Momentos de justicia culinaria y de vergüenza ajena se vivieron el domingo pasado en la final de “Bake Off”, el reality que prometía coronar al mejor pastelero amateur de la Argentina y terminó convirtiéndose en el escándalo televisivo del año (transmitido por Telefe y en Mendoza por Canal 9 Televida).
Por si el lector aún no estaba enterado, Samanta Casais, finalista junto a Damián Pier Basile, fue el foco del odio internauta a lo largo de varias semanas, después de que se descubriera que no era tan neófita en la pastelería como se creía: había trabajado en bares, en un emprendimiento familiar y hasta la invitaban a la televisión a compartir sus recetas dulces. No hay registros ni en nuestro país, ni en toda la región, de un hecho así en un reality. El fraude, además, vino como anillo al dedo para cortar con la agenda monotemática de la pandemia.
El domingo se confirmó lo que muchos ya sospechaban, y es que Samanta resultó ser la ganadora: punto a favor para el jurado, que supo detectar a la impostora entre el resto. La transmisión comenzó con los tres miembros del jurado, Christophe Krywonis, Damián Betular y Pamela Villar, en la estancia donde se grabó el envío en 2019, pero ahora en la actualidad, con protocolo sanitario a la vista: separados por la distancia sugerida y cero contacto físico.
Christophe tuvo la difícil tarea de romper el hielo, ante una Samanta temblorosa pero con la frente en alto y un Damián que no escondía la incredulidad: “Hace semanas circulan rumores cuestionando la transparencia del certamen”, dijo el reconocido chef, adelantando que al final se ofrecería un epílogo grabado hace pocos días.
Una digresión: para la prueba final, una torta de al menos tres pisos, dos bizcochos y dos rellenos, inspirada en la creación de un artista, Basile eligió al pintor surrealista belga, Rene Magritte, y Casais al español Salvador Dalí. Vimos cómo ella era la elegida, cómo se alzaba con el título de mejor pastelero amateur y con el premio de 600 mil pesos. Mientras, las redes se prendían fuego con los hashtags #Sachanta y #Fakeoff.
La justicia llegó en los últimos cinco minutos, cuando los vimos en el epílogo prometido, grabado a principios de este mismo mes. Ya no estaba Paula Chaves, que acaba de ser mamá, pero sí los jurados y los dos finalistas. “Sucedieron acontecimientos que demostraron que su experiencia laboral y televisiva no fue plasmada en el formulario de inscripción”, insinuó el jurado, y acto seguido habló la más odiada: “Cometí un error, soy humana, lo admito y pido disculpas -empezó Samanta-. Quiero que quede claro que no soy profesional, no estudié pastelería ni trabajé de eso. Mi conocimiento fue limitado en un emprendimiento familiar”, dijo, antes de que Damián recibiera finalmente el título y la plata.
Así bajó la persiana el reality que se había transformado en un verdadero bálsamo televisivo en medio de la cuarentena y la escasez de programas nuevos. Primero estuvo en el centro de la polémica cuando Jorge Lanata acusó a los seguidores del reality, que lo vence en rating cada domingo, de “recibir apoyo de los trolls K”. Después, cuando Telefe subió un adelanto del programa que, por error, reveló qué participante quedaría fuera de la semifinal. Después vino lo de Samanta...
Las palabras de Samanta marcaron de hecho un pico considerable de 16.4 puntos de rating según Kantar Ibope. El más alto del domingo, y del ciclo también.