A lo largo del siglo XX va consolidándose en Mendoza una crítica literaria realizada desde una óptica regional. A los estudios pioneros de Arturo A. Roig (fundamentalmente La literatura y el periodismo mendocinos a través de las páginas del diario El Debate, de 1963; La literatura y el periodismo mendocinos entre los años 1915 y 1940, a través de las páginas del diario Los Andes, de 1964 y Breve historia intelectual de Mendoza, de 1966, a los que se agrega, en 1996, Mendoza en sus letras y en sus ideas) se suman, ya en la segunda mitad del siglo XX, un conjunto de estudiosas mendocinas que cimentaron la posibilidad de una crítica seria y profunda de las letras locales, a través de distintas operaciones de relevamiento, organización y sistematización del corpus, primero, para luego abordarlo desde distintas ópticas de aprehensión y análisis.
Me estoy refiriendo en especial a Nelly Cattarossi Arana, Ana Freidenberg de Villalba y, fundamentalmente, a Gloria Videla de Rivero, pero sin desconocer el aporte de otras investigadoras, como Aída Pratici de Fernández, Hebe Pauliello de Chocholous y Celia Lúquez, que también contribuyeron, a partir de bibliografías, relevamientos en archivos (las dos primeras) o miradas panorámicas (la última de las nombradas) a ese primer paso imprescindible como es desbrozar el camino a través de la constitución del corpus objeto de estudio.
En 1977, la Profesora Aída Prátici de Fernández –desde la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras- recopiló y publicó una Guía bibliográfica de la literatura de Mendoza, que es el primer trabajo de este tipo dedicado a las letras regionales. En el brevísimo prólogo que antecede al catálogo de autores y obras, se explicitan los criterios con que fue conformado: en primer lugar (en una decisión metodológica que será luego mantenido por otras estudiosas de las letras provinciales) se incluye “no solo a los autores nacidos en la provincia, sino también a quienes, aun no siendo nativos, han vivido y escrito su obra en Mendoza”. También se han incorporado algunos que, “aunque no han nacido ni vivido regularmente en ella, han escrito obras –ensayos preferentemente- referidos a autores o temas mendocinos” (Prátici, 1977: 1).
También se aclara que el trabajo se ha realizado sobre material existente en la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, y como criterio de ordenación, se señala que primero se agrupó a autores y obras por géneros (lírica, narrativa y teatro, más una sección titulada “Crítica y biografías”), y posteriormente se realizó la Guía Bibliográfica descriptiva, que abarca trescientos treinta y dos asientos y, “con el objeto de facilitar la búsqueda del material, se ha elaborado un índice autores y otro de títulos” (Prátici, 1977: 1).
Si bien la misma autora es consciente de las limitaciones del trabajo, ya que se circunscribe a un solo reservorio bibliográfico, es un aporte sumamente valioso como primer intento y se presenta, desde el “Prólogo” mencionado, como susceptible de continuaciones y ampliaciones, como de hecho ocurrió con la Bibliografía de la literatura de Mendoza (1984), de Gloria Videla de Rivero y un equipo de colaboradoras, como veremos en otra nota.
Hebe Pauliello de Chocholous, docente, crítica e investigadora mendocina que se desempeñó como directora de la Biblioteca Central de la UNCuyo, en colaboración con Elena Baeza, y con el aporte de Ana Casiva y Stella Maris Escudero, publicó El mundo de las letras en revistas mendocinas, recopilación bibliográfica aparecida en 1993 con el sello de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Se trata de un trabajo especialmente valioso por cuanto –como se señala en las “Palabras liminares”- “Las bibliografías o repertorios bibliográficos son instrumentos del trabajo intelectual que ponen, al servicio del estudioso, información relativa a documentos impresos que versan sobre temas determinados” (1993: VII): en el caso de la bibliografía que nos ocupan, sobre temas literarios desarrollados en trece revistas mendocinas, entre 1921 y 1984.
Son estas, en orden cronológico: Ideas y figuras (1921-1922); Mundo Cuyano; Revista Ilustrada de Actualidades (1921-1952); Oasis (1935-1936); Oeste (1935-1937); Cuadernos de Cultura de Cuyo (1942-1943); Pámpano (1943-1944); Égloga (1944-1946); Cuadernos de Poesía Argentina (1953); Tierra viva (1953-1954); Versión (1958-1966); Azor (1959-1961); Reloj de agua (1978-1984) y Piedra en llamas (1982-1983). Como se advierte, el conjunto es heterogéneo en cuanto a su duración, y lo es también en cuanto a su calidad literaria, pero constituyen un interesante muestreo que, como señala Gloria Videla de Rivero en el prólogo, “testimonia un período importante en la evolución y definición cultural de Mendoza, de Cuyo y del país”, ya que no solo dan lugar a los estilos personales sino que también son testimonio de distintos momentos culturales, enumerados por Videla de Rivero: desde el posmodernismo y novomundismo de los años veinte “hasta la atmósfera cultural de fines de los setenta e inicios de los ochenta” (Videla de Rivero en Pauliello de Chocholous, 1993: XV).
También se destaca en las “Palabras liminares” escritas por la autora del volumen la importancia que este tipo de trabajos tienen para una crítica literaria regional en proceso de definición y consolidación, y “la comprensión de estos hechos fue lo que promovió la creación del Centro Bibliográfico de la Universidad Nacional de Cuyo, el cual funciona en la Biblioteca Central desde 1982” (Pauliello de Chocholous, 1993: VIII). La misión de este centro animado por Pauliello de Chocholous fue, desde el comienzo, “la de mantener una sostenida labor bibliográfica estructurada en función de distintos proyectos que tendrían como centro el relevamiento de la producción escrita relacionada con la actividad cultural argentina y provincial” (1993: VIII). Así fueron surgiendo diez trabajos de relevamiento; los primeros tres se realizaron sobre distintas publicaciones argentinas editadas en Buenos Aires. Luego, por expresa decisión de los integrantes del Centro, el trabajo se orientó hacia la producción mendocina y así se indizaron algunas revistas editadas por la Facultad de Filosofía y Letras y se completaron los índices de seis publicaciones periódicas, aunque solo se publicaron cuatro.
Este tipo de trabajos, repetimos, es fundamental como primer intento de sistematización del corpus para cualquier estudio de la producción literaria local y su valor se aquilata por la minuciosidad y rigurosidad con que el equipo conducido por Hebe Pauliello de Chocholous lo ha realizado.