Este año, una tendencia que ya generó revuelo años atrás vuelve a instalarse con fuerza y hay voces a favor y en contra de que se imponga como una moda.
El bigote, la nueva y polémica tendencia estética.
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La moda no solo se trata de prendas y colores, también interpela cuerpos, decisiones y discursos sociales. Este 2025, una tendencia que ya generó revuelo años atrás vuelve a instalarse con fuerza, el dejar el bigote visible en mujeres, como una declaración de estilo y libertad.
Si bien ya en 2021 algunas influencers y celebridades empezaron a desafiar los cánones estéticos mostrando su vello facial con orgullo, este año el debate se reaviva y se expande más allá de las redes sociales. Lo que para algunas es un acto de empoderamiento y autenticidad, para otras sigue siendo incómodo o simplemente una elección estética no deseada.
El bigote en mujeres no es nuevo, pero su resignificación sí lo es. En un contexto donde la moda cada vez se entrelaza más con la política del cuerpo, dejar el vello facial visible se convierte en un gesto que rompe con la idea de “cuerpo femenino pulido”, históricamente construida desde los medios y la publicidad.
La aceptación del bigote, entonces, aparece como una forma de resistir a la presión estética que impone depilar, borrar, suavizar todo lo que no encaje en un ideal prefabricado. Muchas mujeres, especialmente jóvenes, ven en esta tendencia un acto de afirmación personal. Ya no se trata solo de “dejar de depilarse”, sino de visibilizar lo que durante tanto tiempo se intentó ocultar.
El vello ya no es una distracción que debe ser eliminada, sino un rasgo natural que no necesariamente necesita corregirse. Y, quienes defienden esta tendencia la ven como parte de un movimiento mayor que promueve el fin de los mandatos de belleza unificados. Algunas feministas y activistas por la libre elección estética celebran que cada vez más mujeres se animen a mostrarse tal como son, sin adaptarse a estándares externos.
Sin embargo, la tendencia también tiene detractoras. Para muchas mujeres, el bigote sigue siendo un motivo de inseguridad o incomodidad estética, y sostienen que elegir depilarse no las hace menos empoderadas.
Desde este punto de vista, la libertad está en poder elegir -no en imponer una estética contraria a la dominante solo por romper con la norma. Además, hay quienes critican que esta tendencia aún está muy ligada a ciertos círculos urbanos y progresistas, y que no todas las mujeres pueden mostrarse con vello facial sin sufrir burlas, rechazo o discriminación, especialmente en contextos laborales o conservadores.
Más allá de modas pasajeras, el bigote femenino se instala como tema de conversación, de elección personal y de expresión social. Pero no hay dudas de que este debate nos obliga a revisar qué ideas seguimos asociando con la belleza, la femineidad y la libertad.