Luego de dos años desde su último disco, uno de nuestros grandes músicos volverá al ruedo para traer su nuevo EP “Ayna”, un trabajo solista que contará con cinco canciones entre las cuales se encuentra el primer corte promoción que lleva el mismo nombre.
Con una amplia trayectoria donde José Quiroga ha indagado en su estilo y preferencias musicales, su nuevo trabajo tendrá una base latinoamericana combinando diferentes estilos e instrumentos de nuestra tierra.
Trabajando en estas nuevas composiciones desde hace ya un tiempo, a finales de 2019 y principios de 2020 el EP quedó grabado. Una parte fue elaborada en su estudio personal y el trabajo más fino lo desarrolló en Espejo de Agua, el estudio de Víctor Silione.
Si bien el estilo de José busca transmitir sentimientos a través de sus canciones, con Ayna pasa algo particular. Fue producto de una serie de situaciones que el artista necesitaba expresar a modo de catarsis y que plasmó en estos cinco temas. “Es muy ancestral, y refleja lo que habita en mí, y me conmueve de forma gratificante, desde lo humano, desde Latinoamérica, me siento muy reflejado y cómodo”, expresa el artista.
-El nombre que elegiste dice mucho…
- “Ayna” quiere decir enemigo, en este tiempo he estado viendo enemigos. No personas sino la injusticia, la desigualdad, el maltrato hacia la mujer y la naturaleza. Es increíble cómo estamos destrozando el planeta, da miedo. Ese es el enemigo, no es el demonio, no es una persona, somos todos y debemos darnos cuenta. Pero el peor enemigo que hay es la injusticia.
Y para representarlo en una canción no fue necesario ponerle letra, la música es subjetiva y la instrumental es más subjetiva aún. Recomiendo que escuchen ‘Ayna’ con auriculares y se van a pegar un flor de viaje, si lo escuchás hay un mensaje en medio de la canción donde aparecen voces gritando desesperadas como la humanidad, así lo volqué yo.
-Una especie de catarsis...
- La música es así, esto se lo voy a robar a un artista pero en inglés se escribe “play music”, tocar música; pero ‘play’ también es jugar y yo creo que es eso también, estás jugando todo el tiempo con la música.
-¿A qué te referís cuando planteás que este disco es ‘algo que necesitabas sacar’?
- No es un mensaje contestatario, yo no hago música así, sino que creo que a todos los artistas nos ha tocado vivir un momento donde nos rompen las pelotas muchas cosas. Igualmente el mensaje es hermoso, hay una zamba que habla de algún punto de mi vida, la canción “Entiendo” también, otra canción es “Tierra Sur” donde le canto a todo, bastante general.
-Hace algunos meses está listo ese trabajo, ¿cómo fue el desarrollo del EP?
- Se viene gestando hace menos de un año en mi Home Studio, entre idas y venidas porque me gusta que sea una especie de laboratorio cada canción, no sé si por el tiempo que llevo en la música o mi autoexigencia (ríe). Me gusta escuchar cada canción, voy, vengo, no me gusta y la descarto, empiezo de nuevo, que suene mi sonido, que me quede bien y vaya conmigo, todo eso es muy de laboratorio. Me tomo ese tiempo porque quiero que tenga ese jugo, que sea artístico, que el sonido sea orgánico, que tenga una identificación y argumento.
-¿Qué pasa con esas canciones que no van a ningún disco, las utilizás?
- Las utilizo como prueba y error, creo que también es una cuestión de ver qué vuelco en la canción, qué tengo adentro, uno va mucho adentro cuando hace música. El arte que está bueno inspira, es artístico; no hace falta que sea complejo ni virtuoso, puede ser algo muy sencillo pero inspira. Hay una “Zamba de la vida” que la hice para un concurso, cuando la terminé dije ‘esto no es para ningún concurso, esto queda acá’.
-¿Qué podés contar del álbum que no hayan tenido tus antiguos trabajos?
- He vuelto a mis raíces, es música latinoamericana del altiplano, sonidos ancestrales, quena, charango, sicus. “Ayna” no es porque tenga que citar una palabra huarpe milcayac; en quechua que es el altiplano, “Ayne” tiene un significado similar. Un estilo latinoamericano mezclado con otros estilos, con sonidos arabescos, de flamenco, hay una fusión dando vuelta ahí.
Víctor Silione, Pablo Quiroga y Omar Duarte son personas que me han acompañado desde hace mucho y me han estado apoyando desde hace mucho tiempo. La verdad es que he ido mutando. Mi primer disco lo produjo el “Fana” Martínez y en algún punto él me dijo sin que me diera cuenta ‘anda para acá que te queda bien’, volví al lugar que él me quiso decir. Él y Pablo Quiroga, que ha tocado la batería en todas mis canciones y el fino de este trabajo lo ha hecho él.
-La dedicatoria del disco está dirigida al “Fana” Martínez, ¿tenían una relación cercana?
- Hay una amistad fraternal ahí porque la amistad musical es sensible, es como un gran océano donde estamos todos e invitamos a todos a sumergirse. La música es algo precioso, yo creo que todos deberían hacer música y es algo que pasa por un lugar espiritual. No pasa por hacerlo bien, sino por lo que te deja. La música todo el tiempo te da amor, se muere una persona que ha estado compartiendo con vos y se va eso, aunque queda presente todo el tiempo. De hecho no lo veía por meses y lo tenía tan presente como todos los días, las cosas espirituales uno no sabe cómo explicarlas.
-¿Por qué decidiste presentar el EP en cuarentena?
- Me parece que es un buen momento, es estratégico porque se va a poder disfrutar más e ir sacándolo de a poco está bueno porque nunca lo terminás, le da misticismo y lo disfrutás más. En un mes sacaremos dos canciones más.
-¿Hay planes de algo por streaming?
- Sí, sí, hay planes de armar un ensamble con artistas de Mendoza, esto es una primicia (ríe). Me encanta tocar solo pero con una banda es buenísimo. No quiero tocar más solo. Se viene una sorpresa bonita.