obra. Por eso el vestuario que nos acompaña es de una amiga muy cercana que es Yanina Dimuno. Con ella venimos trabajando hace mucho tiempo y entendimos que teníamos que ser coherentes con los materiales que íbamos a utilizar, y más teniendo en cuenta que la industria textil es una de las más contaminantes.
El 90% de nuestro vestuario esta realizado con materiales reciclados. Usamos bolsas de cebollas, de residuos, materiales que no se utilizan y se pueden reciclar, Yani ha tenido la capacidad de diseñar y trabajar con este concepto.
- ¿Cuáles son las expectativas de tu debut como directora en Mendoza?
Sueño que las salas estén llenas de gente porque el arte independiente es muy difícil de sostener y mantener, es mucho trabajo y cuando uno es artista independiente, lo es en todos los sentidos. He tenido suerte de rodearme de artistas como yo que al momento de presentar esta idea no dudaron en apoyarme. Y también que, aunque sea un concepto, pueda llegar a esas personas, niñas, niños, papás, adolescentes, abuelos o a cualquiera, aunque sea sembrar la duda de una problemática que está sucediendo y de la que tenemos que hacernos cargo.