Gladys Ravalle: la “madre” del teatro mendocino

Fundó las salas más importantes de la provincia, formó a artistas de todo tipo y se convirtió en toda una leyenda del teatro. Falleció a los 79 años y sus allegados la recuerdan con gran amor.

Gladys Ravalle: la “madre” del teatro mendocino
La madre del teatro mendocino falleció en la mañana de ayer. Sus seres queridos y allegados la despidieron anoche en un acto célebre.

El sábado por la mañana comenzó con un gusto agrio. El 29 de enero de 2022 amaneció con sus primeros rayos de luz y la noticia de que Gladys Ravalle había fallecido comenzó a expandirse. A sus 79 años, la figura teatral y cultural de la provincia se despidió con su último aliento.

Fue a principios de los ‘60 cuando pisó por primera vez un escenario, aunque en aquel momento, no sabía que nunca volvería a bajarse. Con cada paso, con cada enseñanza, con cada obra, Gladys fue convirtiéndose en una de las figuras más importantes del teatro mendocino.

La provincia despide a una de las referentes del teatro combativo, aquel que logró salir a flote después de la dictadura, enfrentando todo tipo de cambios políticos, sociales y culturales.

No fue coincidencia. Como una especie de despedida o señal del destino, la Fiesta Provincial del Teatro desarrollaba sus últimos shows en el día de su fallecimiento.

Mendoza 30 de diciembre de 2016 Vecinos Gladys Ravalle

Entrevista a Gladys Ravalle para la sección Vecinos. 

Foto: Marcelo Rolland / Los Andes
Mendoza 30 de diciembre de 2016 Vecinos Gladys Ravalle Entrevista a Gladys Ravalle para la sección Vecinos. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

En una emotiva ceremonia, sus allegados la despidieron en la tarde de ayer en la Enkosala Teatro. El aplauso, la danza, el canto, los instrumentos se hicieron presentes, donde no había lugar para la tristeza; que se veía opacada por la gratitud y el agradecimiento de tantos a quienes quiso, formó y acompañó.

Gladys Ravalle dejó un hueco enorme en el teatro mendocino y argentino. Ahora, sus enseñanzas quedarán plasmadas en todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla y aprender de la “madre” del teatro provincial. Su voz resonará en cada rincón de las salas mendocinas, así como permanecerá marcado a fuego en la vida de todos aquellos que la tomaron como su gran maestra.

Gladys Ravalle: un recorrido por su vida

“El teatro llegó jugando a mi vida”, dijo hace tiempo en una entrevista. Y aunque parece poético, es completamente real. Su carrera comenzó en el patio de su casa, jugando al teatro en la Unión Vecinal de aquel barrio de su infancia. “Un amante que no me dejó nunca”, remarcó allá por 2014 en una entrevista con Patricia Slukich.

Era apenas una niña cuando comenzó a transitar el oficio. Más de 60 años de carrera le depararía en el futuro, en un camino artístico que jamás le permitió sentirse sola.

Su debut en las tablas fue el 8 de julio de 1961. Con 18 años, Gladys decidió llevar ese juego a la profesión, y jamás pudo soltarlo. Junto a su pareja, el inolvidable director de teatro Cristóbal Arnold, dieron identidad a la cultura de Mendoza.

Fue una referente del teatro de trinchera, representando a toda una generación marcada por la dictadura y los movimientos socio-políticos.
Fue una referente del teatro de trinchera, representando a toda una generación marcada por la dictadura y los movimientos socio-políticos.

Ambos marcaron un hito en la historia del teatro de la provincia. Gladys estudió en el colegio de Bellas Artes, vivió en Alemania, estudió el método de Bertolt Brecht; lo que generó un cambio significativo en su manera de hacer y ver el teatro.

Fundó más de 14 salas en la provincia, incluido el Joven Teatro Goethe. De él salieron muchísimos actores y directores, entre ellos, Juan Comotti (su hijo), Alicia Casares, Diana Wol, Dario Anís, Marcelo Lacerna, Víctor Arrojo, Sandra Viggiani, Pablo Flores, Miguel Calderón, Gustavo Casanova, entre muchos más.

Gladys resistió a la época de la dictadura y a lo que llaman “el exilio interno”. La gente comenzó a abandonar las ciudades, los teatros fueron ultrajados, violentados, incendiados. Los hacedores teatrales eran perseguidos por los militares.

En algún momento, contó que su relación con la milicia fue de sufrimiento, porque siempre realizaron teatro de trinchera, con ideas definidas y que eso incomodaba a los que habían tomado el poder a la fuerza.

“Ella siempre estuvo en el sentido de conjugar un verbo que es el ‘nosotros’, y estuvo en la lucha de la verdad y la justicia. Fue una madre más de todas las que conocemos soñando con una patria grande, enseñando que los ideales valen la pena seguirlos a pesar de que parezcan utopías. Espero que pase a formar parte así en el cielo como en su amada madre tierra”, dijo emotivo Juan Comotti.
“Ella siempre estuvo en el sentido de conjugar un verbo que es el ‘nosotros’, y estuvo en la lucha de la verdad y la justicia. Fue una madre más de todas las que conocemos soñando con una patria grande, enseñando que los ideales valen la pena seguirlos a pesar de que parezcan utopías. Espero que pase a formar parte así en el cielo como en su amada madre tierra”, dijo emotivo Juan Comotti.

“Te queda adentro un miedo terrible, ese miedo hace un olor. Del miedo que teníamos no necesitábamos que nos amenacen, y sabíamos que desaparecían compañeros. Nuestra herramienta era el teatro, como defensa, como grito, incluso para sentir que estás vivo. Nosotros fuimos perseguidos porque utilizamos la palabra, porque es una herramienta peligrosa”, dijo ella en 2014.

En aquella época de la dictadura no podría trabajar como actriz, estaba en la lista negra de los medios y ni siquiera podía postularse para enseñar. Sin embargo, jamás bajó los brazos.

Fue en ese momento que resultó ser toda una luchadora a favor de sus derechos, de su palabra y del acto. “Ella sembró un teatro de arte, de grupo, comprometido con lo social. Fue todo lo que un artista quisiera lograr, ser un espejo de su época. Si había una tarea en la década final de los ‘70 fue reorientar a una generación, refundar un país, y encararon ese rol compañeros como Gladys”, contó Víctor Arrojo a Los Andes cuando conversamos con él, horas después de recibir la noticia.

Ernesto Suárez fue su compañero en las tablas en más de una oportunidad.
Ernesto Suárez fue su compañero en las tablas en más de una oportunidad.

Conoció a Cristóbal Arnold, su gran amor y por quien admitió, en varias oportunidades, que permaneció en el teatro. Él la dejaba crecer, como artista y como mujer, cuando ambos se convirtieron en padres de Juan Comotti, quien más tarde también se dedicaría al universo de las tablas.

Participó en más de 100 obras, fundó incontables salas, formó artistas de todas las edades y géneros, marcó a toda una generación. Fue una joya del teatro mendocino y nacional, recorrió mentes y corazones de cada uno de los que la conocieron. Hoy, más que una despedida, es un hasta pronto.

Sus allegados la recuerdan

El dolor y la alegría, ambas caras de una misma moneda, se escuchan reflejados en la voz de Juan Comotti. El actor y hacedor teatral recordó a su madre como la gurú de su vida, como aquella alma que le enseñó y lo guió, no sólo en su profesión y pasión, sino en la vida misma.

“Mi mamá es la persona que me dijo que yo la elegí para compartir su camino, me enseñó a amar la vida y esa es una de las razones que me da fuerzas para seguir”, expresó emocionado el director.

“Fuimos muy unidos y ella me marcó el camino artístico, fue muy buena madre. Siempre con mucho amor, con mucho cariño, enseñándome el arte de colaborar con los demás. La voy a llevar siempre en mi corazón, creo que todos van a llevarla en su corazón, recordándola con alegría, como una fiesta, con sonrisas, angelitos, bailes, actuaciones de compromiso,… Mi mamá me enseñó, en resumidas cuentas, el significado de la poesía”.

Con un deseo que la llevará a la gloria, el actor expresa su anhelo de recordarla con amor y alegría, rodeando su memoria de todos aquellos condimentos que aportaba a la cotidianeidad de cada uno de los que la conocían.

Ultimo adios a la querida actriz  Gladys Ravalle
Foto: Mariana Villa / Los Andes
Ultimo adios a la querida actriz Gladys Ravalle Foto: Mariana Villa / Los Andes

“Que suenen todas las campanas, que se impregne todo de olor rico de comidas, que se llene el cielo de los colores de la Wiphala, que todo se transforme en canción para ella”, dice Juan Comotti.

“Ella siempre estuvo en el sentido de conjugar un verbo que es el ‘nosotros’, y estuvo en la lucha de la verdad y la justicia. Fue una madre más de todas las que conocemos soñando con una patria grande, enseñando que los ideales valen la pena seguirlos a pesar de que parezcan utopías. Espero que pase a formar parte así en el cielo como en su amada madre tierra”.

Por su parte, Víctor Arrojo y Sandra Viggiani también recordaron su relación con Gladys, su maestra, su “madre” en el teatro. Una amiga incondicional, que más allá de formarlos en lo profesional, los formó como personas.

Sandra la recuerda emotiva. Cada mañana, el mensaje de buenos días se hacía presente, mientras que cada noche la despedida la acompañaba a descansar. “Ella, además de los buenos días, me mandaba mil memes como era ella, reflexivos, humorísticos, de música”, recuerda la actriz, quien formó parte de la generación de artistas del Joven Teatro Goethe.

Ultimo adios a la querida actriz  Gladys Ravalle
Foto: Mariana Villa / Los Andes
Ultimo adios a la querida actriz Gladys Ravalle Foto: Mariana Villa / Los Andes

“Gladys para mí fue… Después de 19 años de entrar al Goethe a hacer teatro, ella me abrió el mundo. No solo el teatral, me abrió el mundo y me enseñó a ver la realidad desde diferentes puntos de vista. Ahí no sólo la encontré a ella, a la mamá, al teatro, a la profesión, sino también al amor con Víctor y a nuestros hermanos de la vida con los cuales hasta hoy caminamos”, dice la actriz.

Con emoción en su voz y recuerdos que pasan por su cabeza mientras las palabras salen de su boca, Sandra mantiene aquellos momentos vigentes. “El teatro es transformador y ella era transformadora”, insiste. “Ella significó tanto para nosotros, cuando estabas triste, estabas alegre, te enamorabas o lo que fuera, pasabas a tomarte unos mates con la mami Gladys”.

Por su parte, Víctor la recuerda como todo un ícono del teatro de su época, quien enseñó más allá de lo puramente teatral. “Más allá de lo afectivo, pienso que lo maravilloso fue que ella representó una pintura de su época. Se hizo cargo de su época, y eso no es poca cosa. Ella fue la década de los ‘80 hecha persona. Su lucha contra la dictadura, su lucha por la reivindicación de la mujer, su lucha por el amor libre…”.

Gladys Ravalle, referente del teatro local.
Gladys Ravalle, referente del teatro local.

El referente del teatro insiste en que, además de lo profesional, su más grande enseñanza fue la pasión por la vida. Mientras que Sandra insiste en que fue otra su herencia de la teatrista.

“Su didáctica de formación actor-persona como decía ella, nos caló tan hondo y nos dejó una marca que, si hay algo que podemos transmitir, es la ética con la que abordamos nuestro trabajo. Esa ética, cualquiera sea el rol, es el legado que nos dejó y el que nosotros quisiéramos dejar a las nuevas generaciones”.

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