Liliana Bodoc fue una escritora tan trascendente que el día de su cumpleaños, el 21 de julio, se celebra el Día Provincial del Libro Infantil y Juvenil. Nacida en Santa Fe pero criada en Mendoza gracias a los designios de un dios en el que ella no creía, y que trajo a su padre a estas tierras por cuestiones de trabajo, se dedicó al estudio de Letras en la Universidad Nacional de Cuyo, para luego ejercer como profesora de Literatura Española y Argentina en colegios secundarios.
En conmemoración del Día Provincial del Libro Infantil y Juvenil, hablamos con Silvia Chiavetta, hermana de Liliana que además es la presidenta de la Fundación Liliana Bodoc, quien explicó las actividades que llevan a cabo para esta fecha. “Empezamos a celebrar el mes pasado con una iniciativa que se llama ‘Estación Bodoc: Liliana nos lleva en tren’ y que consistió en en contactar a una gran cantidad de bibliotecas populares y algunas municipales, -se sumaron un poco más de cincuenta de toda la provincia- y a través de la CoProBiP (Comisión Provincial Protectora de Bibliotecas Populares) les hicimos llegar ejemplares del cuento “Cuando San Pedro viajó en tren”, unos recortables hechos por la ilustradora Carmela Hugs y con música de Analia Garcetti”, destacó.
Justamente el 21 de julio, realizaron actividades especiales, que continuarán a lo largo de este mes en los distintos espacios de literatura infantil y juvenil, en donde presentaron un video realizado por la Fundación Liliana Bodoc en colaboración con Canal Acequia. “Se trata de una versión coral del cuento Cuando San Pedro viajó en tren, contado por las voces de 31 niños y niñas a los que les asignamos previamente un párrafo. El video está disponible en YouTube del Canal Acequia y en otras plataformas de la Fundación”, explicó y adelantó que esta actividad se hará extensiva a las bibliotecas populares de la provincia.
“Cuando Liliana falleció, a los pocos días me vino a buscar una amiga, Adriana Correa, y estábamos juntas ahí en El Challao alimentando con nuestras lágrimas un arroyito que pasaba. Ahí decidimos transformar el dolor en lo que a Lili le gustaría, que eran cosas que tuvieran que ver con la palabra poética, con la magia, con lo fantástico. Entonces en ese momento -en marzo del 2018- formamos un grupo cultural que se llama Mujeres de los Confines”. Así nació lo que inicialmente daría forma a lo que después se convertiría en la Fundación y sus actividades. “Mientras la pandemia nos permitió, semanalmente y en forma ininterrumpida, visitamos escuelas primarias públicas y bibliotecas populares leyendo la obra literaria de Liliana. Cuando en julio del 2020 surge legalmente con personería la Fundación Liliana Bodoc, las Mujeres de los confines se incorporaron a la institución para seguir replicando estas actividades”, subrayó.
Entre los muchos legados intangibles que dejó Bodoc, están sus frases, su forma de relacionarse con las personas -aún los desconocidos- y el fervor por llevar historias fantásticas hasta los más recónditos poblados. “Pobres de nosotros si olvidamos que somos un telar” era una de sus frases que su hermana mantiene viva. “Lo que vivenciamos todo el tiempo es que Liliana es un muerto que no para de nacer. Cada año se multiplica más y encontramos más gente que la adora, porque es mucho más que su obra literaria. Ha dejado una impronta que no muchos escritores o escritoras dejan, que es el amor y la dedicación a cada escuela y biblioteca popular que visitó”. Y agregó “Podríamos hacer una antología de dedicatorias, porque te miraba a los ojos te preguntaba el nombre, recién ahí te dedicaba el libro. Ella decía ‘sólo el amor nos hace eternos’ y creo que eso pinta de cuerpo entero lo que fue ella y lo que va a seguir pasando con Liliana”, completó.
Un poco de Liliana
Como ella misma contó en un sinnúmero de entrevistas, comenzó a escribir más por necesidad de lectora insatisfecha ante la falta de épica fantástica latinoamericana, que por vocación de escritora.
Así llegó en el año 2000 “Los días del venado” que se publicó con la editorial Norma y que recibió varias distinciones y el premio a la Mejor Obra Literaria Juvenil por la Fundación El Libro en la Feria del Libro de Buenos Aires, ese mismo año. También fue galardonado con el Premio Fantasía en el año 2000; Primer Premio de Narrativa, otorgado por la Fundación “Fantasía Infantil y Juvenil” en 2001, menciones especiales de The White Ravens otorgada por el International Board on Books for joven Personas (IBBY) en el año 2002, y estuvo en la lista de honor del Premio Andersen en 2000.
En 2002 publicó la secuela, llamada “Los días de la sombra” con muy buenas críticas y finalmente, en 2004 publicó el tercer y último libro de “Los días del fuego”, constituyendo así la trilogía de “La saga de los confines”
A pesar de que con su trilogía, la más exitosa en cuanto a ventas y crítica de sus obras, Bodoc parecía haber dado por concluida la historia concerniente a su universo ficcional, en 2012 la autora regresó con spin off llamado “Oficio de búhos”, un volumen de cuentos bajo la rúbrica “Relatos de los confines”, con el que retomó y completó 29 historias dispersas en el relato general de La saga de los confines.
La autora plantea que el modelo tolkieniano es eurocéntrico, patriarcal, ario y eclesiástico, y que por eso quiso escribir una saga con otra visión del mundo. Para ellos, leyó durante mucho tiempo libros sobre las culturas mapuche, azteca y maya. “Cuando digo magia ya existe; es un concepto tan viejo como el hombre. Y lo mágico tiene la función del horizonte, que se corre para ir más lejos. El relámpago fue algo mágico, hasta que el hombre lo entendió. Y siempre va a ver cosas que no podamos entender. De lo contrario, el mundo sería horrible”, dijo Liliana Bodoc definiendo su propia obra.
Borges para Bodoc
La insoslayable figura de Jorge Luis Borges no fue indiferente para Liliana Bodoc, que como toda escritora era antes una ávida lectora. En una entrevista realizada en noviembre de 2016, en el ciclo “Conversaciones en el laberinto. Borges y los mitos”, de Canal Acequia en el que la escritora Claudia Piñeiro entrevistaba a grandes figuras de la literatura contemporánea, Bodoc -relató breve pero contundente- cómo fue su vínculo literario con el escritor. “Mi primer contacto con Borges fue desde el dogma y, por lo tanto, desde la estupidez. Era un escritor oligarca, de derecha, conservador, y lo mío era exactamente lo contrario. Entonces yo leía lo que leía. Pero fue la poesía y esos versos tan conocidos, como: ‘no nos une el amor sino el espanto’ y su estrellita roja para marcar el sitio exacto donde ayunó Juan Díaz y los indios comieron, que yo dije ‘que este señor piense lo que quiera, pero a mí me enamoró’, desde la poesía que además le hace pitocatalán a la ideología de Borges”.