Indio Leiva: los secretos de la cámara al servicio del folclore

Mendocino por adopción, es director de fotografía de “El Nombrador”, documental que estrena el jueves en Cine.ar. En él se rescata la vida y obra de Daniel Toro, una leyenda viva.

Indio Leiva: los secretos de la cámara al servicio del folclore
El fotógrafo mendocino es parte del filme "El Nombrador".

El próximo jueves 29 de julio se estrena por la plataforma Cine.ar el documental “El Nombrador”. Dirigido por Silvia Majul, es un registro necesario que se debía a la música folclórica y popular argentina.

En el filme se recorre la vida y obra del artista salteño Daniel Toro, leyenda viviente del folclore, creador de “Zamba para olvidarte”, “Mi mariposa triste” y “El Antigal”, entre algunas de sus canciones más populares. Con sensibilidad histórica, el documental musical traza un fiel retrato del cantor, admirado por folcloristas y músicos en general, que a lo largo de los años rejuvenecen sus canciones.

La cinta, que estará disponible en la plataforma durante ocho semanas por un costo de $90, cuenta con material inédito de Miguel Abuelo cantando folclore, un registro exclusivo de Daniel Toro en el Festival de Cosquín de los ’60 y lo que representó su llegada al encuentro nacional. Además de grabaciones exclusivas y el testimonios de Julio Fontana, Mario Arce, Marcelo Simón, Carlos Pollice, Sergio Castro, Emiliana Merino, José Ceña y artistas de renombre como Teresa Parodi, Víctor Heredia, Abel Pintos, Diego Torres, Ricardo Mollo, Nadia Larcher, Los Carabajal, Samir Petrocelli, Belén Jaramillo y Franco Ramírez.

El rodaje fue realizado entre enero y marzo de 2020, en la provincia de Salta, Córdoba, Salta y Buenos Aires y la participación de Daniela Toro, hija del artista y también cantante, como productora musical del filme y quien en primera persona recopila el testimonio de artistas y hacedores culturales que fueron parte de la vida del legendario folclorista. También participaron los otros hijos músicos de Daniel Toro: Claudio, Facundo, Carlos y Miguel.

Dentro del equipo de trabajo del documental, el realizador audiovisual Indio Leiva, catamarqueño y mendocino por adopción es el encargado de la dirección de fotografía de la cinta. Con un amplio derrotero en la industria, el hacedor nuevamente conforma el equipo de una producción nacional.

En pleno rodaje Leiva junto a la directora Silvia Majul.
En pleno rodaje Leiva junto a la directora Silvia Majul.

Este filme es un cariño a Daniel, es una leyenda viviente del folclore y la música popular. Incluso gente que no escucha folclore, alguna canción escuchó de él. Y es uno de los últimos cancioneros latinoamericanos que nos queda”, resalta Leiva.

En esta producción, puso su experiencia al servicio de la creatividad, generando un clima cercano y amigable, sin perder de vista el dato duro y aportando una imagen sensible más allá de los archivos, que entran como hilo conductor de la trama.

“El filme tiene algunas escenas de ficción que van hilando la narración, pero son fragmentos muy pequeños. El documental tiene eso de generar una situación para contar algo puntual. En cambio, un filme de ficción es más complejo, pero tenés otros tiempos para desarrollarlo y más recursos, cosa que cambia en un documental. Pero a la vez tenés el desafío de que no conocés el lugar y debés resolver el trabajo de la mejor manera y lo más natural posible, con los recursos que siempre son menores que en largometraje de ficción. En el documental hay un escenario natural y una decisión de cómo encararlo y contar esa historia”.

-En el sentido técnico, el avance tecnológico ayuda un montón en la dirección fotográfica.

-Hasta no hace mucho se filmaba con material fílmico, con cierta rigurosidad técnica, con un proceso de revelado que no veías inmediatamente. Primero pasaba a un laboratorio y luego veías el tránsfer. Y con el paso del analógico al digital el cambio fue enorme, y lo que genera la tecnología es que con poco recurso económico tenés acceso a cámaras que te brindan un montón de herramientas que hacen a la realización profesional. Es la democratización de la tecnología.

El documental fue filmando entre febrero y marzo del 2020 y Leiva fue el encargado del registro.
El documental fue filmando entre febrero y marzo del 2020 y Leiva fue el encargado del registro.

Un momento bisagra para la industria

En la última década, Mendoza fue ganando lugar en la industria audiovisual y hoy es uno de los polos más elegidos y buscados del país. Incluso la pandemia permitió otro tipo de apertura, no solo para grandes producciones que estaban acostumbradas a hacerse en Capital Federal, sino para que se genere un intercambio directo entre los profesionales de las diferentes regiones del país.

“Esto de descentralizar la industria viene sucediendo hace tiempo, con las leyes de fomento los concursos comenzaron a ser regionales. Y eso generó espacios en el resto de las provincias que antes eran impensados. Además provoca la necesidad de generar producciones y que regionalmente siempre produjo muchos materiales que superaron la instancia regional. Claro que no llega al nivel de Capital Federal, pero tanto Mendoza, Córdoba y Rosario son los puntos más grandes de la industria fuera de capital”, resalta el realizador.

La cantidad de puestos de trabajo, sumado a la profesionalización del sector, formando técnicos, guionistas y hasta los propios actores permite una apertura con el nivel que requiere la industria.

Al contrario de lo que sucedió en el resto del país, la puesta en marcha temprana de un protocolo de rodaje que permita continuar trabajando trajo aparejado que grandes producciones de la industria publicitaria y de ficción se realizaran en locaciones locales. Y eso permitió que se tenga en cuenta el potencial local audiovisual.

“En este contexto han surgido oportunidades de coproducción. La pandemia provoca que no nos podamos mover tan fácil y eso genera otro contacto más cercano. El año pasado en plena pandemia llegó mucha producción de publicidad. Como no se podía filmar en Capital y otros lugares porque estaba cerrado, Mendoza fue la primera provincia que tuvo protocolo de rodaje. Entonces comenzaron a venir producciones grandes de publicidades que antes se hacían en Buenos Aires, con parte del equipo de afuera, pero también con profesionales de acá. La verdad fue histórico que en medio de la pandemia haya tanto trabajo y a ese nivel. Mendoza ya es un polo audiovisual, y que ocurran esas posibilidades asientan la idea de que acá se puede trabajar bien”.

Un caso emblemático que sucedió en este contexto es la película de la Vendimia. Ante la imposibilidad de realizar espectáculos masivos, se generó un producto distinto, que marcó un antes y un después, no solo en lo cultural. “Con ella se generó un nuevo formato de lo que es la Vendimia y mucho trabajo. Por momentos éramos cien personas en el set, algo histórico para el sector local, porque nunca hubo un proyecto de tal envergadura”, finaliza Leiva.

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