El terror social ya tiene una serie de directores que han hecho de él un apunte asombroso, interesante y revelador. Entre ellos está el director Jordan Peele, con filmes como “Huye” o “Nosotros”. Ahora es el mítico fantasma de un artista plástico que revolucionó la década del ‘90, el que atrae al realizador para aportarle su mirada: “Candyman”.
La franquicia “Candyman” se ve, así, resignificada con otras temáticas contemporáneas y de profundos debates en el presente: la gentrificación y el racismo. Estos asuntos que ya estaban presentes en la película de 1992 son los que tentaron a Jordan Peele para hacer la intentona de relectura.
El director oficia de productor y sello garante del inminente estreno, que cuenta asimismo con los talentos de Nia DaCosta (quien dirige entre el debut indie “Little Woods” y su salto superheroico a “The Marvels”) y las actuaciones de Yahya Abdul-Mateen II, Teyonah Parris, Nathan Stewart-Jarrett y Colman Domingo.
Anthony es un residente del demolido complejo de viviendas públicas Cabrini Green, en Chicago. Allí había sido secuestrado de niño en la primera película por Daniel Robitaille, alias Candyman, un espectro de artista linchado que se aparecía con un gancho asesino cada vez que alguien mencionaba su nombre cinco veces frente al espejo.
Artista visual en el umbral del reconocimiento, Anthony se instala casi 30 años después en el barrio de su infancia junto con su pareja y galerista Brianna Cartwright (Parris). El lugar recibe el acecho del persistente Candyman, que sumerge a Anthony en un trance de pesadilla.
Más relanzamiento que secuela, el filme de DaCosta -retrasado por la pandemia- viene a cumplir un proyecto trunco del director responsable de la fundacional Candyman, Bernard Rose; que buscó filmar desde 2000 una precuela y un crossover que jamás se consumaron.
El resurgimiento del tema racial en el cine estadounidense de la última década, no solo en el terror sino en otros géneros y revisiones históricas como “El infiltrado del KKKlan”, “Judas y el mesías negro” o “El juicio de los 7 de Chicago”, alumbraron con especial luz a “Candyman”.
El protagónico inusual de un afroamericano en el horror y su reivindicación violenta en un escenario mayormente habitado por su raza no podían escabullirse del radar de Peele, que retomó el proyecto para inculcarle su aggiornamento millennial: de allí el reemplazo de la actriz blanca original Virginia Madsen por el vigente Abdul-Mateen II -que trabajó ya con Peele en “Nosotros”-, el guiño al arte contemporáneo, los ubicuos establecimientos residenciales de siglo 21 y el énfasis en la masacre padecida por el decimonónico Robitaille. Para Peele, la flamante “Candyman” es una “secuela espiritual”.
“La ‘Candyman’ original es una de mis películas favoritas. Es muy influyente para mí -dijo Peele al sitio Bloody Disgusting-. Más que nada porque no teníamos a un Freddy o a un Jason negro. La aparición de ‘Candyman’ se sintió muy osada. Muy catártica. Y era terrorífica. Fue uno de los filmes que me mostró que la gente negra podía estar involucrada en el terror”.
Y continúa: “‘Candyman’ es una entidad eterna, y lo que hicimos en esta versión fue focalizarnos en su vigencia, intentamos asociarlo con el hecho de que existe una epidemia de violencia sobre los cuerpos negros en los Estados Unidos. Candyman no es un ser singular, es un concepto. Es un hombre de la bolsa. Y eso significa que trasciende las vallas del tiempo”.
DaCosta concuerda: “La historia de Candyman es perenne y parte del motivo por el que resulta excitante narrarla en cualquier época. De lo que habla el origen del personaje, que se remonta a 1890 y ya aparece en el primer filme, es de los ciclos de violencia y de cómo la Historia se repite, cómo volvemos a afligirnos de manera colectiva y procesamos el trauma a través de las narraciones. Pienso que siempre es un tiempo apropiado para contar el mito de Candyman, y esa es ante todo su tragedia -señala-. Un mártir es un símbolo poderoso. Un monstruo es un símbolo poderoso. Entonces también hay un comentario acerca de lo que está sucediendo en el movimiento negro hoy”.
Los otros estrenos que llegan a las salas mendocinas
“Justicia implacable”, el nuevo filme de acción de Guy Ritchie, protagonizado por Jason Statham, llega ahora los cines mendocinos.
“H (Statham) acaba de incorporarse como guardia de seguridad en una compañía de blindados. Durante un intento de robo a su camión, sorprende a sus compañeros con sus habilidades de un soldado profesional y se vuelve un enigma. Pronto se hará claro el verdadero motivo por el cual H está buscando un ajuste de cuentas”, adelanta la sinopsis oficial.
El elenco incluye además a Josh Hartnett, Scott Eastwood, Holt McCallany, Jeffrey Donovan, Laz Alonso, Jason Wong, Niamh Algar, Deobia Oparei, Babs Olusanmokun; entre otros.
Una eficaz película del director de “Juegos, trampas y dos armas humeantes” que junto a su protagonista, vuelve a este filme pura dinamita.
Para los chicos sube a la cartelera “Paw Patrol”.
Dirigida por Cal Brunker llega esta aventura animada, producida por Nickelodeon Movies y Paramount Animation, que cuenta que cuando Humdinger, el mayor rival de la Patrulla Canina se convierte en alcalde, comienzan los estragos.
Ryder y los heroicos cachorros de su equipo se enfrentarán al desafío de ayudar a una nueva aliada, la inteligente perrita salchicha Liberty. Juntos, y pertrechados con nuevos artefactos, la Patrulla Canina lucha por salvar a Ciudad Aventura.