El género del terror es uno de los mejor materializados en el cine japonés. Tiene algo oscuro e inquietante que trasciende la lógica con una sutileza que difícilmente pueda emular el tiro efectista y certero del golpe de sonido en los films hollywoodenses.
“La música del terremoto” (Earthquake Bird, por su nombre en inglés) es un thriller atrapante desde el primer momento, pese a la ceremoniosa narrativa, en la que se destaca por sobre todo, el buen gusto de los planos, la fotografía, la magnificencia de las locaciones, las escenas sombrías y lo no dicho que es, justamente, donde se desarrolla la trama.
De una exquisitez narrativa al estilo Relato de una Gheisha o La casa de las dagas voladoras y con la oscuridad terrorífica de The Grudge, Wash Westmoreland, a cargo del guión y dirección, combina magistralmente ambos estilos, gracias a la impecable adaptación de la novela homónima de Susanna Jones, capturando su esencia y disponiéndolos en un film asombroso, bello e inquietante.
Ambientada en 1989, la historia comienza con la foto de una chica desaparecida, expuesta en el subte en el que viaja Lucy (Alicia Vikander) hacia su trabajo. Esta joven vive en Tokio desde hace diez años donde se dedica al traductorado de inglés. La desaparecida es su amiga. Minutos más tarde, la policía lleva a Lucy al destacamento para un interrogatorio, mediante el cual comienza el relato de los hechos que precedieron a la desaparición de la joven.
Unos pocos amigos europeos con los que tiene cierto contacto, le presentan a una chica recién llegada de nombre Lily Bridges (Riley Keough). La joven representa todo aquello que se posiciona en las antípodas de la rigurosidad japonesa, sin embargo rápidamente entablan una relación de amistad.
Por su parte Lucy, solitaria y silenciosa, parece muy adaptada a la cultura nipona. Excepto por sus rasgos, se podría pensar que se trata de persona nacida y criada en ese país.
La amistad entre las dos mujeres comienza a crecer y complicarse a la par. La recién llegada muestra algunas actitudes con el novio de Lucy, Teiji (Naoki Kobayashi), que ponen en duda sus verdaderas intenciones. El novio de Lucy, -un fotógrafo aficionado que trabaja como cocinero en un restaurante) por su parte, tiene reacciones ambiguas provocando los celos de su novia.
Más allá de la historia de amor, el suspenso que imprime la desaparición de Lily y las posibles implicancias que esto podría tener en la vida de Lucy, son el hilo conductor que generan atención e inquietud a la vez.
Con la dirección ejecutiva de Ridley Scott, la película tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Londres el 10 de octubre de 2019. Fue lanzada en cines el 1 de noviembre de 2019, en un estreno limitado, antes de su transmisión digital el 15 de noviembre de 2019 a través de Netflix.
Si la intención es introducirse en una trama de suspenso sostenido, de atmósfera densa y paisajes extraordinarios, donde los pequeños gestos hablan dicen más que las palabras, y donde cada diálogo es fundamental a la historia, es la película indicada. El tráiler no le hace justicia.
La música del terremoto. 2019. Estados Unidos. Dirigida por: Wash Westmoreland Protagonizada por Alicia Vikander, Riley Keough, Naoki Kobayashi, Jack Huston, Crystal Kay, Yoshiko Sakuma, Kiki Sukezane, Ken Yamamura, Kazuhiro Muroyama. Género: Thriller psicológico. Romance. Disponible en Netflix. Nuestra opinión: Excelente.